Rafael Viñales fue el líder en cuadrangulares del torneo con 4. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 14/04/2025 | 10:20 pm
Los títulos internacionales se le siguen escurriendo a la pelota cubana año tras año. Lo que antes parecía fácil, ahora ya no. El béisbol cambió con relativa velocidad, mientras que nosotros todavía buscamos respuestas dentro de un largo etcétera que incluye factores objetivos y subjetivos arraigados aún a nuestro pasatiempo nacional.
Triunfar, más que un propósito, se ha tornado en la necesidad de rendir buenas actuaciones en suelo foráneo, a pesar de que no conquistemos el ansiado título. Por eso tampoco puede decirse hoy que la labor de los leñadores de Las Tunas en la recién finalizada Liga de Campeones de Béisbol de las Américas, donde se alzaron con un meritorio segundo puesto, haya sido negativa.
Todo lo contrario, debemos ponderar el buen trabajo colectivo que realizaron los antillanos, reconocido tras vestidores, incluso, con un gesto de hermandad por parte de esa luminaria del béisbol dominicano, el otrora jugador de Grandes Ligas, Robinson Canó.
Aunque en la altura mexicana el nivel de la competición quedó en evidencia por la disparatada ofensiva del torneo, la final entre Leñadores y los favoritos locales Diablos Rojos de México sí estuvo más cercana a la realidad. Cuando hay lanzadores dominantes no existen casualidades ni grandes diferencias entre el bateo y el picheo, como sucedió en la jornada del adiós.
Durante el último partido, los nuestros vieron reducirse drásticamente las opciones ofensivas, luego de ser el conjunto de mayor promedio de bateo en la justa. Y es que varios marcadores en la pizarra del moderno estadio Alfredo Harp Halú terminaron siendo surreales, además de las estadísticas colectivas. Claro, eso tampoco puede demeritar el momento óptimo en el que llegó la tanda cubana a tierras aztecas.
En materia beisbolera la mejor fórmula de preparación para entrarle en forma deportiva a cualquier torneo radica en jugar y jugar pelota, algo que no sucedió hace par de meses cuando los leñadores de Las Tunas participaron en la Serie de las Américas.
Lo que continúa sin signos de progresión de unos eventos a otros en las armadas cubanas es la defensa y el pensamiento táctico de los lanzadores, que en la práctica terminan siendo errores mentales.
Las 11 pifias cometidas al campo en solo cuatro partidos son excesivas, tanto como los desatinos de los lanzadores en algunos momentos claves. Pudimos ver, por ejemplo, como bateadores contrarios conectaban dos cuadrangulares al picheo cubano sobre un mismo lanzamiento, o como no podían cerrar la faena cuando el conteo les favorecía en dos strikes. Pero todo eso es el reflejo de lo que sucede ahora mismo en casa, mientras se disputa la Liga Élite del Béisbol Cubano.
La 2da. edición de la Liga de Campeones fue hecha a la medida para que el equipo que representa a la Ciudad de México terminara llevándose la corona. Por cierto, unos Diablos que todavía andan carburando su nómina en la pretemporada de la Liga de Verano.
La tarea pendiente para la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol, como escribiera en las redes sociales el colega Boris Luis Cabrera, está en hacer una mejor y profunda convocatoria para las ediciones futuras del torneo. Sin embargo, los Leñadores cubanos y la afición pueden estar complacidos con esta actuación, aunque eso sí, sin cegarnos de conformismo.