El país cambia por día, y lo que falta. Aunque las animadversiones mediáticas desde grandes emporios informativos no descansan en pintarnos como una sociedad inmovilizada, hoy por hoy las transformaciones quiebran dogmas, flexibilizan mecanismos y levantan prohibiciones ya obsoletas. Se propugna mayor horizontalidad en las relaciones económicas y sociales, superando el acendrado verticalismo y la acentuada hegemonía estatal.
Como lo ha contado Chávez con esa, su espontaneidad proverbial y la naturalidad del auténtico llanero, los imaginábamos durante estos días de su prolongada estancia entre nosotros —siempre bienvenida. Fidel, pendiente de él desde que le notó aquellas raras molestias y, al decir del propio Chávez, inquiriendo hasta la saciedad con la solicitud de un padre preocupado por su hijo.
De pronto te viene a la mente aquella frase medio difusa. Por más que te esfuerzas no puedes recordar de quién la escuchaste. Lamentas la mala memoria y, para consolarte, piensas que pudiste haberla leído en alguna parte, quizá por eso no la asocias con nadie en particular. De todas formas ya no importa. Empiezas a inventariar tus actos, tienes la esperanza de no haberte contagiado. Sabes que no es una enfermedad mortal, pero prefieres mantenerte lejos.
La realidad suele exhibir una cara: la más inmediata, que resulta, con perdón del señor Perogrullo, la más visible. Dicho esto, retomo el tema del pasado viernes 24 de junio cuando el comentarista reflexionaba sobre los riesgos presentes en las circunstancias de renovación de la sociedad cubana. Entre los inteligentes comentarios puestos debajo de la publicación digital de aquella nota, un lector minimizaba los riesgos, porque hasta ahora solo se había concretado lo más simple de lo proyectado.
La población del condado de Miami Dade, según el censo del 2010, asciende a casi 2 500 000 habitantes. Ocupa el octavo lugar dentro de los condados con mayor población de Estados Unidos. Treinta y cinco municipios están incorporados al condado. Cada uno tiene un alcalde y varios concejales, además de un cuerpo de policía que responde directamente al administrador de la ciudad. El mayor de los municipios que componen el condado es el de la ciudad de Miami. El condado también es conocido por el nombre de Gran Miami.
Yo sí vi ballenas blancas y desenterré tesoros, sí correteé por la Luna y escuché las sirenas y, lo mejor de todo es que lo sigo haciendo. El escritor español Benjamín Prado no puede incluirme en el bando de los hombres vacíos, como él llama a aquellos que nunca han abierto un libro y que por eso viven en un mundo triste, oscuro y estrecho.
Le profeso gratitud y admiración desde los primeros instantes en que acudí a su sabiduría para precisar un dato o buscar un detalle revelador. La conocía solo de nombre o por haber leído algunos de sus escritos, antes de descubrir su figura al verla pasar con frecuencia por la santaclareña calle Céspedes, rumbo a su trabajo o de regreso de este.
No tengo nada contra la tecnología, mucho menos contra los celulares.
Por estos días ando enfrascado en las defensas de tesis de graduados universitarios, unas veces como tribunal, otras como oponente, pero de cualquier forma con suficiente pábulo para meditar sobre el acto académico en sí mismo y en sus repercusiones. A mi lado, un colega presencial me susurró al oído: «Cada año suben más el listón de la exigencia y el rigor».
Se puede ser habitante de un país y no ser su ciudadano. Esa honda condición cívica no se hereda en el acto del nacimiento en ningún espacio geográfico, más bien se alcanza, o se merece.