Del multiforme pastel que era Yugoslavia, deshecho a principios de los 90 en varias tajadas —gracias a que EE.UU. y sus aliados europeos empujaban irresponsablemente el brazo de quienes blandían el cuchillo—, queda aún un último trozo que algunos desean repartir: la provincia serbia de Kosovo-Metohija.
Washington pensaba equivocadamente que los cubanos iban a ocasionar una insurrección aprovechando la enfermedad del presidente Fidel Castro y decidieron reforzar su dispositivo de injerencia para lograr un golpe de Estado y controlar a Cuba.
La advertencia llega desde un lugar no habitual. David Walker, contralor general del gobierno de Estados Unidos a cargo de la Oficina de Control del Gobierno (GAO), avisa que existen «sorprendentes» similitudes entre la actual situación de su país y el fin del imperio romano. Así describió las semejanzas: «Dentro de las fronteras, hoy en Estados Unidos, como entonces en Roma, hay una caída de los valores morales, de la civilidad política y de las prácticas públicas. Ese proceso está acompañado de la necesidad de una continua expansión militar fuera de los confines y la sustancial irresponsabilidad fiscal del gobierno central».
Leo esta mañana el reportaje que Dora Pérez y Margarita Barrio publicaron el domingo, con el título «La ley y el ¿desorden?», que es justo lo que Martí aspiraba que hiciera el periodista: mostrar «la verdad útil».
Las fotos se toman ¿con una cámara o con el corazón? A Korda, el creador de la mítica imagen del Che, unos estudiantes norteamericanos, que hablaban con pasión de su arsenal fotográfico, le preguntaron con qué tipo de cámara él tomaba sus fotos. Korda los miró con bondad, se tocó el pecho y dijo: «Con el corazón».
A dos consejos, el mismo rechazo sordo.
«El mundo giró muchas veces desde que comenzó nuestro viaje», filosofó en el discurso de despedida, en el que también dijo: «Echaré de menos, profundamente mi trabajo aquí, a mis colegas y la oportunidad de servirle a usted y a la nación». Lo de «servir a la nación» se lo creyeron muy pocos, y una cifra nada despreciable de estadounidenses y otros seres planetarios se alegraron de la retirada, habida cuenta del protagonismo que este ejemplar del neoconservadurismo tiene en el quehacer de la administración bushiana y en sus métodos de vendetta.
COMERSE un aguacate cuesta caro.
CUÉNTASE que un escritor se encontró en la calle a un amigo suyo e inició una perorata que, prácticamente, fue un monólogo. Durante más de media hora el otro pobre mortal no pudo decir ni jota. Al darse, supuestamente, cuenta de su impertinencia, el intelectual le dijo: «Bueno, ya hemos hablado bastante de mí. Ahora hablemos de ti: ¿Qué te ha parecido mi última novela?»
LA acusación del supuesto delito «Conspiración para recopilar y trasmitir información de Defensa Nacional», nombre técnico del cargo imputado según la ley penal norteamericana (18USC & 794), comúnmente llamado «Conspiración para cometer espionaje», es, sin dudas, el tema central del proceso seguido contra nuestros cinco patriotas presos injustamente en Estados Unidos. Recuérdese que la prensa miamense le llamó enseguida «el juicio de los espías», calificativo que repitió una y otra vez El Nuevo Herald durante la etapa de celebración del proceso.