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El vuelo infinito de Palomas

La única Casa Productora de Audiovisuales para el activismo social en nuestro país, Proyecto Palomas, luego de 23 años, mantiene la premisa de fomentar una genuina cultura de paz e inclusión en la sociedad cubana

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

«Ha sido desafiante y lo es cada día. Desde el 13 de junio de 2002 soy una nueva Lizette Vila y ese renacer no imaginé que lo tendría con poco más de 50 años. Tuve que empezar a hacer cosas que no pensé que haría, experimentar, crecer… Y lo agradezco porque el goce y la satisfacción que siento por los resultados de nuestro trabajo, por conocer a personas increíbles, por haber estado cerca del dolor y también de la felicidad… es incomparable.

«Mi familia y mis amigos me acompañaron en este empeño de hacer la que aún es la única Casa Productora de Audiovisuales para el activismo social en nuestro país. He sido feliz y todos los que integran Palomas lo han sido también. Ha valido la pena», afirma la cineasta, quien resultó nominada en 2005 entre las mil mujeres del mundo al Premio Nobel de la Paz.

Hace 23 años las puertas de la sede del Proyecto Palomas —calle Almendares entre Benjumeda y Desagüe, municipio habanero Plaza de la Revolución— se abren a las seis de la mañana para, desde allí, acompañar a las realidades cubanas. Muchas personas llegan a diario, y cada una puede sentir —como lo he sentido yo— que han llegado a un hogar del que pueden formar parte. La realización de audiovisuales es, quizá, la esencia, pero más que eso, es el pretexto para tender la mano, escuchar, comprender, apoyar, impulsar, defender, animar, abrazar… 

«Más de cien audiovisuales hemos realizado. El primero de los documentales fue Mujer alma de maravilla, sobre Carilda Oliver, una extraordinaria mujer. Teníamos en aquel entonces una BetaCam y nuestro espacio no tenía ni muebles. Fue una hermosa experiencia aquella en la que descubrimos a la Carilda despojada de mitos. Desde entonces hemos trazado un largo camino de empatía, credibilidad y amor para las personas con las que compartimos este país.

«Pintemos de violeta la economía cubana… para que ninguna quede atrás es el documental en el que trabajamos ahora. Hemos realizado una treintena de entrevistas y faltan, y es doloroso no tener todas las que quisiéramos. Tantas personas me llaman, quieren estar… tantas personas quieren contar sus historias e iluminar con su ejemplo. Cuando eso sucede te percatas de que tenemos una responsabilidad inmensa con nuestra nación y un compromiso inquebrantable con todos y todas».

Lizette Vila es una mujer trasgresora, revolucionaria, incansable. Su huella, antes de Palomas, ya estaba en la banda sonora de muchas obras y dirigiendo, pero Palomas es su gran obra, cuyo motivo principal es fomentar una genuina cultura de paz e inclusión en la sociedad cubana, acercándose a peliagudos temas relacionados con las violencias, las vulnerabilidades, las discapacidades, el machismo, los emprendimientos y la fe, entre otros.

Y Palomas cambió su vida 

Muchas personas e instituciones en Cuba y en otras latitudes han apoyado cada proyecto, porque la felicidad de los cubanos es un interés común. Cada documental, taller, iniciativa comunitaria, acción en redes… todo ha contado con la sensibilidad y el tesón de quienes comparten esperanzas y anhelos para que todos tengamos una vida digna desde la justicia de género y la justicia ambiental.

Sergio Cabrera, quien pertenece a la Red Global de Goldin Global Fellows —que agrupa a mujeres y hombres de buena voluntad en el mundo— también cambió su vida una vez que llegó a Palomas. Es un eslabón fundamental en la cadena que se teje a diario en la sede del proyecto, y bajo su coordinación —por solo citar un ejemplo— se creó una cadena de solidaridad en todo el país para la distribución gratuita de medicamentos para los más necesitados, sin olvidar que a la par, mantienen el acompañamiento a las personas cuidadoras.

«En uno de los momentos más difíciles de mi vida me acerqué a Lizette en busca de trabajo, pero, ante todo, en busca de una razón para despertar feliz cada mañana. Desde entonces he hecho cuanto hay que hacer para que florezca esta obra, sustentada desde la práctica transdisciplinaria de la Pedagogía de Paz, donde la Teoría Política del Amor y los Afectos, son los recursos esenciales para reparar. 

«He aprendido mucho, incluso a editar. He podido ser parte de ese ambiente democrático en el que todos opinamos y creamos juntos. Sumarme al espacio artístico de Palomas ha sido algo maravilloso, pero no pierdo el contacto con la gente desde mi rol de coordinador, para mí es muy necesario. 

«No sabes cuán gratificante es contribuir a que sean escuchados aquellos que lo requieren, a que sean visibilizadas todas las personas que sufren, a que se defienda la libertad plena en el ejercicio de nuestros derechos, a que hagamos realidad los sueños de muchos, a que la vida tenga sentido», apuntó Cabrera, licenciado en Filosofía y Teología. 

Desde la fotografía 

Integrante del equipo artístico de Palomas es también el periodista y fotógrafo Humberto Mayol, presidente de la sección de Fotografía de la Asociación de Artes Plásticas de la Uneac. Con una destacada trayectoria como fotorreportero y artista visual es él quien asume la dirección de fotografía de los documentales y sin titubear, confiesa que es un reto constante.

«Llegué por pura casualidad en 2006 y al año siguiente ya era de la nómina oficial. Mi trabajo inicial fue aportando las galerías fotográficas que se empleaban como apoyo visual en las obras documentales y a partir de 2012 asumí como director de fotografía los proyectos.

«En Palomas pude desarrollar mi inquietud por crear en el ámbito del audiovisual, mezclar las imágenes con los sonidos, con todos los elementos que componen el arte en esa línea creativa. Además, he crecido como ser humano y eso es loable. Cada proyecto que asumimos tendrá riquezas artísticas, será una propuesta de calidad porque en ello nos empeñamos, pero también será un motivo más para ser mejores personas.

«Sigo siendo el fotorreportero de siempre, y no podré dejar de serlo porque cada proyecto aborda un tema sensible, de alto impacto en nuestra sociedad, y quiero ser parte de ello», agregó Mayol, quien presentará el venidero 17 de julio su exposición personal El tiempo en la mirada en la Galería Villa Manuela de la capital cubana, que reúne imágenes suyas entre 1980 y 1990, fundamentalmente. 

Larga vida al Proyecto Palomas, a sus creadores, a quienes lo hacen posible, ese es el deseo —ya no de sus hacedores—, sino del resto de los mortales que en cada obra se ve reflejado. Que su vuelo sea infinito.

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