La historia se teje de hechos heroicos, de tristezas, alegrías, de personalidades ilustres, pero también de curiosidades y de gente común que trasciende de una época a otra en la memoria numerosa.
¿Cómo se hace un buen sofrito? ¿Está usted entre quienes doran el ajo primero, removiéndolo a fuego bajo, colocan la cebolla después, acto seguido el ají —ya sea «cachucha» o pimiento— y, finalmente, el puré de tomate, hasta que cada uno emane sus respectivos aromas y la salsa adquiera sabor? Entonces, la exquisitez alcanza su clímax si, con paciencia y dedicación rehoga lentamente en la salsa, aplastando un poco, una ración de los granos que darán paso al potaje en cuestión.
Aquel auto despampanante se desplazaba frente a los agobiados pasajeros en espera de su transporte público en una parada habanera azotada por el sol. No se podía distinguir a los tripulantes del vehículo, blindado como estaba con cristales oscuros, aunque sí dejaban escuchar la música estridente que salía de sus ruidosas entrañas. De repente, una de las ventanillas se replegó y solo asomó un brazo que lanzó a la calle, decretada basurero, una sonora lata de cerveza recién consumida, como para marcar diferencias desde una móvil torre de marfil.
Desde una foto sepia de 1958, con toga y birrete y acompañado de la tía Lula, su madrina de graduación, mi primo John Gay Rodríguez me mira y pregunta con sus ojos adolescentes cómo será el futuro y algo más, mientras avanza entre el público en el teatro Apolo del pueblo de Jovellanos, para recibir en el estrado su título de Bachiller en Ciencias y Letras.
Ir al fondo… Dicho así el comentarista, desde su modesto papel de juzgar la realidad, podría asumir una posición autoritaria. El infinitivo resulta peligroso por su semejanza con el tono imperativo, y por ello García Márquez ha recomendado que ni los títulos lleven esa forma verbal para no confundirla con una orden. Más bien, cuando digo: ir al fondo, pretendo definir y analizar la relación entre propuestas de solución y las soluciones en la práctica.
Cuando el 28 de julio de 1976 se creó la red de Centros de Educación Superior (CES) se iniciaba el primer gran proyecto para llevar la ciencia y el conocimiento a todas las regiones del país.
La muerte de Osama Bin Laden fue un acontecimiento multipropósito. Subió la popularidad de Obama aunque dejó sin valor el pretexto con el que por más de una década Washington sostuvo la guerra e intento de ocupación de Afganistán; ha sido detonante para el deterioro de las relaciones entre EE.UU. y Paquistán... Pero, no puso fin a los bombardeos con drones del Pentágono en ese territorio.
Viví por un año en Caracas, en 1965. Volví a vivir allí por otro año más, en 1968. Durante ese último año, nació en aquella ciudad el caraqueño dos millones; la ciudad aún era vivible. Hoy en día es una gran metrópoli, y como tal, se ha vuelto más inseguro caminar por las calles en la noche.
Aunque el sentido común responde que es de todos, los hechos suelen contradecirlo: el calentamiento global y los cambios climáticos que conlleva han convertido el agua en algo tanto o más codiciado que el petróleo y grandes empresas se están convirtiendo en dueñas de ese recurso natural, extrañamente, con la ayuda de las Naciones Unidas, la organización creada para velar por los derechos de los habitantes del planeta entero. En este caso, y no solo, parece inclinada a preservar más a los unos que a los otros. Con razón decía Bernard Shaw que el sentido común es el menos común de los sentidos.
De teléfono a teléfono se corrió la voz: a un vecino de las afueras de Madrid, desempleado e imposibilitado de pagar la hipoteca de su vivienda, las autoridades vendrían a desahuciarlo de un momento a otro. Entonces, grupos de «indignados» —el movimiento popular nacido hace casi dos meses, que aboga por modificar los móviles que han llevado a España a la actual crisis— se congregaron ante la casa para boicotear el desalojo. Y los que venían con la orden de embargo debieron volverse por el mismo caminito.