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Canadá en la encrucijada electoral

Canadá va a las urnas el 28 de abril en un panorama matizado por la guerra de aranceles y otras amenazas provenientes del vecino Donald Trump

Autor:

Juana Carrasco Martín

Canadá va a las urnas el próximo lunes 28 de abril en un panorama socio-político que está matizado por la guerra de aranceles estadounidenses y otras amenazas provenientes del vecino Donald Trump, el costo de la vida, la seguridad pública, la energía y el clima, temas que han centrado el debate y la campaña electoral para elegir un nuevo gobierno. Y una gran interrogante sobre el resultado se levanta para los comicios que, al parecer, verá aumentar el número de participantes, habida cuenta de una cifra récord de quienes ya votaron de manera anticipada, 3,7 millones de canadienses, el 25,8 por ciento del total de electores registrados.

La guerra arancelaria y las pretensiones trumpistas de que Canadá se conviertan en su estado 51, ha matizado con el tema defensa de la soberanía el proceso en estos tumultuosos meses en que Justin Trudeau tuvo que renunciar al cargo y fue sustituido como primer ministro por Mark Carney, quien se vio obligado a convocar a comicios parlamentarios anticipados, cuando por la legislación estaban programados para el 20 de octubre.

Por lo tanto, la inestabilidad política y económica signan el momento en que se elegirán 343 miembros de la Cámara de los Comunes (el Parlamento) para que el partido con mayor número de escaños convierta a su líder en el primer ministro, que necesitaría para gobernar sin muchos contratiempos una mayoría de 172 correligionarios. Si el de mayor votación no alcanza esa cifra de legisladores tendría que acudir a lo que llaman «'acuerdo de confianza y suministro» (no coalición) con otro partido menor…

Se enfrentan como candidatos: el Partido Liberal de Carney, el Conservador liderado por Pierre Poilievre, el Bloque Quebequés de Francois Blanchet, la izquierda del Nuevo Partido Democrático que lleva Jagmeet Singh y los Verdes con Jonathan Pedneault.

Sin embargo, los analistas más precisos ven a solo dos en la contienda, a Carney y a Poilievre, siguiendo la tradicional pugna de liberales y conservadores, habida cuenta de que aunque los electores podrían favorecer un cambio en ese actuar, cuando el mayor número de votantes registrados corresponde a la población de las generaciones Z y Milenial —los nacidos a partir de 1981 y los de este siglo XXI—,pero son también los más remisos a acudir a las urnas, y hasta los menos informados de la vida política del país, pues no utilizan los canales de los medios establecidos, y su adicción informativa se reduce a lo que circula en las redes sociales.

Las agencias noticiosas insisten en ese particular y destacan las encuestas, una de estas, la de la CBC, muestra una carrera con muy estrecho margen de diferencia entre el Partido Liberal supuestamente favorecido con el 38 por ciento de los votos y un teórico 36 por ciento para el Partido Conservador.

Las discrepancias políticas entre los contendientes, que son muchas, se eclipsan en uno solo de los puntos en debate: han rechazado las pretensiones de Trump de anexarse a Canadá, defendiendo la soberanía. En todo lo demás, la puja marca las diferencia, pero también aquí aflora el fastidioso vecino de su frontera sur.

El estancamiento económico y el alto costo de la vida son hechos, y a ello puede contribuir más aún la actuación perniciosa de Trump en las relaciones comerciales del mundo y en especial de Canadá y también de México, sus dos «socios» en El Tratado Canadá-Estados Unidos-México T-CEM, la región de libre comercio más grande del mundo, ahora puesta en total crisis por la violación ejecutada por el caprichoso ego del casablanquino, aunque dejó en moratoria el pago que le impuso del 25 por ciento de aranceles sobre las importaciones bajo una de sus falsedades habituales para argumentarlo, la crisis migratoria que dice amenaza a EE. UU. y el tráfico del fentanilo.

Apenas cinco días antes de la cita en las urnas, Trump renovó su interferencia y falseo dea realidad, dijo que EE. UU. subvenciona a Canadá con 200 000 millones de dólares al año, aludió al estado 51 y amenazó con aumentar aún más los aranceles a los automóviles fabricados en Canadá.
La preocupación al respecto es grande, en declaraciones a la televisión canadiense, la analista política y profesora univesitaria Lori Turnbull, dijo:

«Hay tanto en juego aquí debido a nuestra relación disruptiva con Estados Unidos, el efecto de los aranceles, el efecto de una potencial guerra comercial que va a durar un tiempo (…) Todas esas enormes preguntas».

Las preguntas son incertidumbres, y el martes próximo abre una nueva etapa en esta nación, según los resultados de las urnas, y será ocasión de comenzar a analizar las posibilidades más a fondo de lo que realmente espera a la ciudadanía del extenso país norteño, desde sus retos internos y como parte de un mundo bien complejo y convulso, donde el Canadá miembro de la OTAN tiene participación directa.

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