Leyendo informes de balance de empresas, organismos, ministerios, el Poder Popular… o escuchando los análisis, aparecen de un año para otro similares traspiés, cobijados casi todos bajo el manto de un inestable control, enraizado, contra viento y marea, como el mismísimo marabú.
Dicen que, en días claros, desde Punta de Maisí puede observarse la costa de Haití. Es nuestro vecino más cercano. Hace poco, una breve nota informaba que en el año en curso se conmemoran los 215 de su independencia, la primera en la América Latina y el Caribe. Fue mucho más. Inició en el nuevo mundo las luchas por la emancipación. Liberó a los esclavos, lo que no ocurriría en Estados Unidos hasta la época de Lincoln. Muchos olvidan, además, los estrechos vínculos del devenir económico, social y cultural de la isla vecina con la historia de Cuba.
Quién hubiera asegurado hace 13 años que con la llegada del presidente indígena Evo Morales Ayma a la presidencia de Bolivia, este país por primera vez en su historia comenzaría una línea recta de estabilidad política, impulso económico y desarrollo social que ha beneficiado a la inmensa mayoría de sus pobladores.
«No había venido a Pinar del Río porque tuve necesidad de permanecer en La Habana durante varios días. Tal era el fervor revolucionario de esta provincia, tan grandes han sido sus méritos en esta lucha, que durante el trayecto entre Oriente y La Habana me llegaron las insinuaciones de numerosos compañeros, pidiéndome que antes de llegar a La Habana viniese a Pinar del Río. No era posible, sin embargo, detener la marcha de toda la columna para hacer un rodeo por la provincia, y yo les respondía a esos compañeros: “No se preocupen, que a Pinar del Río no lo tenemos olvidado, que a Pinar del Río iremos”».
Dicen los expertos que ha cambiado la estructura, que el modelo va del clásico al emergente, que no es casual, porque no somos los mismos de hace décadas atrás.
El termómetro popular anda disparado por estos días en Sancti Spíritus por las altas temperaturas que desprende la intensidad de conocer palabra por palabra de la Carta Magna.
Ciencia, cultura y educación son ramificaciones de un mismo árbol. Las raíces se hunden en lo más fecundo de la tierra y el tronco se nutre de lo más avanzado del mundo, tal y como pensaba José Martí. Cuando la idea de la nación era todavía sueño de poetas que empezaba a adquirir voz propia en el verso de José María Heredia, la matriz de todo había estado en el pensamiento filosófico de José Agustín Caballero y Félix Varela, que sacudía las prisiones del dogmatismo imperante para afincar acción y prédica en la enseñanza.
Ya eran pasadas las ocho, y la noche estaba bien fría, cuando en el consejo popular Jaimanitas, en el municipio de Playa, un hombre pidió hacer uso de la palabra. Con voz gruesa, con ese arresto que los cubanos solemos tener cuando la emoción nos toma, dijo entre decenas de vecinos: «Aquí no hay mucho que hablar: el 24 de febrero el pueblo va a votar un Sí por la Revolución».
El runrún sobre lo malo que estaba el transporte para ir a la playa era la comidilla popular. Y cuando el río suena, es porque aguas trae. Así que él y ella dejaron la cama con el alba. Dicen que no por mucho madrugar amanece más temprano. Pero también que a quien madruga, Dios lo ayuda. Entonces, por si las moscas, llegaron a oscuras a la desierta parada.
La señora montó en el ómnibus apretando cuidadosamente contra su pecho una mochila y se acomodó en una esquinita cerca de la segunda puerta. La forma en que acariciaba su carga, el miedo cada vez que alguien se acercaba y su expresión tierna y contrariada, eran claros indicios de que llevaba un animalito escondido… Probablemente enfermo, pensé yo, porque esa ruta pasa por la clínica veterinaria.