Me permito con total libertad «agarrar» esas notas que son ya de todos. Al menos algunos versos, y dar mi versión, entrelazarlos, porque aun cuando descubrimos cada poema desde las cuerdas, en la voz de nuestro Silvio, muchos debemos lo que somos a varios de esos temas.
Su voz era el clamor sensible de una dama bien animada, de la mujer incesante que como pila recargable parecía renovar en las mañanas sus pasiones. Sus horas de cada día eran para mí, al principio, el sollozo, la resignación de tener que abandonar por vez primera a mis padres para quedarme con aquella «extraña» compañía.
El mayor riesgo de la sociedad cubana en sus circunstancias internas, influidas por las del mundo, podría abroquelarse a mi parecer en el miedo, el pesimismo o tal vez en la resignación, sensaciones todas que un psicólogo incluiría entre los «fantasmas del alma». Algunos podrían ofenderse ante este juicio, porque, dirían, cómo vamos a temer o a ser pesimistas o a resignarnos si nosotros hemos afrontado sin temblar, ni flaquear la hostilidad, las amenazas, las acciones subversivas de sucesivos Gobiernos estadounidenses.
Miami ha comenzado el 2011, política, social y criminalmente convulsionada. No termina un suceso y ya está empezando el otro. Existe por estos días, una dinámica casi imparable de noticias interesantes. Ya hay fecha para un referendo revocatorio. Tanto el alcalde del condado, Carlos Álvarez, como la comisionada Natacha Millán, tienen sus puestos al disparo de las urnas.
La posmoderna y tecnocrática humanidad está desafiada por un Estado «meñique» entre las montañas asiáticas. Dejó de medir el desarrollo según los vaivenes del producto interno bruto, para hacerlo con algo tan maravillosamente carnal y sensible como la felicidad bruta interna.
ALGÚN día, cuando se me vaya de la cabeza aquella foto desolada, yo quiero escribir de Polo Montañez. No porque se cumpla un aniversario de su fogonazo vital en tierra pinareña o porque vuelva en número exacto el golpe seco que le hundió las nubes, sino por escribir de Polo. Como si le enviara una carta conversada o un chisme en letras a un amigo viejo.
El comentario no es inédito ni escuchado al azar. En colas, ómnibus o conversaciones al paso, este periodista lo ha oído en varias ocasiones: «Mi jefe me ha dicho que pongamos el aire acondicionado del centro de trabajo ahora, para que luego no nos recorten más el plan en el verano».
Mi sobrino ya tiene un año y «chiva» lo mismo que el día en que su abuelo lo trajo del materno municipal en un taxi desvencijado. Lo mismo que cuando su mamá, mi hermana, bajó del taxi con cara de no haber dormido en siglos, con un bultico fuertemente abrazado y, al poner el primer pie en tierra y alzar la vista, estábamos todos bajo el umbral esperando desde muchas horas antes.
La fiscal que procesó a los Cinco cubanos en Miami, Caroline Heck-Miller, se negó a presentar cargos penales contra Luis Posada Carriles pese a una petición del Departamento de Seguridad, admitió hoy en Corte la fiscal Gina Garrett-Jackson. Respondiendo a las preguntas del abogado de Posada Carriles, la fiscal que dirigió el caso de asilo de Posada en el 2005 dijo que ella le pidió esto a Caroline Heck-Miller antes de proceder con la solicitud de asilo: “Le pedí a Heck-Miller que considerara procesar penalmente a Posada. Sin embargo, ella no estaba interesada en eso, y por tal motivo, yo dejé de pedírselo”.
Dos o tres veces se contó abreviada parte de su historia, que tuvo un viraje sorprendente aquel Día de Reyes. Él estaba desnudo, bañándose en una transparencia de río, cuando distinguió en el barranco las manos de uno de los ocho hermanos convertidas en bocina: «Oyeeee, dice papá que vayas ahora mismito a la casa».