Y no sé a ustedes, pero a mí la serie final, que en definitiva concluyó en seis partidos con un sonado triunfo de los azules de l...
Lo que siguió es presumible. El cliente añadió que le parecía que la parte ancha del embudo siempre daba hacia el lado interno del mostrador. Tal vez —agregó— deba yo ahora revisar uno a uno los billetes que usted me devuelva… Ahí termina el cuento. Y no es la intención del columnista negarle a la cajera el derecho de defender los valores de la tienda e incluso de ella misma: si alguien le colara un billete falso, o roto, tendría ella que pagarlo. Si fuera al revés, sería el cliente el que pagaría los errores o el dolor ajenos.