OXFAM Intermón es una organización no gubernamental de cooperación para el desarrollo. Radica en España y está afiliada a la confederación Oxfam International, la cual sirve de sombrilla a un total de 17 organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan conjuntamente en 92 países del planeta. Ellos afirman que hacen esfuerzos para erradicar la injusticia y la pobreza y lograr que todos los seres humanos puedan ejercer plenamente sus derechos y disfrutar de una vida digna. Se definen con cinco valores fundamentales que rigen sus acciones: justicia, dignidad humana, solidaridad, compromiso y coherencia.
Según Oxfam Internacional, ellos trabajan en conjunto con más de 3 000 organizaciones locales, y constituyen un referente en el ámbito internacional, al ser el mayor grupo independiente de ONG de desarrollo global. Supuestamente, en estos momentos están trabajando en 492 proyectos en más de 48 países de África, Asia y América.
Recientemente, Oxfam Intermóm de España hizo un estudio sobre la repartición de la riqueza en el mundo y preparó un informe que tituló «Gobernar para las élites. Secuestro democrático y desigualdades económicas», que hace poco comentó el periódico ibérico El País en un interesante reporte.
Basándome en la lectura del comentario del diario español, me di a la tarea de buscar el informe de esta organización, para encontrarme —como se encontró la periodista española Clara Planchar— una cantidad de datos interesantísimos sobre la tremenda desigualdad que existe entre los que disfrutan de enormes capitales y los que acumulan inmensas pobrezas.
Unas semanas atrás escribí sobre este mismo tema y en este mismo diario (El mundo de más y menos, 7 de enero), refiriéndome a un informe de otra organización que estudió el problema de la desigualdad. Realmente, no deja de interesarme el tema de cómo algunos tienen de todo, mientras otros no tienen nada.
Veamos algunos datos divulgados por el mencionado estudio. Un total de 85 personas en el mundo acumulan más riqueza que los 3 570 millones de personas de las capas más pobres del planeta. Esto es casi imposible de concebir. ¿Y qué decir de que el uno por ciento de los habitantes del globo terráqueo posee la mitad de la riqueza del mundo? ¿Y qué me dicen de este otro dato: las diez personas más ricas de Europa tienen más dinero que todo el estímulo invertido en el Viejo Continente entre el 2008 y el 2010 para reactivar la economía europea después del estallido de la crisis que llevó al mundo capitalista al borde del abismo, cuando explotó la famosa burbuja hipotecaria a finales del 2008?
No hay nada que indique que estas desigualdades económicas estén en vías de disminuir, al contrario, cada vez se incrementan más. Por ejemplo, la diferencia de salarios entre un presidente de la junta directiva de una corporación norteamericana y sus empleados es abismal, ya que aquellos no solamente reciben jugosos sueldos, sino que además son premiados con enormes cantidades de dinero por medio de bonos y beneficios adicionales.
En Estados Unidos, el obrero que reciba por su trabajo el salario mínimo establecido por la ley tiene que hacer piruetas en el aire para poder cubrir algunos gastos. Aunque este salario mínimo se ha ido incrementando poquito a poquito, siempre se ha quedado muy por debajo de lo que necesita una persona para poder vivir decentemente en esta sociedad. Eso es aquí. Hay que imaginarse cómo es la situación en América Latina que, aunque ha disminuido un poco la pobreza en los últimos años, sigue siendo la región donde —según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)— existe la mayor desigualdad del orbe. Además de explotar a los pobres, la oligarquía latinoamericana tiene la mayor parte de su capital depositado en los bancos de los países más desarrollados.
Desde que el mundo es mundo ha existido la desigualdad entre los que tienen y los que no. Eso no es nada extraño. Pero desde que comenzó el capitalismo, esas desigualdades se han extendido cada vez más. Ya no son solamente personas muy ricas de un país o de otro quienes controlan los grandes capitales, son las multinacionales que ellos han creado, las cuales no tienen fronteras. Esos inmensos capitales se mueven de un país a otro o de un continente a otro sin ningún problema y a alta velocidad, igual que lo hace la pobreza.
Existen multimillonarios en casi todos los países. También hay pobreza en todos y de ella no hay quien se escape. Las desigualdades, por mucho que sean injustas, que nos gusten o no, seguirán existiendo in sécula seculórum.
*Periodista cubano radicado en Miami