La chismografía, elemento nutricio del «periodismo cultural» occidental, vende ejemplares por millones. Y lo que empine la tirada al cielo, será catapultado desde estos medios, cuyas políticas editoriales priorizan el aspecto mercantil por encima de cualquier otro.
A mi esposa se le ha complicado la vida —más de lo que, por el solo hecho de vivir en este mundo, ya nos corresponde de previsible complicación. Un dermatólogo, luego de revisarle la frente, la nariz y los brazos ha determinado, con absoluto convencimiento, que a partir de ahora para ella está vedado tomar el sol, especialmente en las playas y más aun si el cielo está nuboso. Si se expone a esas radiaciones cargadas de rayos ultravioletas, se arriesga a sufrir de un cáncer de piel, le ha advertido.
La nota del pasado viernes interesó a muchos. Lo supe por los mensajes que de diversa manera enriquecían mi análisis, con el que pretendo, habitualmente, ofrecer un punto de partida para suscitar la reflexión colectiva. Recordarán que mi columna versó acerca del síndrome de las puertas cerradas y de ahí derivó a las mentalidades o las ideas cerradas. Claro, unos leen periódicos y otros no los leen, incluso no leen nada.
El primero de ellos es la República Islámica de Irán. «¡Hum! Eso habrá que analizarlo muy, pero que muy detenidamente». El segundo es Israel. «¡Pues adelante!, está en todo su derecho».
A cierto realizador fílmico latinoamericano, famoso por el contenido trágico de sus relatos, lo entrevistaron cierta vez y le preguntaron en torno a la visión amarga y pesimista de sus personajes. Indagaba el periodista además sobre la indiferencia de estos para con sus semejantes.
Son como torres de Babel, pero en sentido horizontal. A semejanza de la construcción bíblica, tal pareciera que en muchas calles y avenidas de nuestras ciudades confluyen todos los transportes del mundo, incluso los que no debieran estar.
Las palabras que nos parecían saetazos en la voz de Ryszard Kapuscinski y de Ignacio Ramonet, en otros comienzan a desgastarse, a ponerse viejas, a dejarnos en un callejón sin salida frente al aluvión tecnológico que está transformando radicalmente al emisor y al receptor, con una brecha casi irreconciliable entre quienes ya cumplieron los 50 años de edad y aquellos que viven sin contradicciones la cultura digital.
Los ideales que no se cuestionan enmohecen, se encartonan y perecen. Una Revolución debe ser una perenne interrogante. Ello sostuve recientemente en esta columna.
«¡Soldado Paz, usted ha sido asignado al pelotón de los mechones!». La voz del oficial percutió en mi vergüenza como choque de platillos en mi cabeza. Sentí que me mandaran a las estepas rusas.
Como hemos dicho, una de las causales de apelación alegada por los abogados de la defensa de nuestros Cinco Héroes sobre la cual deberá pronunciarse el panel de jueces del Onceno Circuito en Atlanta, es la mala conducta de la Fiscalía a lo largo de todo el proceso.