Tahimí asegura que tuvo muy mala suerte la semana pasada. Quiso regalarse un momento de distracción, pero la mala educación, la apatía y la desidia visibles en varios centros de su provincia, Sancti Spíritus, le pusieron una zancadilla.
Caracas, Venezuela.— Cuando el avión se lanzó a la pista, la multitud empezó a arder. Llegaba el hombre esperado, el mito vestido de verde, el héroe de tantas anécdotas con su fusil a cuestas.
¿Alguien en Cuba podría imaginar que en el país más poderoso de la Tierra, solamente por exceso de celos de un grupo político o por hacerle daño al alcalde de una ciudad que simplemente no apoyó políticamente al gobernador del estado, se cierren por varios días algunas de las vías del puente más transitado del mundo? Me imagino que al cubano común y corriente le debe resultar muy difícil creerlo, pero no solamente al cubano, sino también a cualquier norteamericano le ocurriría lo mismo.
El trabajo por cuenta propia gana terreno entre los jóvenes. No solo lo ilustran las cifras sino también el andar cotidiano por el país, en el que se ve a cientos de ellos elaborando o vendiendo alimentos, en el timón de taxis particulares, reparando celulares, en carretillas con productos agrícolas… ya sea como dueños de su negocio o como contratados.
En mi infancia y en mi primera juventud jugué algo de ajedrez. Debo confesar que me fascinaba, ante todo, el diseño perfecto de cada una de las piezas, la elegancia del alfil, la compacta solidez de las torres, el movimiento gracioso de los caballos, la exacta proporción de los peoncillos. Luego, al conocer más de cerca los secretos del juego, fui comprendiendo su vecindad al arte militar y, aún más, descubrí en la forma y el orden de las piezas el reflejo de una sociedad, sin dudas jerárquica, pero provista también de singular complejidad, interdependencia de factores y dinámica interna.
Hoy hubiera llamado a mi madre. Pero ella no está en su casa y allá donde ha ido no tiene un teléfono desde el cual escucharme. A una madre se le llama en cualquier fecha, pero hay días en que me urge cambiar la mano con que cargo el planeta y requiero que su voz me inyecte fuerzas supermánicas.
Caracas, Venezuela.— Nuevamente este país estuvo en vilo durante varias horas. El miércoles por la noche, en el hemiciclo de la Asamblea Nacional, el presidente Nicolás Maduro presentó su Memoria y cuenta del año 2013, sin dudas el más difícil de la Revolución Bolivariana.
Lo peor ya ha pasado. Ese fue, en pocas palabras, el mensaje que le transmitió el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, a su homólogo estadounidense, Barack Obama, durante su visita a Washington, la primera que realiza después de dos años en La Moncloa.
Pudo haber muerto prosaicamente, de cualquier cosa, como predijo en su Canción del sainete póstumo. Pero su anhelo nunca fue inútil, como el de aquel otro poema, porque las alas conquistaron las nubes más altas. Y las musas del Hexaedro rosa todavía visten de caricias a cualquier joven que llegue desnuda a una fiesta de amor.
Riiiiiiing riiiiiiing riiiiiiing. Riiiiiiing riiiiiiing riiiiiiing… El aparato insistía, pero en la oficina nadie se movía de sus asientos, como si en cada tarea les fuera la vida o no percibieran el reclamo de atención que alguien hacía desde otro teléfono.