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Otra etapa crucial de la Revolución Bolivariana

Despegó oficialmente campaña comicial para las elecciones estaduales

Autor:

René Tamayo León

CARACAS.— Las elecciones regionales del próximo 16 de diciembre (16-D) en Venezuela son cruciales para la implementación eficaz y sin grandes tropiezos de las políticas de la Revolución Bolivariana y su programa socialista. O viceversa.

Los comicios estaduales, en los que se elegirán gobernadores y legislativos, definirán el mapa político de los próximos cuatro años a ese nivel. Durante las presidenciales, el chavismo se levantó con mayor o menor ventaja en 22 regiones (incluido el Distrito Capital, que es dirigido por alcaldes —puestos que se renovarán o relegitimarán en abril—).

El oficialismo solo perdió en los estados andinos de Táchira —gobernado por un opositor— y de Mérida, de signo «rojo».

No obstante, no es lo mismo una elección con Chávez como jugador —quien goza sin dudas de un liderazgo nacional hegemónico—, que en las regiones y municipios, donde las dinámicas —como debe ser, por supuesto— son más localistas.

Mucho depende del desempeño de los dirigentes de los estados y alcaldías, de la consolidación, supervivencia o defenestración de las organizaciones políticas que estos representan, sean del tinte político que sean.

Esto se vio durante la campaña electoral de Chávez en algunos estados. Las multitudes populares aplaudieron de corazón y «a pecho descubierto» al líder revolucionario. Mas no pararon mientes —al mismo tiempo— en mostrar su inconformidad con ciertos gobernadores rojos que le servían de anfitrión.

La designación por parte del oficialismo de personalidades cercanas a la dinámica de trabajo del Presidente y que generan consenso entre los partidos y movimientos políticos de la Revolución, debería asegurar el dominio mayoritario de la izquierda en las bases. Mas la victoria todavía no está cantada.

No obstante, el «caballo de batalla» sigue siendo Chávez. De la habilidad de los equipos de campaña de los aspirantes socialistas —el PSUV y el Gran Polo Patriótico— para visibilizar que en estas elecciones de lo que se trata es de consolidar el liderazgo revolucionario, dependerán los resultados del 16-D.

Claro, también de la capacidad de los candidatos socialistas de sintonizar con las bases, tanto en lo espiritual como ante los problemas locales. Pero el quid sigue siendo el mismo: las gobernaturas también son elecciones históricas.

Campaña opositora, más de lo mismo

Ocho de las 23 entidades en liza de la nación (no incluye al Distrito Capital) fueron dominadas por opositores durante el cuatrienio gubernamental que finaliza este 2012.

Seis contrarios declarados de la Revolución han mandado en Zulia, Miranda, Carabobo, Táchira, Amazonas y el isleño Nueva Esparta —algunos por más de un período—. Y dos, aunque se sentaron en el sillón regional bajo el paraguas del chavismo, «brincaron la talanquera» en Monagas y Lara.

Si bien las regiones no tienen por qué generar altos grados de ingobernabilidad que afecten de forma drástica el poder central, en manos opositoras promueven inestabilidad, retardan políticas y obstaculizan el proyecto revolucionario.

Incluso, como ocurre en estados fronterizos, pueden ser puerta de entrada a mercenarios y grupos paramilitares. Ya ha sucedido. Y hasta promover movimientos secesionistas, tendencias que en mi criterio son bastante inviables, pero que pueden hacer mucho daño. Y ojo: están de nuevo sobre la mesa.

No olvidemos lo que pasó en Bolivia con su tristemente célebre Media Luna. Y si Washington, que es en definitiva el que mueve los hilos de la derecha política regional, echó mano a esto con todos sus riesgos (a nadie en el continente conviene algo así, desde Canadá al Cono Sur) para atacar a Evo Morales, ahora lo repetirían con toda «conciencia de consecuencia» contra Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana.

Hago este paréntesis necesario porque la campaña opositora para las elecciones regionales del 16-D está repitiendo los mismos códigos fallidos de las presidenciales del 7 de octubre.

Entonces, el principal candidato perdedor apostó al egoísmo nacional, al individualismo y al «voto de castigo», especialmente en los cientos de localidades y pueblecitos rurales, suburbanos y citadinos que visitó. En ellos remarcó los problemas infraestructurales que más golpean a esas poblaciones, donde los poderes locales, casi siempre chavistas, no habían resuelto muchas de las dificultades y exigencias de su gente.

Para las elecciones regionales, la derecha venezolana vuelve por el mismo camino. El «voto de castigo» y, como supuesta tabla salvadora: «la descentralización». Parece que este será un tópico articulador para los candidatos contrarrevolucionarios.

De nuevo, están tratando de mover al electorado afín y a los indecisos, por el rumbo del egoísmo, en este caso, regionalista. Y no solo se trata de un postulado electoral; es, incluso, una postura anticonstitucional. Mas no importa.

La campaña proselitista oficial, según el cronograma del Consejo Nacional Electoral, para los comicios estaduales de Venezuela comenzó este 1ro. de noviembre. Es prematuro lanzar un pronóstico de ganador. Pero ya ha comenzado a vivirse otro período crucial de la Revolución Bolivariana. La ultraderecha local y los poderes hegemónicos mundiales vuelven a la carga.

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