Su mensaje me zarandeó, no lo esperaba. Fue un sábado, cuando el enigma de la tarde se enreda con los ruidos de la noche. Cuando, de vez en vez, comienzan a rondar los porfiados fantasmas de la añoranza, imposibles de exorcizar en la lejanía.
¿A quién no le gusta escuchar un poco de música? ¿Qué cubano no disfruta de lo lindo mientras tira su pasillo, o quién no se siente más motivado a realizar las tareas hogareñas acompañado por temas de su música preferida? Es que para alegrar el alma, el espíritu, bailar, disfrutar y entretenerse, no hay nada como un poco de melodía.
Desde hace más o menos diez años, existen en Miami programas de televisión en español que se dedican enteramente a criticar y difamar tanto a Cuba como a Venezuela. Desinformando a los televidentes por medio de la manipulación de las noticias, esos programas distorsionan la realidad de ambos países.
Entre lo moral, lo legal y lo legítimo se decide mucho de lo que aspira hoy la sociedad cubana. Emergiendo de una crisis que repercute en toda su estructura social e institucional, el país tiene ante sí el desafío de recomponer su tejido material y ético, su soporte simbólico.
«Gobernar no es más
Una frase basta para desatar el aluvión de enseñanzas: «Me siento cansada…», le digo. Y entonces es como si a mi abuela Cándida Rosa, que acaba de cumplir un siglo de existencia, se le despertaran todas las memorias: «Hay que estar atenta y en movimiento. La vida es eso», me recuerda ella para comenzar un diálogo que se repite cada vez que la provoco con algún desánimo.
Asusta. Pasan horas sumergidos en las guerras, disparando al contrario sin importar quien sea; conquistando mundos paralelos o derribando pueblos. Suelen ser a ratos héroes, a ratos villanos. La inocencia de sus pocos años no les deja percibir maldad tras esas pequeñas acciones que logran realizar con solo presionar las teclas de una computadora. Pero, algo dentro de ellos cambia, pues la influencia de esos «inofensivos» videojuegos puede, poco a poco, influir en su comportamiento.
El combate pugilístico no ha terminado, pues todo anuncia revancha para los inicios de 2014, y hasta el presidente Barack Obama reconoció que «aquí no hay ganadores», a poco de firmar el acuerdo logrado contra la soga que permitió detener el default o impago de la deuda de Estados Unidos, pero solo por este año, y también dio un respiro a miles de empleados del gobierno federal, que tras 16 días de paro obligatorio pudieron retornar el jueves 17 a sus labores habituales con la promesa de que se les pagará.
Todo sería muy simple por el camino más recto. Y más beneficioso para las dos partes: ganancias allá, ahorros acá. Pero el muro económico, comercial y financiero levantado por el Gobierno de Estados Unidos con una mezcla de resentimientos, rabia y otras «sustancias» retrógradas, obliga a Cuba a buscar en lejanos lares o con la ayuda de intermediarios lo que necesita para seguir, deportivamente hablando, en zona de strike.
Han sido 15 cumpleaños distintos. Llevan la marca de la reja, de la rutina de una prisión inmerecida, de la ausencia. Antonio Guerrero amaneció hoy a sus 55 años de vida. Otra vez no podrá besar a su madre, abrazar a sus hijos, bromear con sus sobrinos, darle en persona una tarea nueva a su hermana, hacer la fiestecita en casa, bailar…