Creí, inútilmente, que ya todo estaba inventado, como dice cierta voz popular. Que a estas alturas no surgirían nuevas unidades de medida para sopesar los metros, los kilogramos, los líquidos o la capacidad de almacenamiento de una computadora.
A Máximo Gómez se le ha estado atribuyendo la sentencia de que «los cubanos o no llegan o se pasan», de lo que confieso carecer de constancia documental alguna para hacerme eco. Pero más allá de su comprobable veracidad y exactitud, lo cierto resulta que esas palabras se han instalado en el imaginario popular a modo de observación autocrítica, a la que por regla general pocas veces le sigue una consecuencia correctora.
Un día sí, y otro también, los aviones no tripulados de EE.UU., los archiconocidos drones, bombardean territorio paquistaní. Quienes habitan el convulso territorio cercano a la frontera con Afganistán, al parecer eligieron el lugar equivocado para nacer, porque sin el menor pudor Washington los convierte a fuerza de bombas en «daños colaterales».
Me adentré profundo en un solar habanero, por vez primera, al visitar el cuartito de la tía Evelina, hermana de la abuela Concha. El olor a madera húmeda me recibió en la boca de un pasillo que empecé a recorrer mientras vadeaba tuberías, parches de cemento, tanques metálicos, objetos de un universo hecho a contingencias y a otras costuras de la humildad.
Un conferenciante en una universidad romana intentaba demostrar recientemente que a la música actual le falta corazón. Pueden sobrar combinaciones de sonidos e instrumentos para ejecutarlas, pero se echa de menos el latido de la emoción. A cualquiera le puede parecer un disparate tal conclusión. Y otros, en cambio, se darán cuenta de que lo predominante en el éter o en algún espacio es la estridencia, el ruido que enardece la herencia primitiva de nuestra especie.
CARACAS.— Fue una noche de fiesta. Especialmente para los pinareños. El tercer duelo de la etapa final de la 50 Serie de Béisbol cubana terminó en contundente nocaut para el equipo de Ciego de Ávila, y lo único que mordieron los tigres fue su derrota. Pero aquí, entre los colaboradores cubanos en Venezuela que asistieron por decenas a presenciar el juego que se trasmitía desde el estadio Capitán San Luis, se gozó de lo lindo estuvieran en uno u otro bando, o simplemente fueran «neutrales» porque estaban en la fanaticada que se quedó con las ganas de disputar el play off, y ahora se consuelan diciendo «gocen hoy, que el año que viene somos los campeones», en respuesta a lo cual hasta se escuchó una sonora y muy criolla trompetilla; pero nada de perder por eso la esperanza y hasta la certeza, porque confían en la «recuperación» de su equipo…
Cucharas con el rostro del príncipe William y de su prometida Kate Middleton se venden por cuatro libras esterlinas en los puestos de suvenires de Londres. Según reporta la cadena alemana DW, otros objetos, como platos, tazas de té, cajas de preservativos y hasta bolsas para vomitar muestran la imagen de los futuros consortes, que contraerán matrimonio el próximo viernes.
Cumple hoy 88 años. A algunos la cifra se les antojará rítmica; a otros, sinónimo de espanto. Nada más lejos de la verdad —esto último— si nos aferramos a su «noble medida humana». No es menos cierto, sin embargo, que se trata de una edad tan sonora y respetable como remota para la generación a la que pertenezco. A esos, a los jóvenes de la hora actual, van dirigidas, en primerísimo lugar, estas líneas; como justo reclamo, como aldabonazo más que ofrenda.
En estos días, la ultraderecha cubanoamericana de Miami está de plácemes, ya que han tenido algunos triunfos en la ciudad. Claro, son triunfos que, por lo decadentes, son pírricos. Este segmento de la comunidad cubana que aquí radica no sabe diferenciar un triunfo de una derrota. Sin embargo, que actúen así no es nada nuevo. Siempre que sucede igual, pasa lo mismo. Como he afirmado anteriormente, esta gente no le teme al ridículo.
Hace unos días la ciudad donde vivo, Bayamo, se conmocionó por un accidente terrible: un tren impactó a una llamada cativana cargada de pasajeros, y tal colisión dejó un saldo preliminar de tres personas muertas e igual cantidad de lesionados.