Mi mascota es feliz. Pero no lo sabe, porque su mentalidad perruna no alcanza a formular el concepto. Disfruta en el día a día el comer garantizado, el retozo con sus juguetes y el afecto de quienes la rodean. Para la especie humana, en cambio, la felicidad ha sido un deseo siempre perseguido. Las religiones, el pensamiento filosófico, el arte y la literatura intentan encontrar respuesta para tan apremiante demanda. Ofrecen consuelo, promesa de vida eterna, exaltan el goce de los sentidos o el descubrimiento del valor casi imperceptible de las pequeñas cosas cotidianas. Todo proyecto social emancipatorio se propone también, en última instancia, construir la posibilidad de realización plena para cada quien.
Lo busqué en Facebook, donde acordamos encontrarnos cuando yo regresara a Cuba. Pero hallé a muchos Ricardos y ninguno con su perfil, a pesar de que tuve el cuidado de escribir en el buscador su nombre como él lo deletreó, en medio de una despedida que todavía me duele.
Cada paso, logro, proyecto o decisión que tomo en la vida está profundamente marcado por el legado que ha dejado en mí la mejor maestra del mundo: mi madre.
Con el tiempo, al nuevo compañero, al simpático y atento, le apareció el lado oculto, el que nadie había visto o imaginado. De trabajador y comedido, a su capital de trabajo se le añadió el «Sí, jefe» y la defensa a ultranza —con dulzura, aunque persistente— de todo lo que emanara de los estratos superiores, aun cuando fuera una decisión discutible o que pudiera lesionar al resto de los trabajadores.
No lo niego: hasta hoy lo he amado casi con frenesí. Y quienes conocen de amores difíciles, bien saben que no resulta fácil abandonarlo definitivamente, aunque en el fondo seas consciente de que esta relación de amor-odio, de estira y encoge, ya no da más. Por eso espero tener suficiente fuerza de carácter para poder aplastarlo, para no disfrutarlo más en mi boca, para no sentir la necesidad de retenerlo en mis manos hasta que cada uno de mis poros huela a él...
«¿Y para qué me sirve eso, profe?». Con la mayor de las elegancias le respondió la «ingenua» pregunta a destiempo… «¿Para qué te sirve correr, hablar por celular, volar, calentar tu comida en el microwave, manejar un automóvil, recoger frutos…? Pues todo eso, querido amigo, es Física».
CARACAS, Venezuela.— Casi todos los ojos del país se posaron en la reunión, que no era un simple intercambio entre paredes, sino un reto, una prueba, un desafío, un acontecimiento inédito y extraordinario para la República Bolivariana de Venezuela.
Cada diciembre La Habana se detiene un poco. O entra en un ajetreo complicado que domina las calles (y las aceras). Empieza un tráfico peculiar que sacude las rutinas personales y hace que los días tengan horas con los caminos desiertos y otros horarios escenifiquen carreras con obstáculos entre una meta y la otra. Porque nadie se atreve a dudar de la magia de los Festivales del Nuevo Cine Latinoamericano, y pocos pueden salvarse de caer rendidos a los pies de las salas oscuras del séptimo arte.
Me resultó extraña la pregunta:
Hace unos días, en el Aeropuerto Internacional de Miami fue arrestado por la policía local el cantante Fernando Medina, líder del grupo de rock Reincidentes.