No es precisamente en «Facilitonia», el paraíso de las cosas fáciles, creación imaginativa del narrador español Pedro Pablo Sacristán, donde se hacen y existen las revoluciones.
Cierto es que no sentimos el sonido característico de la bazuca, a diario, como en otras oportunidades en las que se despliega la campaña antivectorial. ¿Acaso eso significa que el control del mosquito, el dichoso Aedes Aegypti, ya no es importante? ¿Quién dijo eso? ¿Por qué si se realiza o no una acción que, a todas luces puede parecer la de mayor ofensiva hacia el vector, es la que puede condicionar el nivel de importancia que le otorgamos a las consecuencias de su presencia?
El intenso calor, en todo el mundo, vuelve a ser noticia y particularmente los incendios forestales en la Amazonía, que además de las grandiosas pérdidas materiales están cobrando vidas, a corto y a largo plazo, pues cada vez que se devasta un bosque, un pulmón verde del planeta, estamos acortando la existencia de todas las especies.
Nada mejor para hablar de Guillermo Cabrera Álvarez que sus propias palabras: «Mirar la vida de los hombres requiere siempre de una dosis enriquecida de imaginación, porque ni la palabra que evoca un recuerdo, ni el documento amarillo que testimonia un tiempo, bastan por sí mismos para recrear y traernos en toda su maravilla y dramatismo un trozo de lo real».
A la memoria de la doctora
Han pasado nueve años desde aquella sacudida nacional. Era el 7 de julio de 2013 y el «terremoto» ocurrió en el mismísimo Parlamento cubano, cuando Raúl se refirió valientemente a numerosos males que aquejan a nuestra sociedad. Habló sin tapujos de indisciplinas, vicios e ilegalidades, del «acrecentado deterioro de valores morales» y la pérdida de buenos modales o costumbres.
Tengo un amigo, no tan pequeño, que conocí gracias a un amigo gigante, que ya no está. A través del sempiterno caricaturista Tomás Rodríguez Zayas (Tomy) conocí personalmente a José Andrés Ordás Aguilera. Es posible que, si no digo que hablo del reconocido trovador Pepe Ordás, pocos sabrán de quién se trata. Pues bien, Tomy admiraba las canciones de Pepe y este, a su vez, la obra gráfica del hijo de Barajagua. Quizá por ello en casi todas las exposiciones de Tomy, o del dedeté, terminábamos descargando con el destacado cantautor.
Arianna ama hoy el Periodismo. Sus tres años estudiando la carrera lo confirman. En el actual curso académico, ninguna de sus compañeras sobrepasa los 21 años de edad; sin embargo, ella tiene 22 con menor suerte acumulada. Resulta que ese año de diferencia frenó un instante sus sueños, un período que significó el giro radical en su vida, pues Arianna se replanteó entonces el futuro profesional.
Siempre he pensado que antes del diluvio en la palangana terráquea, antes de que algún loco nuclear la líe para siempre o de que una espinilla solar nos fría sin remedio, una de las frases que salvaría en mi barca mortuoria sería aquella que el ocurrentísimo Juan Padrón puso en boca de uno de sus grandes personajes:
Efecto-reacción… ¡Qué clase de palabras! Habrá otras que al desmenuzarlas reflejen de similar manera tantísimos trances de la vida, pero este dúo pone a prueba la perspicacia, agilidad, resolución y el tener mucha confianza.