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Arlen, la pegada que no muere

Se siente la campanada final y cada cual sabe el resultado sin que se haya hecho oficial

Autor:

Javier Rodríguez Perera

A Martín Bulacio hay que reconocerle que aguantó como otros muchos no aguantarían. Todo un guerrero espartano sobre el ring, se mantuvo en pie hasta el último segundo de una contienda que perdió, pero en la que enseñó coraje y muy buena preparación física. Golpeó, pero fue más golpeado. El argentino contó cada minuto de los diez asaltos sin tocar la lona y eso tiene un mérito mayúsculo cuando tu contrario es Arlen López, un cubano conocido, entre otras cosas, por su poderosa pegada.

Arlen, el verdugo, inició la pelea con un short marca Puma, mayormente blanco. Un blanco impecable. Después del sexto o séptimo round, no recuerdo bien, su vestuario había perdido la pulcritud. La sangre del rostro de Bulacio descansó en su indumentaria. Sangre seca, mezclada con sangre fresca y sudor de ambas partes. El

color resultante se me hace difícil de descifrar. No es agradable, impresiona.

Martín, sin concluir el enfrentamiento, se sabe perdedor. No obstante, interpreto que para él lo más importante está en terminar dignamente o lo que es igual, acabar de pie cuando el último segundo se agote. Arlen, sin culminar la pelea, se sabe ganador. Trabaja en la corta y larga distancias, estremece el abdomen y el mentón del argentino con uppercuts y ganchos y más de una vez logra llegarle limpiamente a la cara con rectos que siguen dañando la ceja derecha del sudamericano.

Se siente la campanada final y cada cual sabe el resultado sin que se haya hecho oficial. El público en el hotel Meliá Internacional de Varadero, en Matanzas, también reconoce que el guantanamero ha ganado. Un minuto más tarde, el árbitro le levanta a Arlen la mano izquierda, esa que tanto daño provocó durante casi media hora.

En su brazo derecho cuelga la faja continental Latin America de la World Boxing Association en los 79.3 kg. Él y otros tres cubanos consiguieron cinturones continentales en la Cuban Boxing Night, efectuada recientemente en nuestro país. El doble monarca olímpico y campeón mundial hace una década continúa su paso por el boxeo profesional de manera invicta, ahora con cuatro éxitos.

«Ha sido algo increíble, esta es mi primera faja en el boxeo profesional. Me seguiré preparando para los próximos retos como mismo me preparé para este. Voy a seguir demostrando que los Domadores de Cuba no están entrenados solamente para el pugilismo amateur. Es una realidad que varios integrantes de nuestra escuadra tienen todos los títulos de la AIBA, pero también es un hecho que existe hambre por lograr grandes cosas en el profesionalismo. Estamos listos para pelear en ocho, diez o 12 asaltos.

«Mi último combate, antes de este, fue el 6 de diciembre del año pasado, estuve más de cuatro meses sin boxear de forma organizada. El enfrentamiento ante el argentino fue muy técnico, no salí a buscar el nocaut al que tengo acostumbrado a la afición. Reflejé sobre el ring la preparación física alcanzada en estos meses y que la gente sepa que puedo avanzar después del tercer round. Me vieron trabajar en todas las distancias ante un contrario con más peleas profesionales que yo, alto y de extremidades largas. Al final, el cuadrilátero dijo la última palabra», declaró a la prensa López.

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