A Sara Rodríguez, la dama de Guantánamo, le escribí las últimas cartas de mi puño y letra. Ya no se escriben cartas. Ahora todo está al borde de un clic. Ella convertía una hoja en estrella, una raíz en filigrana. Sus palabras te resguardaban los caminos.
Levanto las dos manos por el panfleto. Y las alzo por una razón: el panfleto no puede ser el término peyorativo, hiriente, que se endilga a todo texto que defiende una causa, un proyecto, una condición, escrito con palabras claras, asequibles, democráticas, incluso apasionadas. Más bien ese texto puede ser llamado panfleto o calificado de panfletario, pero como indicio de excelente calidad periodística o literaria.
La pelota, que se vive por estos días con tremenda expectativa, forma parte del ADN nacional. Fíjese que digo pelota y no béisbol. Porque en Cuba nadie dice «Voy al estadio a ver el béisbol», ni menos «Prefiero ver el béisbol por la tele». Decimos pelota, a pesar de que otros deportes también usan implementos denominados así. La pelota, en gratitud, le ha legado al discurso popular un glosario de expresiones al que todos, en determinadas circunstancia, hemos apelado alguna que otra vez. Veamos:
Para el cumpleaños 29 de su hijo Axel, el escritor Alexis Díaz Pimienta reunió en «antología íntima» los poemas que a los largo del tiempo le había dedicado. Aquí van tres de ellos, tomados del Facebook del genial papá.
A veces, cuando repaso las imágenes del álbum de mi teléfono móvil, temo por el futuro o, más bien, por los recuerdos del pasado que vendrán después del día a día del presente que vivimos.
La adicción de Donald Trump al escándalo continuó recientemente con su calificación de agujeros de mierda a El Salvador, Haití y a las naciones africanas durante una reunión con legisladores para discutir una propuesta de reforma migratoria. Un día después que se diera a conocer la perturbadora frase del mandatario estadounidense —ante la ausencia de un desmentido oficial de que haya usado este término para rechazar que Estados Unidos reciba a inmigrantes de esos países— embajadores de 54 Estados ante la ONU denunciaron los dichos xenófobos y exigieron una retractación y disculpas.
Allá en mi barrio natal de la provincia de Holguín, Mangue Consuegra —o sin ella, pues fue un tipo indigno de cualquier manera— era para Benjamín Salatodo lo que es hoy el senador Marco Rubio para el insoportable Donald Trump; es decir, un perfecto buquenque, usando un término bien cubano.
Los he observado a distintas velocidades, convertidos casi siempre en relámpagos, aunque de vez en cuando también en tortugas. Los he mirado a cualquier hora, de día o de noche, sin interesarles los ojos inquisidores de los que «van bien».
El acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación ha puesto en crisis la impresión, sobre la base del papel, de libros y periódicos. En más de un sentido, parecería que está llegando a su término la era iniciada por Gutenberg, asociada a una inicial democratización del conocimiento y a una visión humanista del universo.