El hombre —dice un viejo refrán— es el único animal que tropieza dos veces —y más— con la misma piedra, y lo peor del caso es que en muchas ocasiones hasta lo planifica, pues algunos se empecinan en coger por el mismo camino sin mirar otras veredas.
Muchas personas se preguntan a diario por qué hay tanta inestabilidad en la calidad de algunos productos que consumimos, como es el caso del pan, las galletas y dulces; los helados, etc.; mientras que otro tanto ocurre con servicios vitales como el transporte, el agua y los productos agrícolas, para solo citar algunos ejemplos.
«La violencia es el miedo a los ideales de los demás».
Hago un zoom back en la memoria y me lo encuentro risueño en la más reciente tertulia de JR con alfabetizadores, contándonos cómo brillaba la Plaza de los cubanos aquel 22 de diciembre de 1961. Él no había alfabetizado, pero buena parte de las mejores imágenes de aquella campaña de la bondad se deben a su lente.
Cuando le puse los audífonos para que escuchara la canción, a ella se le aguaron los ojos. Arjona, desde esa poética tan suya, cantaba a la agonía menstrual de la mujer con la intención de describir la otra agonía, la de aquellas mujeres que sufren por no poder concebir.
«Documentos que debe presentar para realizar herencias de tierra: escrito de promoción con sello de cinco pesos, certificado de defunción, certificación de matrimonio, certificación de nacimiento, aval de la CCS a que pertenece, aval del presidente de la ANAP...»
Son más que aviones espías. Se llaman Predators (Depredadores), y eso nadie lo duda. Cada día, los drones de la CIA hacen gala de su nombre en Paquistán, Somalia, Yemen. Dicen el Pentágono y la Casa Blanca que buscan «terroristas», pero el saldo de sus fisgoneos es la muerte de muchos civiles —lo que hipócritamente y en total desprecio a la vida llaman «daños colaterales»— y el pánico en quienes se sienten cazados por estas potentes tecnologías de guerra, sin saber por qué.
De pronto, el eco de los que venían nos hizo reparar en cuestiones metafísicas. Los siguientes minutos se ocultaron con facilidad, fue como si la muerte nos hubiera besado los rostros, los de todos, uno por uno. No hablamos. No nos miramos. No pronunciamos las palabras absurdas de siempre. Solo esperamos, apenas eso.
Además de bruta, troglodita y cavernícola, la ultraderecha de este país es necia, absurda e intolerante. En política se puede ser conservador. Digamos que no es nada aborrecible. Tener ideas conservadoras es una posición que se debe respetar. No existe ninguna razón para pensar que solamente los que están a la izquierda o en el centro del espectro político son los únicos que siempre tienen la verdad en sus manos, ni los únicos que tienen las respuestas para la solución de todos los problemas que se presentan en la sociedad moderna. Hay que ser un ignorante político para creerse poseedor de la verdad absoluta. Los seres humanos no nos podemos definir solo entre blanco y negro. Definitivamente, existen otras tonalidades, otros colores.
No había acabado de apagarse el eco de los porrazos contra los manifestantes en las calles madrileñas, y ya retumbaban al día siguiente las consignas en Atenas: una manifestación que, el miércoles, visibilizó la huelga general con que en distintas urbes griegas, los ciudadanos de ese país señalaban su parentesco con los españoles.