Raúl García Cuervo preguntó:
En ocasiones no es necesario el desdoblamiento de género. En la designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Por ejemplo, en un enunciado como Los niños llegaron temprano a clase, los niños se refiere tanto a los a niños como a las niñas.
La Nueva gramática de la lengua española (2009) explica que existe una tendencia reciente, y variable según los países, a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros: ej. A todos los vecinos y vecinas; La voluntad de los peruanos y peruanas.
Esta doble mención se ha hecho general en ciertos usos vocativos en los que el desdoblamiento se interpreta como señal de cortesía: ej. señoras y señores; damas y caballeros. Sin embargo, la Nueva gramática sugiere que no se use el circunloquio cuando el empleo del género no marcado (masculino) es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo.
En aquellos casos especiales en los que el contexto podría ser ambiguo reconoce que este desdoblamiento es aceptado. Por ejemplo, en un enunciado como Todos los cubanos pueden entrar al ejército, sería necesario decir todos los cubanos y todas las cubanas, pues es sabido que hasta hace pocos años el ejército era (y para algunos, sigue siendo) una profesión de hombres; y realmente lo se quiere decir es que tanto hombres como mujeres pueden entrar al ejército.
Referido al tema también hay que decir que desde la década del 70 del pasado siglo emergieron en las ciencias sociales, particularmente en la lingüística, las preocupaciones por la representación en el discurso de las desigualdades entre mujeres y hombres y por la presencia de las normas masculinas como normas generales para la sociedad y el lenguaje.
Como resultado de esos cuestionamientos, surgió el concepto de sexismo lingüístico: fenómeno lingüístico que se caracteriza por la presencia en el discurso de mecanismos que reproducen desigualdades entre mujeres y hombres.
Desde esta perspectiva el uso del masculino genérico es una clara expresión de discriminación e invisibilización de la figura femenina en el discurso, de ahí que se propongan fórmulas desdobladas, como los niños y las niñas, los combatientes y las combatientes, para combatirlo.
Este fenómeno ha dado lugar a que varias universidades y organizaciones elaboren guías de lenguaje no sexista, en las que es común encontrar como sugerencia la sustitución del uso del masculino genérico por fórmulas desdobladas como las mencionadas.
En este sentido, los medios de comunicación se han hecho eco de esta tendencia y es por ello que escuchamos con frecuencia esas fórmulas desdobladas en la radio y la televisión nacionales.
Como se puede apreciar, este es un tema que no está aun concluido y que es extremadamente polémico ya que no solo tiene que ver con la lengua misma sino también con un problema social de vital importancia y alta complejidad: la discriminación de género. (Depto. Lingüística, ILL)
Jesus preguntó:
En ocasiones no es necesario el desdoblamiento de género. En la designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Por ejemplo, en un enunciado como Los niños llegaron temprano a clase, los niños se refiere tanto a los a niños como a las niñas. La Nueva gramática de la lengua española (2009) explica que existe una tendencia reciente, y variable según los países, a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros: ej. A todos los vecinos y vecinas; La voluntad de los peruanos y peruanas. Esta doble mención se ha hecho general en ciertos usos vocativos en los que el desdoblamiento se interpreta como señal de cortesía: ej. señoras y señores; damas y caballeros.
Sin embargo, la Nueva gramática sugiere que no se use el circunloquio cuando el empleo del género no marcado (masculino) es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo. En aquellos casos especiales en los que el contexto podría ser ambiguo reconoce que este desdoblamiento es aceptado. Por ejemplo, en un enunciado como Todos los cubanos pueden entrar al ejército, sería necesario decir todos los cubanos y todas las cubanas, pues es sabido que hasta hace pocos años el ejército era (y para algunos, sigue siendo) una profesión de hombres; y realmente lo se quiere decir es que tanto hombres como mujeres pueden entrar al ejército. Referido al tema también hay que decir que desde la década del 70 del pasado siglo emergieron en las ciencias sociales, particularmente en la lingüística, las preocupaciones por la representación en el discurso de las desigualdades entre mujeres y hombres y por la presencia de las normas masculinas como normas generales para la sociedad y el lenguaje. Como resultado de esos cuestionamientos, surgió el concepto de sexismo lingüístico: fenómeno lingüístico que se caracteriza por la presencia en el discurso de mecanismos que reproducen desigualdades entre mujeres y hombres. Desde esta perspectiva el uso del masculino genérico es una clara expresión de discriminación e invisibilización de la figura femenina en el discurso, de ahí que se propongan fórmulas desdobladas, como los niños y las niñas, los combatientes y las combatientes, para combatirlo. Este fenómeno ha dado lugar a que varias universidades y organizaciones elaboren guías de lenguaje no sexista, en las que es común encontrar como sugerencia la sustitución del uso del masculino genérico por fórmulas desdobladas como las mencionadas. En este sentido, los medios de comunicación se han hecho eco de esta tendencia y es por ello que escuchamos con frecuencia esas fórmulas desdobladas en la radio y la televisión nacionales. Como se puede apreciar, este es un tema que no está aun concluido y que es extremadamente polémico ya que no solo tiene que ver con la lengua misma sino también con un problema social de vital importancia y alta complejidad: la discriminación de género. (Depto. Lingüística, ILL)
Jenrry preguntó:
En ocasiones no es necesario el desdoblamiento de género. En la designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Por ejemplo, en un enunciado como Los niños llegaron temprano a clase, los niños se refiere tanto a los a niños como a las niñas. La Nueva gramática de la lengua española (2009) explica que existe una tendencia reciente, y variable según los países, a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros: ej. A todos los vecinos y vecinas; La voluntad de los peruanos y peruanas. Esta doble mención se ha hecho general en ciertos usos vocativos en los que el desdoblamiento se interpreta como señal de cortesía: ej. señoras y señores; damas y caballeros. Sin embargo, la Nueva gramática sugiere que no se use el circunloquio cuando el empleo del género no marcado (masculino) es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo. En aquellos casos especiales en los que el contexto podría ser ambiguo reconoce que este desdoblamiento es aceptado. Por ejemplo, en un enunciado como Todos los cubanos pueden entrar al ejército, sería necesario decir todos los cubanos y todas las cubanas, pues es sabido que hasta hace pocos años el ejército era (y para algunos, sigue siendo) una profesión de hombres; y realmente lo que se quiere decir es que tanto hombres como mujeres pueden entrar al ejército. Referido al tema también hay que decir que desde la década del 70 del pasado siglo emergieron en las ciencias sociales, particularmente en la lingüística, las preocupaciones por la representación en el discurso de las desigualdades entre mujeres y hombres y por la presencia de las normas masculinas como normas generales para la sociedad y el lenguaje. Como resultado de esos cuestionamientos, surgió el concepto de sexismo lingüístico: fenómeno lingüístico que se caracteriza por la presencia en el discurso de mecanismos que reproducen desigualdades entre mujeres y hombres. Desde esta perspectiva el uso del masculino genérico es una clara expresión de discriminación e invisibilización de la figura femenina en el discurso, de ahí que se propongan fórmulas desdobladas, como los niños y las niñas, los combatientes y las combatientes, para combatirlo. Este fenómeno ha dado lugar a que varias universidades y organizaciones elaboren guías de lenguaje no sexista, en las que es común encontrar como sugerencia la sustitución del uso del masculino genérico por fórmulas desdobladas como las mencionadas. En este sentido, los medios de comunicación se han hecho eco de esta tendencia y es por ello que escuchamos con frecuencia esas fórmulas desdobladas en la radio y la televisión nacionales. (Depto. Lingüística, ILL)
roger preguntó:
El español tiene un esquema particular de negación, que combina el adverbio no con otros elementos que tienen también sentido negativo, en determinadas estructuras sintácticas. Voces como: nunca, jamás, tampoco, lnadie, nada, ninguno, y los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. Si estos elementos van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: ej. Nunca voy al teatro; Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré; Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría.
Pero si van pospuestos al verbo, este debe ir necesariamente precedido del adverbio no: ej. No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre.
La doble negación en la estructura no anula el sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza. (Depto. Lingüística, ILL)
Deniseh Hernandez preguntó:
Las dos frases son correctas. En la frase 'es mejor esto que no aquello', el adverbio de negación no presenta un valor expletivo, es decir, que se emplea para llenar la frase, para darle intensidad por lo que puede suprimirse sin que se altere el sentido del enunciado.
El Diccionario de panhispánico de dudas (2005) señala que este adverbio presenta valor expletivo en el siguiente caso: Detrás de la conjunción que, cuando esta introduce el segundo término de una comparación: ej. Es mejor reír que no llorar (de igual sentido que Es mejor reír que llorar).
El uso expletivo de no en este caso es especialmente frecuente cuando, de no interponer el adverbio, en la estructura comparativa confluirían dos que seguidos: Es mejor que vengas que no que te quedes sola (de igual sentido que Es mejor que vengas que que te quedes sola). (Depto. Lingüística, ILL)
Leodanys Guerrero preguntó:
El español tiene un esquema particular de negación, que combina el adverbio no con otros elementos que tienen también sentido negativo, en determinadas estructuras sintácticas. Voces como: nunca, jamás, tampoco, nadie, nada, ninguno, y los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. Si estos elementos van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: ej. Nunca voy al teatro; Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré; Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría. Pero si van pospuestos al verbo, este debe ir necesariamente precedido del adverbio no: ej. No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre. La doble negación en la estructura no anula el sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza. (Depto. Lingüística, ILL)
roger preguntó:
El español tiene un esquema particular de negación, que combina el adverbio no con otros elementos que tienen también sentido negativo, en determinadas estructuras sintácticas. Voces como: nunca, jamás, tampoco, lnadie, nada, ninguno, y los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. Si estos elementos van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: ej. Nunca voy al teatro; Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré; Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría.
Pero si van pospuestos al verbo, este debe ir necesariamente precedido del adverbio no: ej. No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre.
La doble negación en la estructura no anula el sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza. (Depto. Lingüística, ILL)
roger preguntó:
El español tiene un esquema particular de negación, que combina el adverbio no con otros elementos que tienen también sentido negativo, en determinadas estructuras sintácticas. Voces como: nunca, jamás, tampoco, lnadie, nada, ninguno, y los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. Si estos elementos van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: ej. Nunca voy al teatro; Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré; Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría.
Pero si van pospuestos al verbo, este debe ir necesariamente precedido del adverbio no: ej. No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre.
La doble negación en la estructura no anula el sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza. (Depto. Lingüística, ILL)
Brian preguntó:
La locución no obstante aparece definida por el Diccionario de la lengua española (RAE, 2001) de la siguiente manera: no obstante. loc. conjunt. Sin que estorbe ni perjudique para algo. El Diccionario panhispánico de dudas (RAE, 2001) sobre esta forma refiere: Esta locución tiene dos valores: a) Como locución adverbial, “a pesar de lo dicho, sin que lo expresado con anterioridad sirva de impedimento”. Equivale a sin embargo: «El trágico suceso tuvo, no obstante, sus visos irónicos» (Ferré Batalla [P. Rico 1993]). Puede ocupar varios lugares en la oración y suele escribirse aislada por comas del resto del enunciado. b) Como locución preposicional, “a pesar de”. Suele ir seguida de un sustantivo o un infinitivo: «Estos almuerzos, no obstante su regusto melancólico, jamás llegaban a poner a nadie incómodo» (Pombo Metro [Esp. 1990]); «No obstante tener un peso bastante superior al normal, era campeón en esas canchas» (Araya Luna [Chile 1982]). Cuando va seguida de infinitivo, este puede ir o no precedido del artículo, aunque lo normal es que no lo lleve: No obstante (el) tener... Es raro, pero admisible, que vaya seguida de una oración subordinada encabezada por que: «Los micronutrientes son vitales para las plantas, no obstante que la cantidad que absorben es pequeña» (López Torres Horticultura [Méx. 1994]); normalmente, en esos casos, suele preferirse el uso de a pesar de. No debe usarse seguida de la preposición de: «Se presentaron en mi contra testigos falsos y no obstante de conocerse este hecho se aceptó su declaración» (Excélsior [Méx.] 18.9.96); debió decirse no obstante conocerse este hecho. Las construcciones no obstante + a + sust y no obstante + sust son ampliamente empleadas y aparecen registrados sus usos en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA). (Dpto. de Lingüística, ILL)
Brian preguntó:
La locución no obstante aparece definida por el Diccionario de la lengua española (RAE, 2001) de la siguiente manera: no obstante. loc. conjunt. Sin que estorbe ni perjudique para algo. El Diccionario panhispánico de dudas (RAE, 2001) sobre esta forma refiere: Esta locución tiene dos valores: a) Como locución adverbial, “a pesar de lo dicho, sin que lo expresado con anterioridad sirva de impedimento”. Equivale a sin embargo: «El trágico suceso tuvo, no obstante, sus visos irónicos» (Ferré Batalla [P. Rico 1993]). Puede ocupar varios lugares en la oración y suele escribirse aislada por comas del resto del enunciado. b) Como locución preposicional, “a pesar de”. Suele ir seguida de un sustantivo o un infinitivo: «Estos almuerzos, no obstante su regusto melancólico, jamás llegaban a poner a nadie incómodo» (Pombo Metro [Esp. 1990]); «No obstante tener un peso bastante superior al normal, era campeón en esas canchas» (Araya Luna [Chile 1982]). Cuando va seguida de infinitivo, este puede ir o no precedido del artículo, aunque lo normal es que no lo lleve: No obstante (el) tener... Es raro, pero admisible, que vaya seguida de una oración subordinada encabezada por que: «Los micronutrientes son vitales para las plantas, no obstante que la cantidad que absorben es pequeña» (López Torres Horticultura [Méx. 1994]); normalmente, en esos casos, suele preferirse el uso de a pesar de. No debe usarse seguida de la preposición de: «Se presentaron en mi contra testigos falsos y no obstante de conocerse este hecho se aceptó su declaración» (Excélsior [Méx.] 18.9.96); debió decirse no obstante conocerse este hecho. Las construcciones no obstante + a + sust y no obstante + sust son ampliamente empleadas y aparecen registrados sus usos en el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA). (Dpto. de Lingüística, ILL)