La capitana está nerviosa: los marineros, los más experimentados, saltan por la borda (en todo caso, no caen al mar, sino en cómodos yates que pasan junto al buque), y ella trata de aparentar que no le afecta. Mientras, unos piratas a los que se alió para hacer el viaje más tranquila, están haciendo lo imposible por hundir la embarcación. No es seguro que toque puerto…
Los grandes imperios en la historia de la humanidad suelen derrumbarse provocando de antemano desastres de proporciones incalculables. Esta vez, el colapso que se avecina del imperio norteamericano tiene un efecto aterrador porque podría provocar la desaparición de la humanidad en pleno y sus consecuencias no solo en los hombres y mujeres, sino también en la naturaleza y la propia vida de nuestro planeta.
El ocaso de una gran esperanza es como el ocaso del Sol: con ella se extingue el esplendor de nuestra vida. La advertencia es del poeta Henry Wadsworth Longfellow, y la he recordado otras veces, pero sigue alumbrándonos en esta hora.
Ya transcurrió un lustro justo desde que estas páginas rebeldes publicaron ¿Graduarse cuesta caro?, un reportaje cuya esencia pellizcaba algunas de las nubes «invisibles» que debían saltar ciertos jóvenes para llegar al anhelado día de la graduación universitaria.
Ojalá el Ministerio del Turismo revelara públicamente la cifra. Pero tengo, vamos a ver, la certeza de que son más de lo imaginable, quizá varios cientos de miles, los cubanos hospedados en hoteles CUC mediante, desde que en marzo de 2008 los nacionales pueden disfrutar de los mismos.
Más de cuatro siglos atrás, Francisco de Quevedo escribió una célebre letrilla que ha perdurado en el tiempo, dedicada a lo que llamó poderoso caballero Don Dinero, ante el cual —advierte incisivo en algunas de sus connotadas estrofas— «me humillo» pues «que da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero».
En el documental Sicko, ya transmitido por nuestra TV, el cineasta norteamericano Michael Moore buscaba, en un hospital británico, el lugar donde los pacientes pagan la cuenta antes de irse. ¡Y no lo encontró!, pero no por torpeza, sino porque… no había nada que pagar: la instalación pertenecía al National Health Service (NHS, Servicio Nacional de Salud), y el ex diputado laborista Tony Benn explicó a Moore que ocurriría «una revolución» en Gran Bretaña si alguien se atreviera a tocar ese esquema gratuito, privatizándolo.
El final en esta columna resulta a veces la ocasión para un nuevo comienzo. Y siguiendo el tema del viernes 9, me empato, pues, con las líneas finales en que, luego de haber expuesto mi opinión sobre qué habría que decidir y legislar para conciliar principios y tesis, me refería a que no se ha de creer que todo se resuelva con las contorsiones de un mago que zafa los nudos y abre los candados que lo inmovilizan.
«Y usted, ¿acaso es inspector?». La pregunta cayó sobre mí como un jarro de agua fría y solo atiné a sonreír. Pasaron dos o tres largos segundos sin que pudiera hilvanar respuesta y luego, casi seguro del motivo de la interrogante, dije que no.
Aunque muchos intentan silenciar el asesinato del dirigente nacionalista congolés Patricio Lumumba, su familia sigue luchando para que este crimen del imperialismo no quede en el olvido. La historia congolesa tiene muchos hoyos oscuros, principalmente respecto a este crimen, uno de los capítulos más tristes de la vida de ese pueblo, pues la muerte de su líder abrió el camino a una dictadura totalmente plegada a los intereses neocoloniales.