Cada año nos pasa lo mismo: cuando más embullados estamos con el año, resulta que a este le entran los fatales calambres de diciembre y no se nos ocurre otra cosa que festejar su deceso con la presunción de que tras él vendrá uno mejor: nuevecito de paquete, venturoso, dichoso, vaya, esperanzador...
Tiene manos suaves que dominan el acero. Su mirada segura se sabe escolta de un sueño. Marcha al compás de una época. Saluda a la historia con el brazo a la altura de la gorra militar, desde donde cae el pelo sin rebeldías. Como ella hay muchos en la Plaza de la Revolución, donde, desde el amanecer, jóvenes, militares, y mucha gente, ha tomado las calles.
La nave inmensa de la Revolución navegó este lunes en su largo viaje por los mares de la historia. Lo hizo con marcialidad, sincronismo, disciplina y compromiso en una Revista Militar y Marcha del pueblo combatiente que presidió el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la Plaza de la Revolución José Martí de La Habana.
Lo que yo quería, de haber podido conversar con el inolvidable escritor Gabriel García Márquez, era haberme regodeado en imaginar, y así sonreír los dos, pinceladas dignas de una novela como Cien años de soledad, pero que intentasen retratar al cubano. Aunque el diálogo nunca se produjo, estoy convencida de que le hubiera dicho algo como esto: «¿De qué insólita manera podría contarse la historia de la resistencia de una Isla; cómo dejar testimonio, en un lenguaje que todos quieran leer, sobre una etapa que no concluye y que aquí hemos dado en llamar Período especial?
Nunca pensé llegar al tercer milenio, tan distante parecía cuando el despertar de una mañana anunció la partida del dictador Batista. Considerada por muchos un imposible, la estrategia diseñada por Fidel había triunfado. Su palanca principal consistió en confiar en el pueblo. De sus entrañas nació el Ejército Rebelde. Campesinos y combatientes llegados de las ciudades aprendieron el manejo de las armas, unido siempre al estudio, a la voluntad de superación, al entendimiento de la causa de las cosas.
«RECORTE» podría ser un vocablo apropiado para retratar con solo una palabra lo mucho que tienen en común los gobiernos de Argentina y Brasil. Y si se quiere una fotografía más acabada de esas sociedades la otra sería «injusticia», aunque las que se han visto durante los últimos meses hasta hoy, podrían palidecer ante las que se avecinan…
He conocido a varios a lo largo de mi vida y aún no logro entenderlos. Con algunos me he enredado en disquisiciones filosóficas y políticas, y he salido cansada pero no derrotada.
La cubanía es para la patria, lo que el ozono para el planeta. Debilitarla es arriesgado y suicida, porque las grietas diminutas que aparezcan terminarán por convertirse en poderosos agujeros difíciles de subsanar y causantes de secuelas dolorosas.
Con el fallecimiento de su líder, la Revolución Cubana comienza a cerrar un ciclo trascendental de su historia y a abrir paréntesis hacia otro más largo y complejo.
Tenía apenas 34 años. Fue asesinado por un delincuente que lo sabía incorruptible. El compositor Alejandro García Caturla es un imprescindible de nuestra historia cultural. Para mantener a los suyos, tuvo que ejercer una profesión utilitaria. Abogado, entró en la carrera judicial. Ejerció este segundo oficio con plena responsabilidad, como un deber ciudadano al que no escatimó tiempo. No se sometió a las presiones de los poderosos, que truncaron el desarrollo de un talento y vitalidad excepcionales.