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Moscú, octubre 11.— El ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, reiteró este viernes la alerta de Rusia contra posibles intentos de opositores armados sirios para impedir la destrucción de arsenales químicos, y de esa forma reabrir el camino a una intervención militar.
Deseamos que quienes pueden influir directamente en diferentes grupos opositores les exijan abstenerse de cualquier provocación capaz de perturbar el desarme y volver a provocar discursos sobre la necesidad de intervención externa, dijo Lavrov, citado por Rusia Today.
Lavrov informó que hasta la fecha el desmantelamiento de las armas químicas en Siria progresa sin trabas.
Hacemos todo para que el Gobierno sirio siga colaborando de buena fe con los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), concluyó.
Rusia insiste en que la responsabilidad por el almacenamiento, manipulación y eliminación de los arsenales químicos recae no solo en el Gobierno de Damasco, sino también en los grupos opositores y los Estados vecinos.
Lavrov aseguró que existen informes que dan cuenta de que en Afganistán, terceros países enseñan a las bandas armadas que buscan derrocar el Gobierno de Bashar al-Assad, a manejar armas químicas para llevar a cabo provocaciones en Siria.
El jueves, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Alexander Lukashevich, aseguró que había duda de que en los territorios controlados por las agrupaciones armadas opositoras existan arsenales químicos, advirtió Lukashevich.
En tanto, el Premio Nobel de la Paz fue otorgado este viernes a la OPAQ, por su misión de desmantelamiento del arsenal químico de Siria, lo cual ha levantado críticas entre especialistas que consideran que la labor principal en la resolución de este conflicto la ha realizado Rusia, y por tanto se muestran extrañados por el reconocimiento a la OPAQ.
EFE dio cuenta del descontento de muchos sirios por el Nobel concedido a la OPAQ. Algunos consultados consideraron que el reconocimiento debió otorgarse al presidente ruso, Vladimir Putin, por su mediación en el conflicto, por salvar a la región de una devastadora guerra y haberle ofrecido a Estados Unidos una salida diplomática y política a sus planes de agredir a Siria.
La OPAQ, con sede en La Haya, vela por el cumplimiento de la Convención de Armas Químicas (CAQ), un tratado multilateral firmado en 1993 y vigente desde 1997. Ese tratado prohíbe el desarrollo, la producción, el almacenamiento y el uso de las armas químicas, y prevé su destrucción total.
Es el segundo año consecutivo en que una organización recibe este galardón. El año pasado el premio fue concedido a la Unión Europea «por los procesos de pacificación y democracia que está implementando», lo cual levantó en ese momento múltiples debates sobre si algunos candidatos verdaderamente merecían ese reconocimiento.
