Desde el 15 de julio, el pueblo cubano ha podido seguir, detalle a detalle, gracias a la radio y la televisión, las actuaciones de nuestros atletas en los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe, directamente desde Cartagena de Indias.
La noticia fue un arranque de ternura y piedad que tuvo ayer en Kuala Lumpur, capital de Malasia, la señorita Condoleezza Rice, la jefa de esa escuadra siempre al ataque que es la política exterior norteamericana.
CIERTO lector comenzaba a redactar una carta sobre mi nota titulada Un drama de Shakespeare, cuando decidió primeramente leer una respuesta en Acuse de recibo, donde un organismo explicaba la demora en instalar los servicios de agua y electricidad en viviendas recién construidas, y alegaba que el error se hallaba en haberlas declarado habitables antes de extenderles esos servicios básicos.
La publicidad nos rodea por todas partes —en la calle, en las revistas y periódicos— y nos fuerza a ser más consumidores que ciudadanos. Hoy todo se reduce a una cuestión de marketing. Una empresa de alimentos genéticamente modificados puede comprometer la salud de millones de personas. No tiene la menor importancia, si una buena maquinaria publicitaria es capaz de lograr que la marca sea bien aceptada entre los consumidores.
La indiferencia mundial ante el genocidio perpetrado por el gobierno israelí en Oriente Medio, primero en Gaza y ahora en Beirut y el sur del Líbano, es una elocuente prueba de la descomposición moral de los líderes del «mundo libre y las democracias occidentales». Toleran y apañan una masacre que, desde el punto de vista del derecho, hace retroceder a la humanidad casi cuatro mil años, a épocas anteriores al Código de Hammurabi —siglo XVIII antes de Cristo—- y en el que se estipulaba que sus leyes debían evitar que «el más fuerte oprimiese al débil» y garantizar que «la justicia acompañe a la viuda y al huérfano».
Si usted creía que una conflagración mundial a gran escala en este siglo era una idea propia de una profecía bíblica, de la ciencia ficción o de las novelas apocalípticas, piénselo de nuevo.
Jesucristo está considerado entre los primeros en argumentar el estado de necesidad, ese principio jurídico tan actual como controversial, mientras George W. Bush debería pasar a la historia como el primero por su «estado de necedad».
Acabo de apagar el televisor. Otra película sobre extraterrestres, sobre unos individuos que aterrizaron en medio de la noche en una autopista norteamericana, y provocaron que un chofer saliera de la vía hacia una cuneta. Aún medio inconscientes él, su esposa y su hijo, los extraños visitantes se los llevaron al interior de la nave e hicieron unos cuantos experimentos con ellos.
¿Cuánta sangre, sexo y horror debe exhibir una película de aventuras para ser digna de aparecer en el espacio vespertino de los sábados, en el Canal Educativo de nuestra televisión?
Llevo en mi lado izquierdo un crespón: estoy de duelo. Y por tanto esta columna también. Hace unos días supe que Marat Simón Pérez-Rolo había muerto el pasado 30 de junio. Marat era mi amigo. Recuerdo aquella tarde, quizá de 2001, en que vino a JR para conocerme personalmente. Nos tratábamos por carta. Pero a partir de ese momento, todo fue más íntimo, sincero…