Quizá entre las frases más populares del campo cubano está la que da título al presente comentario. Asegurar que alguien o algo se encuentra como «el palo en cañada», equivale a graficar enseguida la idea de lo inoportuno, del obstáculo, de aquello que no permite que la vida fluya de manera normal, desatando un sinnúmero de molestias.
Que de mis recuerdos sí quiero yo hablar, por si reviven ciertos fantasmas. En los años escolares y después ya en el ejercicio laboral… siempre hubo alguien con cargos en la organización estudiantil, sindical o política, y una libretica reveladora, para apuntar quién participaba o no en las actividades «programadas»: trabajos voluntarios, actos conmemorativos, reuniones…
Dicen que el distraído animal, al igual que los demás hermanos de su grupo, pasaba todos los días por aquel pozo sin brocal, pero se las ingeniaba de tal manera que, aunque el hoyo estaba desprovisto de tapa, sorteaba el peligro de caerse. Se iba por aquí, por allá, colándose con una calma fenomenal entre las piedras, la yerba fresca y los pantanos.
Otra vez la broma pesada. Y no debiera sorprender, porque en la mayoría de las ocasiones, el Premio Nobel de la Paz ha recaído en personajes bien distantes de ese propósito; por ejemplo, un Barack Obama recién asomado a la Presidencia, pero comandando dos guerras repudiables, que por cierto todavía continúan; o un Henry Kissinger hacedor del golpe de Estado contra el presidente chileno Salvador Allende, por citar una sola de sus «hazañas».
Si algo no le falta al cubano es sentido del humor, gracia para contar las cosas más insólitas y estómago para reírse hasta de sus infortunios. Sin embargo, en ocasiones excedemos el tono —dicen que o no llegamos o nos pasamos— y terminamos siendo injustos e incluso superficiales en algunos análisis.
Cuando amanece se recuesta en la butaca, junto a la ventana, y trata de olvidar, pero es difícil. Ángela convierte el recuerdo en mariposas e intenta volar, despegarse del suelo y regresar en las tardes, después de las tormentas. Pero no puede.
«Un síndrome raro en las montañas», así se titula un trabajo publicado en el tercer número del presente año en la revista cubana de salud pública. Es un sugerente escrito de la Dra.C. Silvia Martínez Calvo, de la Escuela Nacional de Salud Pública, donde se narra una experiencia vivida por ella durante el cumplimiento del servicio médico social rural en la provincia de Guantánamo.
Hay quien pierde su tiempo. Al fin y al cabo, es su tiempo, su problema… Pero abusar del tiempo de los demás no es derecho de nadie.
CARACAS.— Sí. Ganamos. Mi pésame a la derecha mundial. Mi pésame a los poderes hegemónicos (y valga la redundancia). Palmaditas en la espalda a los escépticos. Mi agradecimiento a la constancia y la sabiduría de un pueblo. Mi admiración por uno de los hombres más grandes en la historia americana.
La victoria de Hugo Chávez en las elecciones que se acaban de realizar en Venezuela se sabía, se podía predecir, y en realidad no tenía sentido preguntarse si ganaba o no, ya que, como dicen los espiritistas, lo que se sabe, no se pregunta.