Cuando se acerca septiembre, el paisaje urbano se modifica. Después del adormecimiento vacacional, la muchachada anima las calles con el colorido de los uniformes. Algunos jóvenes se estrenan en la universidad, donde habrán de esbozar proyectos de futuro. En esos días percibo con mayor agudeza la nostalgia del aula. Siempre me tentó la vocación del magisterio, pero nunca estudié pedagogía. Aprendí el oficio sobre la marcha y, sobre todo, valiéndome de las vivencias personales, imitando a mis mejores profesores y descartando comportamientos que me parecían inadecuados.
Tengo enraizada para siempre la certeza de que nada tiene mayor autoridad y poder de convocatoria que los sentimientos. De ellos depende, como alguien dijo, la suerte del mundo. No olvidaré, por ejemplo, uno de los carteles más hermosos y aleccionadores que he visto en toda mi vida: «La Revolución nace en el corazón». Eso significa que todo cuanto hagamos, incluso aquello que más serio y solemne parezca, jamás será —si de hacerlo de veras se trata— algo abstracto que no haya pasado antes por una conversación cálida, por una conexión personal que dejó huellas y se convirtió en rampa de lanzamiento para lo que definitivamente une: la creación.
Un día la utilizaron para luchar contra los soviéticos en Afganistán. Eran tiempos de la Guerra Fría. Luego, con el derrumbe del campo socialista en Europa del Este, Estados Unidos se quedó sin el enemigo que justificara su desmedido belicismo de Imperio global. Entonces Al-Qaeda, su colaborador, se convirtió en el objetivo a rastrear por todo el mundo. Habían derribado las Torres Gemelas, y eso era una amenaza a la seguridad nacional, dijeron en Washington. Todo fue un montaje.
Crisis económicas, conflictos armados, catástrofes medioambientales, la búsqueda de nuevas oportunidades, reunificación familiar, la venta de quimeras incumplidas… Cualquiera podría ser la causa general de la migración, un fenómeno de escala mundial que hoy, según cifras de Naciones Unidas, asciende a 214 millones de personas en el mundo.
Desde hace un tiempo, sobre todo después de las recientes lluvias y las condiciones creadas por las elevadas temperaturas y cierto deterioro de la higiene en algunos lugares, se demanda de la población mayor apoyo para erradicar la proliferación del mosquito Aedes aegypti: el vector más importante en la transmisión de la fiebre amarilla y el dengue en la región de las Américas.
Septiembre siempre despierta con olores nuevos. Por doquier nos devuelve una entusiasta «uniformidad» de edades y tamaños diferentes que vienen a complementar el equilibrio de la vida social en los próximos diez meses. Ya han terminado las vacaciones, y con ellas se disipa un sabor festivo y casero que marca la temporada más calurosa del año, pero que de alguna manera ha de permear con ese ánimo un período cuyas exigencias implican una sucesión de estadios transitables, ahora dispuestos nuevamente a ser superados.
CARACAS.— El mandatario Hugo Chávez volvió a declararse convencido de obtener una victoria aplastante sobre la derecha en los comicios presidenciales del 7 de octubre (7-O), cuando aspira obtener, indicó, el 70 por ciento de los votos.
Con mucha pena y muy pocas glorias, terminó en Tampa, Florida, la fanfarria de los cavernícolas norteamericanos, eso que se conoce como la Convención Nacional del Partido Republicano de Estados Unidos.
Intentó de todo, hasta volar, pero el destino no siempre trae escrito finales felices, no siempre los héroes salen gloriosos de las guerras ni triunfan los amores después de la pólvora. Y ella no pudo detener la bala. Ni siquiera su cuerpo pudo. Su cuerpo de señorita pura y decente, sin marcas, ni dolores, ni dueños. Ella lo vio caer, desde la plataforma, y la última imagen de José Gregorio Martínez Medina, «el Yanqui», se le grabó para siempre en el iris.
La celebración de los Juegos Paralímpicos es de por sí, un acto de infinita justeza. La ceremonia de inauguración de la XIV edición de estas citas, que por estos días se celebra en Londres, fue más que todo, un canto a la inclusión en todas las esferas de la vida —y el deporte en particular— de las personas con limitaciones físicas. En fin, una victoria de los mejores valores del ser humano.