En las primeras horas de su estancia en Cuba Carlín Rodríguez (con las maracas) acompañó al quinteto Rumi. Autor: Adán Iglesias Publicado: 21/09/2017 | 05:09 pm
Allá por el año 1955, en una de sus giras por Caracas, Benny Moré se presentó en el cine-teatro Alameda de San Agustín del Sur; en una época donde era costumbre la actuación de artistas invitados entre una función y otra. Tras los aplausos, El Bárbaro del Ritmo se fue a La Atarraya, pequeño bar que se encontraba justamente detrás del teatro y «famoso por sus bebidas “espirituales”: siete brincos, raspadura de uña y otros más».
—Oye Benny aquí tenemos un chamo que canta muy bien, alguien le dijo; al tiempo que señalaba a un adolescente que desde la calle lo observaba boquiabierto.
El cubano le tiró el brazo por el hombro y juntos cantaron Alma Libre: «Igual que un mago de Oriente/ con poder y ciencia rara/ logré romper las cadenas/ que sin piedad me ataban…»
El tema era bien conocido en la patria de Bolívar pues Benny lo había grabado con el venezolano Alfredo Sadel.
La anécdota nos la cuenta en La Habana, Carlos Asicio Rodríguez Villasana, recién llegado de Caracas para asistir a la XV Edición de la Feria Internacional de Cubadisco.
Carlín Rodríguez, como se le conoce popularmente, tenía 15 años de edad y muchos escenarios por conquistar cuando cantó con el Benny. Transcurrido medio siglo de vida artística, este pionero de la salsa venezolana confiesa:
«Aquel encuentro marcó en mí la inquietud y el deseo de cantar. Me probó, yo era un novato y cantar con ese señor fue algo extraordinario. Yo admiraba su voz y su estilo inigualable, que me perdonen los demás intérpretes cubanos, pero él es el mejor de todos. El Benny y Miguelito Cuní son unos “monstruos” de la canción».
—Hablemos de los inicios de su carrera profesional.
—Al poco tiempo me presenté a cantar en un concurso de televisión conducido por el finado Renny Ottolina. Fui acompañado de Las estrellas del Trópico, grupito integrado por los chamos del barrio. Por fortuna ganamos. El premio consistía en la acreditación a la Asociación Musical y el contrato para presentarnos durante una semana en Radio Caracas Televisión. Seguí con aquellos chamos hasta que «salté» a mi primer grupo profesional con la orquesta de Próspero Díaz.
—Pero, la gente lo recuerda más con Federico y su Combo Latino.
—Primero se llamó Combo Latino, con el cual grabé un 45 rpm, con dos temas. Posteriormente, en 1965, Federico Betancourt le propuso al desaparecido Roberto Monserrat —músico y timbalero que fungía como director— negociar el nombre a cambio de vestuario y algunos instrumentos que hacían falta. «Yo me encargo del grupo con el interés que a partir de ahora se llame Federico y su Combo Latino», le dijo. Para entonces yo venía cantado con la orquesta Los Caciques y el Quinteto Vitola.
«No quiero hablar de los «finados» porque me siento en la recta final», dice Carlín. Sin embargo a sus 72 años aparenta menos edad. Y vive un renacer…Canta aún, conduce dos programas radiales: Cuéntame tu salsa, sale al aire por FM y Una hora para dos, donde combina boleros y poesía junto a su pareja Mari Cruz Díaz: «una muchacha de 42 años que tiene una bella voz».
Desde 1978 dirige el proyecto Afinque de Marín «promueve la formación y promoción de artistas populares », labor por la cual fue distinguido en el 2005 como Patrimonio Cultural de la Gran Caracas.
Viejas canciones que lo remontan a diferentes momentos de su vida matizan nuestro diálogo:
«El Combo Latino llegó, llegó con su salsa. El número Llegó la salsa conocido también en Cuba, fue de los primeros temas grabados en LP con Federico y su Combo Latino.
«El bolero Celosa lo grabé en un 45 rpm cuando la orquesta ya tenía el nuevo nombre», asegura y vuelve a entonar, en voz baja, solo para nosotros:
«Celos, siempre con tus celos/ me tienes cansado/ no sé que hacer / Si me celas por cariño/ no me quieras tanto/ déjame vivir…»
—¿Qué tiempo estuvo con Federico?
—Tres o cuatro años, con ellos grabé como cinco o seis producciones discográficas y me fui con Los Kenyas, tenían a Calavén, un extraordinario cantante venezolano, que poco se conoció aquí, él falleció hace años. Era un fenómeno, con un estilo muy particular. No ha habido otro como él, ni Oscar D´León con todo el respeto que merece.
—Por cierto, ¿cómo es Oscar D´León?
—Es mi amigo y lo admiro porque además de ser un gran talento es una persona muy organizada y un buen negociante. Calavén era todo lo contrario, un loco; pero fue un gran maestro y un excelente intérprete.
—¿Qué nos puede decir de su paso por El Trabuco Venezolano?
—Ese fue un proyecto maravilloso que dirigió el maestro Alberto Naranjo, arreglista y compositor. Lo integrábamos músicos y cantantes de varias orquestas venezolanas como: Porfí Jiménez, a la cual yo pertenecía; Los Melódicos, Federico y su Combo Latino y muchos otros talentos. Nos reunimos varios cantantes y conformamos ese séquito; tuvimos la suerte de alternar en alguna oportunidad con la Fania. Lamentablemente la iniciativa no se cristalizó porque procedíamos de diferentes orquestas y teníamos distintos compromisos. Participábamos por la satisfacción de estar en una banda estrella, pero no podíamos descuidar la parte económica, pues uno vive de eso.
—A propósito, ¿cómo es la vida del músico?
—Muy difícil. Con más de 50 años que tengo metido en este negocio imagínate cuántas cosas no he pasado. No alimenté en mis hijos el deseo de ser músicos porque nunca quise que pasaran lo mismo que yo.
—¿Alguna anécdota?
—Hay cosas duras. Recuerdo que cuando cantaba con la orquesta Los Caciques, fuimos a alternar con la de Tito Rodríguez. En ese tiempo solo tenía un par de zapatos y tenían la suela rota. Imagínate mi angustia porque la tarima estaba muy pegada al público. Había que subir por una escalerita;! y cónchale! Desde que llegué no hacía más que pensar como hacer para que no me viesen así. Terminé montándome a la tarima antes que comenzara el espectáculo. Durante la actuación estaba muy nervioso, con el complejo de que la gente fuera a ver desde abajo mis zapatos rotos. Me replegué, y hubo un momento que me fui tan para atrás que tumbé la batería y caí con los pies para arriba. Aquello fue un escándalo. A lo mejor ni cuenta se dieron, pero fue para llorar.
(…)
«Reconozco que después vinieron tiempos mejores, pude ayudar a la familia, mis hijos estudiaron, se hicieron profesionales y hoy viven honradamente».
—¿Y los momentos gratos?
—Son muchos, he tenido la satisfacción de compartir el escenario con grandes artistas del ámbito mundial y esas son cosas que le dan fuerza a uno.
—¿Con quiénes, por ejemplo?
—De Cuba con Celia Cruz, Barbarito Diez, Tito Gómez, con las orquestas Son 14, Areíto y otras.
—¿Cuándo vino por primera vez a Cuba?
—En el año 1999 como ponente de un Congreso Cultural, y en esa oportunidad hice contacto con varios músicos cubanos. Luego, invitado por el profesor Rodolfo Vaillant, asistí al Festival de Boleros de Oro en Santiago de Cuba. Posteriormente grabé con las agrupaciones cubanas Fiverson, Tempestad Latina, el Sexteto Bayamo y Hora Buena Banda Show temas de Luis Llamo Castillo, un muchacho de acá muy talentoso y organizado que anda batallando con el intercambio entre Cuba y Venezuela desde la Fundación Raíces.
—¿Qué valor le da al Cubadisco?
—Me parece una experiencia maravillosa, es un proyecto en el cual está enmarcada la unión artística musical de lo que es el talento cubano y latinoamericano. Desafortunadamente, no pude participar en el disco El son no se fue, presentado en esta edición y que es reúne a músicos cubanos y venezolanos. Pero uno de los objetivos por lo que estoy acá es para grabar el tema Cuando te vayas, que estará en el fonograma Retorno al son, continuidad del anterior.
—¿Qué hace para conservar la voz?
—Tengo una calidad de vida aceptable de acuerdo a mi posibilidad. Camino, voy al sauna, cuido de no tomar bebidas alcohólicas, solo de vez en cuando bebo uno o dos tragos de wisky, o alguna cerveza.
—¿Qué opina del reguetón?
—Es difícil la pregunta, no quiero ponerme en contra del talento joven que también tiene sus méritos. Pero técnicamente aunque algunos mensajes son buenos, la mayoría son grotescos, quienes lo interpretan se olvidan que el cantante es un comunicador y ejemplo para la juventud. Además musicalmente son dos tonos irresistibles, no hay la posibilidad de desarrollar la creatividad.
—¿Considera que los avances tecnológicos benefician a los artistas?
—No me opongo a los avances de la época cibernética. Aunque hay aspectos que perjudican al músico. Por ejemplo: un intérprete que desafine y lo arreglen con los aparatos es un fraude. Porque en la grabación es una cosa y en vivo otra.
—¿Qué hace antes de actuar?
—Vocalizo, hago gárgaras.
—Existe una letra que prefiera en especial…
—No pienso que he hecho mi mejor obra todavía. Creo que tengo más que dar.
Dos Canciones
Letra del bolero Alma Libre
Igual que un mago de Oriente
con poder y ciencia rara
logré romper las cadenas
que sin piedad me ataban.
Saltó en mil pedazos
como fina copa,
lo triste de mi vida
se volvió feliz,
logré que si el amor
de mí se olvidaba,
igual tampoco yo ni me acordaba.
Perfume de algería
tiene mi alma libre,
sin penas ni rencores
hoy logré vivir.
Si me quieren sé querer,
si me olvidan sé olvidar
porque tengo el alma libre
para amar.
Letra de la canción Celosa
Celos, siempre con tus celos, me tienes cansado, no se que hacer
Si me celas por cariño, no me quieras tanto, déjame vivir
Ahorita te voy a decir, que cansado me siento de ti,
Te pones celosa de mi, no se puede, vivir así
Ahorita te voy a decir, que te vayas, no vuelvas más
Para no verte, para no hablarte, para no saber, de ti
Celosa, como me celas, no puedes verme feliz,
Por eso te voy a decir, que te vayas, no vuelvas más
Para no verte, para no hablarte, para no saber de ti
Celosa, como me celas, no puedes verme feliz,
Por eso te voy a decir, que te vayas, no vuelvas más
Para no verte, para no hablarte, para no saber de celos, celos