La adicción de Donald Trump al escándalo continuó recientemente con su calificación de agujeros de mierda a El Salvador, Haití y a las naciones africanas durante una reunión con legisladores para discutir una propuesta de reforma migratoria. Un día después que se diera a conocer la perturbadora frase del mandatario estadounidense —ante la ausencia de un desmentido oficial de que haya usado este término para rechazar que Estados Unidos reciba a inmigrantes de esos países— embajadores de 54 Estados ante la ONU denunciaron los dichos xenófobos y exigieron una retractación y disculpas.
Los insultos contra centroamericanos, caribeños y africanos se produjeron al cabo de una semana en que el tema migratorio dominó la agenda política de Washington, con el intento legislativo de sacar adelante un texto que proteja a los más de 700 000 jóvenes conocidos como dreamers antes de que expire el plazo de seis meses dado por Trump tras cancelar el programa que los mantenía a salvo de la deportación.
En contraste con este esfuerzo, fue también la semana en que el magnate anunció el fin del Estatuto de Protección Temporal, que protege de la deportación a 200 000 salvadoreños, medida que permite expulsar a personas con años de residencia en Estados Unidos, luego de que en noviembre ya había condenado a más de 50 000 haitianos a prepararse para salir del país o vivir en la ilegalidad. También fue ocasión para que el republicano volviera varias veces sobre una de sus obsesiones, la necesidad de construir un muro fronterizo para mantener fuera a inmigrantes y traficantes de drogas, y de que sea México quien pague por la barrera.
Como recordatorio de que Trump no se encuentra solo en la persistencia de una mentalidad racista propia de siglos pasados, el legislador republicano Steve Alford afirmó que los negros responden peor al uso de drogas debido a la composición de su carácter, su genética y todo eso, como argumento para oponerse a cualquier forma de legalización de la marihuana. Actos como este, así como la furiosa reacción de asociaciones de ultraderecha ante la noticia de que el Presidente planteó la posibilidad de una reforma migratoria integral —así fuese a cambio de disposiciones que prácticamente cierren el país a nuevos migrantes— ponen en evidencia que si un personaje tan impresentable ocupa esa posición es porque lamentablemente su postura representa a amplios sectores sociales.
Para cerrar la semana de escándalos, el pasado viernes se dio a conocer que un mes antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 un abogado de Trump arregló un pago de 130 000 dólares a una actriz porno a cambio de que esta no hiciera revelaciones acerca de un encuentro sexual que supuestamente sostuvo con el expresentador de televisión en 2006, cuando este ya se encontraba casado con su actual esposa.
Es necesario poner fin a este discurso venenoso que normaliza el odio e incita a actos de agresión contra los miembros de las llamadas minorías, especialmente porque las palabras de Trump van acompañadas de decisiones que vulneran los derechos y trastocan las vidas de millones de personas dentro y fuera de Estados Unidos. En este sentido, las disculpas exigidas por las naciones de África son un primer paso primordial para que lo inaceptable deje de pasar como rutina. (Editorial tomado de La Jornada)