…la vida solo es bella por el deber y por la casa.
Por este o por aquel lado se debate sobre el debate. Y la recurrencia de litigios, sobre todo electrónicos, avisa de que tanto como con el trabajo honrado, la justicia social, o la educación rigurosa, la salud política de una sociedad se conserva y se depura también con la discusión.
Hace unos años, varios técnicos latinos «desembarcaron» en algunos de los más grandes clubes del fútbol europeo. En esas mismas fechas el argentino César Luis Menotti se dio una vuelta por La Habana, y yo, que por entonces solo había garabateado unas cuantas cuartillas, me atreví a preguntarle que si esas circunstancias podían propiciar un cambio de estilo en el fútbol del Viejo Continente.
Cuando el Himno, hoy, se nos suba al pecho como tantas mañanas, que sus notas sean fósforos que nos quemen el alma, con aquel mismo ímpetu con que Bayamo fue incendiado un día, para redimirnos del pecado de lo impropio.
El curso escolar en Cuba nunca se detiene: en las llamadas vacaciones es común ver a muchos trabajando —tanto en la escuela como en los hogares— preparando condiciones para cuando llegue septiembre, y en ese empeño se comprenden desde actividades de mantenimiento de las instalaciones y otros medios escolares, hasta la compra y alistamiento de los uniformes.
El artículo La verdad de las bebidas deportivas, aparecido en una de las ediciones de julio de 2012 de la Revista Médica Británica (British Medical Journal), me llevó a dilucidar en sus líneas cuán cierto puede ser el mito que muchos han levantado en torno a los «milagrosos líquidos».
Será como usted ordene, Comandante. Será como usted pida, como usted quiera. Y aunque me consta que lo sabe por ir delante, abriendo senderos y caminos difíciles, desbrozando las malezas de esta selva terráquea globalizada por el egoísmo, a todos nos alegra confirmarle que la nueva guerrilla anda bien, va con usted.
No se puede hablar de la mayor parte de los políticos norteamericanos sin agregarle el apellido de mentirosos. La mentira, entre casi todos ellos, ha sido una constante.
El monumento a los héroes de la guerra por la independencia de Namibia, dirigida por la SWAPO (South West African People’s Organization) resulta, además de imponente, una obra maestra y arquitectónica para preservar la memoria y el valor de sus hijos caídos en las luchas contra el colonialismo alemán y contra el régimen del apartheid sudafricano.
Hace media semana se terminó de derrumbar lo poco quedaba en pie de la leyenda de Lance Armstrong. Y lo siento por todos sus admiradores —que no eran pocos—, porque seguro experimentan iguales sensaciones de decepción que las mías.