Provoca un hondo dolor que al recordar hoy la muerte de Fabio Di Celmo, su padre Giustino no estará con nosotros para evocarlo. Hace solo tres días dejó de existir.
En una pequeña gaveta, bajo llave, encontré hace unos días uno de mis diarios. Se trata de una agenda obtenida hace seis años en la Universidad y cuyo color azul me recuerda, de pronto, esa otra suerte de recogedor de vivencias cotidianas que se llama Facebook.
Por guardar siempre una movilidad animosa y acumular esa gracia «uniformada» y única de arreglárselas para ver estrenar mochila recién comprada, atestiguar la merienda que prepara la abuela, observar cómo recogen el maletín de la beca y estar «en talla», entre tanta gente que se entalla y ajusta al iniciar caminos nuevos o al volver por senderos ya conocidos, septiembre me resulta ahora, después que ya no tengo horario de entrada ni de salida, un viejo recipiente desbordado, protegido en el patio más íntimo de uno, algo así como un abrevadero superlativo de la añoranza.
Lauren ya está lista. Se lo ha dicho a todos como si fuera la única noticia en el mundo. A un lado de su cama exhibe el uniforme recién acomodado a su cuerpecito de cuatro años y las medias blancas dentro de los zapatos. Allí aún se respira el olor a estreno. Este 1ro. de septiembre recorrerá varias calles espirituanas para llegar, por vez primera, a un aula de la enseñanza preescolar.
Como Las mil y una noches profusamente publicada en ediciones para niños una vez depuradas de los pasajes con excesiva carga erótica, las fábulas tampoco fueron concebidas para la infancia. Las conocimos con el sabor moralizante de Iriarte y Samaniego. En verdad, estaban destinadas al consumo de adultos y, al igual que las historias de Scherezada, pasaron de una a otra civilización, de un milenio a otro.
Hace un par de años, mi hija Beatriz —por entonces de siete años de edad— vino a mi encuentro con cara de pocos amigos. «¿Qué te ocurre, mi amor?», le pregunté con cariño y sin darle mucha importancia a su semblante. «Papito, es que mi hermana Sofía no quiere jugar conmigo», se quejó.
En búsqueda de modos de emplear el tiempo libre, regalarse una recreación sana y creativa, navegar ríos, descender saltos y recorrer montañas, puede significar la oportunidad ideal. Así decidieron en estas vacaciones más de cien excursionistas de siete grupos pertenecientes al Movimiento Cubano de Excursionismo, constituido hace dos años en la Universidad de La Habana.
Una de las carreras más espectaculares y mediáticas del Campeonato Mundial de Atletismo ha sido la de los 100 metros planos. Ver en acción a Usain Bolt, considerado el mejor corredor de todos los tiempos, volvió a ser una experiencia de absoluto asombro.
No fue una partida, más bien fue una llegada. No salió de este mundo, sino que entró al universo de la sonrisa. El niño nos mira desde el escenario, junto a sus muñecos, bromea y hasta vemos cómo guiña un ojo. Lo acompañan los personajes de sus obras: Tin el Sabio, Raulín, Tina y Fina, las vecinas que hablan sobre la fantasía como algo posible. El Gato simple, siempre amigo del pícaro ratón, nos señala una estrella que rutila sobre las dos iglesias de San Juan de los Remedios. La luz sube hasta el Tesico y se vuelve amor.
Reviso. Descuartizo con la mirada mi viejo armario, sin piedad, en busca de ropas recuperables. Nada me sirve. Especialmente estrechos, poco útiles en esta nueva fase de mi vida, me resultan los atuendos de hace un quinquenio, con los cuales he hecho un montoncito.