Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuando coronaron a la princesa

Autor:

Dorelys Canivell Canal

«No había venido a Pinar del Río porque tuve necesidad de permanecer en La Habana durante varios días. Tal era el fervor revolucionario de esta provincia, tan grandes han sido sus méritos en esta lucha, que durante el trayecto entre Oriente y La Habana me llegaron las insinuaciones de numerosos compañeros, pidiéndome que antes de llegar a La Habana viniese a Pinar del Río. No era posible, sin embargo, detener la marcha de toda la columna para hacer un rodeo por la provincia, y yo les respondía a esos compañeros: “No se preocupen, que a Pinar del Río no lo tenemos olvidado, que a Pinar del Río iremos”».

Así explicó en horas de la noche del 17 de enero de 1959 Fidel a los pinareños, el porqué de su demora para llegar hasta la occidental provincia. Recuerdan quienes vivieron el acontecimiento, que el audio estaba deficiente y su intervención no se escuchaba en toda su magnitud; por ello debió pedirle en varias ocasiones a la multitud enardecida que hiciera silencio para que se pudieran comprender sus palabras.

Difícil tarea menguar el ánimo y la alegría de un pueblo que lo había esperado durante días. Desde una tribuna improvisada sobre una rastra que habían conseguido los revolucionarios en la fábrica de refrescos Jupiña, y en la intersección que hoy une a la calle Martí y la avenida Rafael Ferro, Fidel reflexionaba sobre los desafíos de la Revolución y los detalles de la campaña mediática contrarrevolucionaria que habían desatado medios de prensa extranjeros y agencias norteamericanas.

Reseña un periódico de la época que los vecinos de Pinar del Río, hasta ese momento Cenicienta de Cuba, se habían agrupado desde horas tempranas de la mañana a ambos lados de la carretera para recibir a los revolucionarios. «¡Fidel, Fidel!», gritaban tras su paso. Antes de llegar a la capital provincia, el líder de la Revolución habló en Artemisa, que para ese entonces también pertenecía a Vueltabajo.

Después siguió rumbo a Pinar del Río por la Carretera Central. En el antiguo regimiento Rius Rivera, entonces Comandancia del Ejército Rebelde, se entrevistó con el comandante Dermidio Escalona, jefe militar de la provincia, y su Estado Mayor. Entonces, entre las 8:30 y las nueve de la noche llegaría finalmente a la ciudad, que lo recibió jubilosa.

Llegaba a Vueltabajo, en coincidencia histórica: otro 17 de enero, pero de 1896, Antonio Maceo Grajales y sus hombres fueron protagonistas en esta tierra del combate de Las Taironas. También en igual fecha, pero de 1957, Fidel junto a sus hombres libró en plena Sierra Maestra el combate de La Plata, la primera acción ofensiva del Ejército Rebelde contra el ejército batistiano.

Con esos otros motivos, los vueltabajeros salieron entusiastas a saludar al líder de la naciente Revolución y a su comitiva. Todavía muchos recuerdan la memorable visita y no pocos conservan aquella foto que perpetuaba en un ejemplar de la revista Sol, un saludo entrañable a los pinareños firmado por el Comandante en Jefe la noche que coronaron a la princesa.

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