Son la última especie de la genética del horror: cuervos de la guerra robótica que alguien lanza desde una cómoda oficina a distancia del peligro y la miseria en oscuros rincones de este mundo, para exterminar enemigos a dedo, por orden del señor presidente de los Estados Unidos.
LONDRES.— Los ingleses son conocidos en el mundo por muchas cosas. Dicen que son puntuales como ninguno. Pasaron a la historia como los padres del fútbol, pusieron su sello a un tipo de salsa, y poseen una de las monarquías más emblemáticas del planeta.
No es una palabra cualquiera en el diccionario común de la vida nacional. Es un sustantivo especial entre los muchos que pueblan el catálogo, ya no solo de la lengua española, sino de la existencia de los cubanos. Entre esas nueve letras se decide algo mucho más serio que una etimología, un verbo, algún sinónimo o un antónimo.
Eficiencia y eficacia empiezan a aparearse en nuestro lenguaje. Tanto insistíamos en el primer término de esas categorías, que soslayábamos el segundo. Y como un colega las definió con certeza el pasado viernes 13 de julio en Granma, no voy a repetir lo dicho por él y por este articulista otras veces. Tal vez, para no dejar a algún lector en apagón, podría resumir un tanto capsularmente: eficiencia: hacer con el gasto imprescindible; eficacia: hacer exactamente lo planeado.
Cada vez que tienen lugar eventos deportivos trascendentales, ríos de tinta hacen eco de atletas dopados. Lamentablemente, muchas de estas noticias son sensacionalistas, escoltadas por una gran repercusión social. Pocas veces son textos constructivos donde se analiza la génesis del problema.
Venía caminando algo desprevenida cuando choqué con el patio trasero del cuartel. El Moncada se me apareció de pronto, como si alguien lo hubiese colocado allí de repente. Lo bojeé hasta quedar frente a la posta número tres. Entonces me fue imposible no pensar en aquel despertar de julio, en quienes se hicieron hombres esa vez con el fusil en las manos.
Ahora resulta que en Miami también existe un exilio venezolano. Mueve a risa ver que gente que va constantemente a Caracas, Maracaibo o Valencia, a ver a su familia, hacer negocios o simplemente a pasear, regresen a esta ciudad autoproclamándose exiliados.
«Le tira y levanta un flay al jardín central… está dominado». De esa, y muchas otras formas, todos los cubanos recordaremos eternamente al prestigioso narrador deportivo Héctor Rodríguez Almaral, quien falleció en horas de la tarde del pasado domingo a la edad de 66 años, víctima de cáncer.
LONDRES.— La vida suele ser una mezcla de sensaciones contrapuestas, ya sea por los caprichos del azar, o por la certeza de que la felicidad total es una quimera. Más o menos en medio de esa compensación emocional amaneció este lunes la capital inglesa.
Vi que el mar verdadero era un muchacho que saltaba desnudo…