Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Dudas del idioma

Respuestas a las preguntas

palabras claves: infinitivo, culto

Ania preguntó:

Los derivados aceptados como infinitivos de la voz culto son culturizar y cultivar, ambos definidos por el Diccionario de la lengua española (RAE, 2001) de la siguiente manera: culturizar. 1. tr. Civilizar, incluir en una cultura cultivar. (De cultivo).1. tr. Dar a la tierra y a las plantas las labores necesarias para que fructifiquen. 2. tr.  Poner los medios necesarios para mantener y estrechar el conocimiento, el trato o la amistad. 3. tr. Desarrollar, ejercitar el talento, el ingenio, la memoria, etc. 4. tr. Ejercitarse en las artes, las ciencias, las lenguas, etc. 5. tr. Biol. Sembrar y hacer que se desarrollen microorganismos sobre sustancias apropiadas. 6. tr. Biol. Criar y explotar seres vivos con fines industriales, económicos o científicos (Depto. de Lingüística, ILL)

palabras claves: cien porciento, ciento porciento

José Silverio Pañalver preguntó:

Con respecto al uso de por ciento, porciento y porcentaje, el Diccionario panhispánico de dudas (RAE) explica: porcentaje: Con el significado de «tanto por ciento»: ej. en los estratos medios también cayó el porcentaje de aprobaciones, es la forma más extendida en el ámbito hispánico. Porciento: Con el significado de «tanto por ciento o porcentaje», también es válida esta forma, documentada en algunos países de América, especialmente en el área caribeña: ej. El porciento de crecimiento de la producción de calzado fue mayor en este año, debe escribirse en una sola palabra. No debe confundirse con la locución por ciento que se utiliza en la expresión de los porcentajes, la cual se escribe siempre en dos palabras: ej. El sesenta y dos por ciento de los asistentes al trabajo voluntario eran mujeres. (Depto de Lingüística, ILL)

palabras claves: mayúscula, acentuación, tilde

Carlos Alberto Castro García preguntó:

Señala la Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE, 2010: 190) que el sistema ortográfico del español dispone de un signo diacrítico en forma de rayita oblicua (´) llamado tilde, acento gráfico u ortográfico, que, colocado sobre una vocal, indica que la sílaba de la que dicha vocal forma parte es la que porta el acento prosódico de la palabra. Asimismo aclara que el empleo de la mayúscula no exime de poner la tilde cuando así lo exijan las reglas de acentuación ortográfica: Álvaro (Ortografía de la lengua española, RAE y ASALE, 2010: 448) (Depto. Lingüística, ILL)

palabras claves: género, masculino, femenino, cubanas, cubanos, ellas, ellos

fernando preguntó:

En ocasiones no es necesario el desdoblamiento de género. En la  designación de seres animados, los sustantivos de género masculino no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino  también para designar la clase que corresponde a todos los individuos  de la especie, sin distinción de sexos. Por ejemplo, en un enunciado  como «Los niños llegaron temprano a clase», los niños se refiere  tanto a los  niños como a las niñas. La Nueva gramática de la  lengua española (RAE, 2009) explica que existe una tendencia reciente,  y variable según los países, a construir series coordinadas  constituidas por sustantivos de persona que manifiesten los dos  géneros: ej. A todos los vecinos y vecinas; La voluntad de los  peruanos y peruanas. Esta doble mención se ha hecho general en  ciertos usos vocativos en los que el desdoblamiento se interpreta como  señal de cortesía: ej. señoras y señores; damas y caballeros.  Sin embargo, la Nueva gramática sugiere que no se use el circunloquio  cuando el empleo del género no marcado (masculino) es suficientemente  explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo. En  aquellos casos especiales en los que el contexto podría ser ambiguo  reconoce que este desdoblamiento es aceptado. Por ejemplo, en un  enunciado como Todos los cubanos pueden entrar al ejército, sería  necesario decir todos los cubanos y todas las cubanas, pues es sabido  que hasta hace pocos años el ejército era (y para algunos, sigue  siendo) una profesión de hombres; y realmente lo que se quiere decir  es que «tanto hombres como mujeres pueden entrar al ejército».  Referido al tema también hay que decir que desde la década del 70  del pasado siglo emergieron en las ciencias sociales, particularmente en  la lingüística, las preocupaciones por la representación en el  discurso de las desigualdades entre mujeres y hombres y por la presencia  de las normas masculinas como normas generales para la sociedad y el  lenguaje. Como resultado de esos cuestionamientos, surgió el concepto  de sexismo lingüístico: fenómeno lingüístico que se  caracteriza por la presencia en el discurso de mecanismos que reproducen  desigualdades entre mujeres y hombres. Desde esta perspectiva el uso del  masculino genérico es una clara expresión de discriminación e  invisibilización de la figura femenina en el discurso, de ahí que se  propongan fórmulas desdobladas, como los niños y las niñas, los  combatientes y las combatientes, para combatirlo. Este fenómeno ha  dado lugar a que varias universidades y organizaciones elaboren guías  de lenguaje no sexista, en las que es común encontrar como sugerencia  la sustitución del uso del masculino genérico por fórmulas  desdobladas como las mencionadas. En este sentido, los medios de  comunicación se han hecho eco de esta tendencia y es por ello que  escuchamos con frecuencia esas fórmulas desdobladas en la radio y la  televisión nacionales. Como se puede apreciar, este es un tema que no  está aún concluido y que es extremadamente polémico ya que no solo  tiene que ver con la lengua misma, sino también con un problema social  de vital importancia y alta complejidad: la discriminación de  género. (Depto. Lingüística, ILL)

palabras claves: ortografía, novedades de la Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE, 2010)

Yadiana Castillo Sánchez preguntó:

Entre las principales novedades que propone la última edición de la  Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE, 2010) están:  -Exclusión de los dígrafos ch y ll del abecedario. Se excluyen  definitivamente del abecedario los signos ch y ll, ya que, en realidad,  no son letras, sino dígrafos, esto es, conjuntos de dos letras o  grafemas que representan un solo fonema. El abecedario del español  queda así reducido a las veintisiete letras. La eliminación de los  dígrafos ch y ll del inventario de letras del abecedario no supone, en  modo alguno, que desaparezcan del sistema gráfico del español. Estos  signos dobles seguirán utilizándose como hasta ahora en la escritura  de las palabras españolas: el dígrafo ch en representación del  fonema /ch/ (chico [chíko]) y el dígrafo ll en representación del  fonema /ll/ o, para hablantes yeístas, del fonema /y/ (calle  [kálle], [káye]). La novedad consiste, simplemente, en que dejan de  contarse entre las letras del abecedario. -Propuesta de un solo nombre para cada una de las letras del  abecedario. Algunas de las letras tienen varios nombres con tradición  y vigencia en diferentes zonas del ámbito hispánico. La nueva  edición de la ortografía, sin ánimo de interferir en la libertad  de cada hablante o país de seguir utilizando el nombre al que esté  habituado, pretende promover hacia el futuro un proceso de convergencia  en la manera de referirse a las letras del abecedario, razón por la  que recomienda, para cada una de ellas, una denominación única  común. La recomendación de utilizar un solo nombre para cada letra  no implica, en modo alguno, que se consideren incorrectas las variantes  denominativas con vigencia en el uso que presentan algunas de ellas, y  que a continuación se comentan: a. La letra v tiene dos nombres: uve y ve. El hecho de que el nombre uve  se distinga sin necesidad de añadidos del nombre de la letra b  justifica su elección como la denominación recomendada para la v en  todo el ámbito hispánico.  b. La letra b se denomina simplemente be entre aquellos  hispanohablantes que utilizan el nombre uve para la letra v. En cambio,  quienes llaman ve (corta, chica, chiquita, pequeña o baja) a la v  utilizan habitualmente para la b las denominaciones complejas be larga,  be grande o be alta, añadiendo en cada caso el adjetivo opuesto al que  emplean para referirse a la v.  c. La letra w presenta también varios nombres: uve doble, ve doble,  doble uve, doble ve y doble u (este último, calco del inglés double  u). Se da preferencia a la denominación uve doble por ser uve el  nombre común recomendado para la letra v y ser más natural en  español la colocación pospuesta de los adjetivos.  d. La letra y se denomina i griega o ye. El nombre i griega, heredado  del latino, es la denominación tradicional y más extendida de esta  letra, refleja su origen y empleo inicial en préstamos del griego. El  nombre ye se creó en la segunda mitad del siglo XIX por aplicación  del patrón denominativo que siguen la mayoría de las consonantes,  que consiste en añadir la vocal e a la letra correspondiente (be, ce,  de, etc.). La elección de ye como nombre recomendado para esta letra  se justifica por su simplicidad, ya que se diferencia, sin necesidad de  especificadores, del nombre de la letra i.  e. La letra i, cuyo nombre es i, recibe también la denominación de i  latina para distinguirla de la letra y cuando para esta última se  emplea la denominación tradicional de i griega. A diferencia de las  variantes denominativas que se acaban de exponer, todas ellas válidas,  no se consideran hoy aceptables los nombres alternativos que han  recibido algunas otras letras en el pasado; así, se aconseja desechar  definitivamente el nombre ere para la r, así como las formas ceta,  ceda y zeda para la z. Los únicos nombres válidos hoy para estas  letras son, respectivamente, erre y zeta. -Sustitución, por grafías propias del español, de la q  etimológica con valor fónico independiente en aquellos  extranjerismos y latinismos plenamente adaptados al español (quorum >  cuórum). En el sistema ortográfico del español, la letra q solo  tiene uso como elemento integrante del dígrafo qu para representar el  fonema /k/ ante las vocales e, i (queso [késo], quién [kién]).  Este mismo fonema se representa, en el resto de las posiciones, con la  letra c (canguro [kangúro], corto [kórto], cuenta [kuénta], acné  [akné], tictac [tikták]), aunque en préstamos de otras lenguas  también puede aparecer representado por la letra k en cualquier  posición (karaoke [karaóke], kilo [kílo], koala [koála], kurdo  [kúrdo], búnker [búnker], anorak [anorák]). Es, por lo tanto,  ajeno a la ortografía del español el empleo de la letra q como  grafema independiente, con valor fónico autónomo. Por ello, los  préstamos de otras lenguas, sean latinismos o extranjerismos, cuya  grafía etimológica incluya una q que por sí sola represente el  fonema /k/, si se adaptan al español, deben sustituir esa q por las  grafías propias de la ortografía española para representar dicho  fonema. En aplicación de esta norma, voces inglesas como quarkquasar, o latinas como quorum o exequatur, deben escribirse en español  cuark, cuásar, cuórum y execuátur. En caso de mantener las  grafías etimológicas con q, estas voces han de considerarse  extranjerismos o latinismos crudos (no adaptados) y escribirse, por  ello, en cursiva y sin tilde. Aunque en el ámbito de los nombres  propios (antropónimos y topónimos) es frecuente el uso de grafías  originarias no adaptadas o —si los nombres provienen de lenguas que  emplean otro alfabeto u otro sistema de escritura, como el árabe, el  hebreo o el chino— de transliteraciones de las grafías originarias al  alfabeto latino, sin adaptaciones ulteriores, en el caso de los  topónimos mayores, como son los nombres de países, es conveniente  usar grafías plenamente adaptadas a la ortografía del español. Por  ello, aplicando la misma norma que para los nombres comunes, se  recomienda emplear con preferencia las grafías Catar e Irak para los  nombres de esos dos países árabes, mejor que Qatar e Iraq,  transcripciones de los originales árabes que presentan un uso de la q  ajeno al sistema ortográfico del español. -Eliminación de la tilde en palabras monosilábicas con diptongos o  triptongos ortográficos: guion, truhan, fie, liais, etc.  -Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los  pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad. -Supresión de la tilde diacrítica en la conjunción disyuntiva o  escrita entre cifras. -Normas sobre la escritura de los prefijos. Los prefijos son elementos  afijos, carentes de autonomía, que se anteponen a una base léxica  (una palabra o, a veces, una expresión pluriverbal) a la que aportan  diversos valores semánticos. Se escriben siempre soldados a la base a  la que afectan cuando está constituida por una sola palabra:  antiadherente, antirrobo, antitabaco, cuasiautomático, cuasidelito,  exalcohólico, exjefe, exministro, exnovio, expresidente, posmoderno,  posventa, precontrato, prepago, proamnistía, probritánico, provida,  superaburrido, superbién, supermodelo, vicealcalde, vicesecretario,  etc. En este caso, no se consideran correctas las grafías en las que  el prefijo aparece unido con guion a la palabra base. Si se forma una  palabra anteponiendo a la base varios prefijos, estos deben escribirse  igualmente soldados, sin guion intermedio: antiposmodernistarequetesuperguapo. Se unen con guion a la palabra base cuando esta  comienza por mayúscula, de ahí que se emplee este signo de enlace  cuando el prefijo se antepone a una sigla o a un nombre propio  univerbal: anti-ALCA, mini-USB, pos-Gorbachov. También es necesario  emplear el guion cuando la base es un número, con el fin de separar la  secuencia de letras de la de cifras: sub-21, super-8. Se escriben  necesariamente separados de la base a la que afectan cuando está  constituida por varias palabras. Hay determinados prefijos, como ex-,  anti- o pro-, que son especialmente proclives, por su significado, a  unirse a bases de este tipo, ya se trate de locuciones o de grupos  sintácticos, característica por la cual la gramática ha acuñado  para ellos la denominación de prefijos separables: ex relaciones  públicas, anti pena de muerte, pro derechos humanos. Las normas aquí  expuestas rigen para todos los prefijos, incluido ex-. Para este prefijo  se venía prescribiendo hasta ahora la escritura separada —con  independencia de la naturaleza simple o compleja de su base— cuando, con  el sentido de «que fue y ya no es», se antepone a sustantivos que  denotan ocupaciones, cargos, relaciones o parentescos alterables y otro  tipo de situaciones circunstanciales de las personas.  -Equiparación en el tratamiento ortográfico de extranjerismos y  latinismos, incluidas las locuciones. En la nueva ortografía se da  cuenta de las normas que deben seguirse cuando se emplean en textos  españoles palabras o expresiones pertenecientes a otras lenguas,  siendo la principal novedad en este sentido la equiparación en el  tratamiento ortográfico de todos los préstamos (voces o expresiones  de otras lenguas que se incorporan al caudal léxico del español),  con independencia de que procedan de lenguas vivas extranjeras  (extranjerismos) o se trate de voces o expresiones latinas (latinismos).  De acuerdo con estas normas, los extranjerismos y latinismos crudos o no  adaptados —aquellos que se utilizan con su grafía y pronunciación  originarias y presentan rasgos gráfico-fonológicos ajenos a la  ortografía del español— deben escribirse en los textos españoles  con algún tipo de marca gráfica que indique su carácter foráneo,  preferentemente en letra cursiva, o bien entre comillas. En cambio, los  extranjerismos y latinismos adaptados —aquellos que no presentan  problemas de adecuación a la ortografía española o que han  modificado su grafía o su pronunciación originarias para adecuarse a  las convenciones gráfico-fonológicas de nuestra lengua— se escriben  sin ningún tipo de resalte y se someten a las reglas de acentuación  gráfica del español: ej. Me encanta el ballet clásico / Me  encanta el balé clásico. Por su parte, las locuciones o dichos en  otras lenguas que se utilicen en textos españoles deben escribirse igualmente en cursiva —o, en su defecto, entre comillas— para señalar  su carácter foráneo, su consideración de incrustaciones de otros  idiomas en nuestra lengua: ej. «Su bien ganada fama de femme fatale le  abría todas las puertas»; «La tensión fue in crescendo hasta que,  finalmente, estalló el conflicto». Según se establece en la nueva  edición de la ortografía, las locuciones latinas (expresiones  pluriverbales fijas en latín que se utilizan en todas las lenguas de  cultura occidentales, incluido el español, con un sentido más o  menos cercano al significado literal latino) deben recibir el mismo  tratamiento ortográfico que las provenientes de cualquier otra lengua.  Por lo tanto, deben escribirse, de acuerdo con su carácter de  expresiones foráneas, en cursiva (o entre comillas) y sin acentos  gráficos, ya que estos no existen en la escritura latina: ej. «Así  fue, grosso modo, como acabó aquel asunto»; «Decidieron aplazar sine  die las negociaciones»; «El examen postmortem reveló indicios de  envenenamiento». (Depto. de Lingüística, ILL)

palabras claves: acentuación, este

Gustavo preguntó:

La palabra este no se acentúa. La Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE, 2010: 269) establece que “a partir de ahora se podrá  prescindir de la tilde en estas formas (este, esta, esto, aquel,  aquella, aquello, eso, ese, esa) incluso en casos de doble  interpretación, dado que tales casos son fácilmente resueltos por el  contexto o por otros medios, como el empleo de sinónimos, una  puntuación adecuada o cambiando el orden de las palabras que fuerce  una sola de las interpretaciones”. (Depto. de Lingüística, ILL)

palabras claves: conjugación, verbo, abolir

Samila León preguntó:

La forma verbal que corresponde al verbo abolir en primera persona del  singular en el tiempo presente del modo indicativo es abolo y en segunda  persona del plural en el tiempo presente del modo indicativo es abolen  (ustedes)/abolís (vosotros). Sobre este verbo y su conjugación  señala el Diccionario panhispánico de dudas (RAE, 2005): abolir.  “Derogar [una ley, precepto o costumbre]”. Aunque tradicionalmente se ha  considerado verbo defectivo, ya que solían usarse solo las formas cuya  desinencia empieza por i, hoy se documentan, y se consideran válidas,  el resto de las formas de la conjugación: «Se abole la pena de  muerte» (VV. AA. Grupo [Esp. 2001]); «Los nuevos poderes abolen la  soledad por decreto» (Paz Laberinto [Méx. 1950-59]). Como se ve en  los ejemplos, es verbo regular: abolo, aboles, etc., y no *abuelo,  *abueles, etc. (Depto. Lingüística, ILL)

palabras claves: tutorar, tutorear

Jorge Herrera Ochoa preguntó:

La palabra tutorar pertenece al español general. Aparece recogida en el Diccionario de la lengua española (RAE, 2001) con la siguiente acepción: tutorar. tr. Poner tutores. Por otra parte, la voz tutorear es un cubanismo. Expresada con la terminación -ear es más frecuente en nuestro país, que la forma tutorar. Esta preferencia se observa en otros verbos como liderear, camuflajear, etc. La palabra aparece en el Diccionario del español de Cuba (Colectivo de autores, 2000) con el siguiente significado: tutorear v. 1 tr. Asesorar un profesor o investigador a un alumno universitario en su trabajo de diploma. | 2 tr. Asesorar en una tesis de doctorado, un profesor o investigador con una categoría científica o docente superior, a un profesor o investigador de menor categoría.

palabras claves: abreviatura, mayúscula, licenciado, Lic., minúscula, fórmulas de tratamiento

Ernesto preguntó:

Se recomienda el uso de la minúscula inicial en la escritura de las  titulaciones académicas, por ejemplo: licenciado Rodolfo Argueta.  Sobre el uso de la mayúscula en la escritura de las fórmulas de  tratamiento señala la Ortografía de la lengua española (RAE y  ASALE, 2010: 469-470): Las fórmulas de tratamiento son apelativos  empleados para dirigirse o referirse a una persona, bien por mera  cortesía, bien en función de su cargo, dignidad, jerarquía o  titulación académica: usted, excelencia, majestad, monseñor,  licenciado. Aunque en el pasado se han escrito habitualmente con  mayúscula inicial por motivos de respeto, práctica que aún pervive  en documentos oficiales y textos administrativos, todos ellos son  adjetivos o nombres comunes, por lo que no hay razón lingüística  para escribirlos con mayúscula. Así pues, deben hoy escribirse con  minúscula inicial todos los tratamientos, tanto los que preceden  siempre al nombre propio: don, doña, fray, sor, santo/ta, etc.; como  los que pueden utilizarse sin él: usted, señor/ra, doctor/ra,  licenciado/da, etc. La escritura con mayúscula inicial solo es  obligatoria en las abreviaturas de los tratamientos, que han quedado  fosilizadas en esa forma: Dra., Lic., Ilmo., Sr., Ud. (Depto.  Lingüística, ILL)

palabras claves: terminación -oso, -a, letra s, s

Joaquín Machado de Armas preguntó:

Sobre la escritura de la terminación -oso/a señala la Ortografía  de la lengua española (RAE y ASALE, 2010: 130) que según criterios  posicionales o secuenciales se escriben con la letra s los adjetivos  terminados en -oso/a: afectuoso, delicioso, hermosa, pesarosa,  resbaloso, verdosa. Excepción: mozo, -za. (Depto. Lingüística, = ILL)

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