«Mamá, ¿cuántas vidas tengo?», indaga Elena con sus cuatro años, y así me deja desamparada ante la inmensidad de la pregunta. Respondo que solo una. Y ella vuelve a la carga para que yo recale en la isla de la perplejidad: «¿Y se acaba?». Digo «sí»; no puedo mentirle, e intento enmendar el asunto de la mejor manera:
Solo dos salidas baraja Occidente para acabar la guerra que lanzaron contra el Gobierno de Muammar al-Gaddafi: matar al líder libio o el despliegue de tropas terrestres para poder concretar el viejo sueño de derrocarlo. Dejar a los opositores armados a su suerte después que tanta cuerda le dieron y renunciar a Libia, sería una gran derrota.
Yo no vi jugar a Alfonso Urquiola. No disfruté de su gallardía en la segunda base del Cuba; ni de las hazañas que le valieron el apodo de Relámpago de Bahía Honda. No supe de su fraterna porfía con Rey Vicente Anglada, combate de caballeros a guante y empuñadura.
¡Están vendiendo picadillo de niño en la carnicería!, gritó una señora, y mi reacción fue asegurar que la UNICEF demandaría a alguien. Pero todo se aclaró cuando comprendí que lo que estaba en venta era la dieta de carne para menores de edad.
Cuando, a inicios de mayo de 1961, el pintor daba los primeros trazos de lo que hoy es ya una obra emblemática para Cuba y el mundo, cuentan que el «modelo» estaba un poco inquieto. Según el artista, Fidel no se mantuvo tranquilo un minuto, cosa común en él, como exprimiendo cada fracción de tiempo para aprovecharla cual si fuera la última.
En medio de la algarabía por la publicitada muerte de Osama bin Laden, a medida que pasan los días se acrecientan las dudas y sospechas sobre la operación que supuestamente puso fin a su vida. Llueven los cuestionamientos de todo tipo e incluso, desde Washington se dan el lujo de insistir en la tesis de que Paquistán no estaba cooperando lo suficiente como parte de la alianza estratégica contra el terrorismo.
Fue sorpresiva la decisión unánime de la Corte de Apelaciones del Tercer Circuito de Estados Unidos, y es realmente positiva: el martes 26 de abril declaró inconstitucional la sentencia a muerte de Mumia Abu-Jamal, el periodista y activista negro encarcelado desde hace casi 30 años en Pennsylvania. Y esta es la segunda vez que ocurre algo semejante en su caso, pero Mumia sigue en el corredor de la muerte, convicto por supuestamente haber matado en 1982 al oficial de la policía Daniel Faulkner.
Cuando uno lee la columna A la vista, del colega Arturo Chang, del periódico villaclareño Vanguardia, comprueba —o mejor, ratifica— cómo se sustentan en el descontrol y la apatía una serie de incongruencias que laceran los servicios y, más allá, la buena convivencia de la sociedad.
En ámbitos meramente futbolísticos, no albergo duda alguna de que la más precisa conjugación del verbo «padecer» puede aplicarse a los talentosos jugadores latinoamericanos que recalan en clubes de Europa.
Cada uno de los ciudadanos que residimos en Estados Unidos debemos, en el momento que escribo este comentario, $47 000,00. Parece una enorme cantidad, ¿verdad? Sí que lo es, pero lo peor es que, cuando nos levantemos mañana por la mañana, deberemos un poco más.