Al cabo de vencer una larga fila de posibles espectadores, entré a uno de los cines de La Habana para ver el filme Conducta, del realizador cubano Ernesto Daranas. La noticia de que la obra «está buena» —como solemos comentar entre coterráneos— parece haberse corrido como la pólvora, porque la concurrencia a la gran sala está siendo notable.
Al béisbol cubano le sigue faltando previsión para atajar sus males. Porque nadie me puede decir que la situación vivida este martes en el inicio de la subserie entre Pinar del Río y Villa Clara no podía evitarse. Absolutamente nadie me puede negar que existían las suficientes señales para sospechar que un nuevo incidente entre el lanzador avileño Vladimir García —ahora reforzando a los vueltabajeros— y el villaclareño Ramón Lunar, podía ocurrir.
Hay sucesos que por cotidianos suelen pasar inadvertidos, aun cuando encierren un valor extraordinario. Así podemos pensar si reparamos en los avances cubanos en el estudio y tratamiento de la ataxia espinocerebelosa tipo 2, conocida internacionalmente por la sigla SCA2.
OXFAM Intermón es una organización no gubernamental de cooperación para el desarrollo. Radica en España y está afiliada a la confederación Oxfam International, la cual sirve de sombrilla a un total de 17 organizaciones no gubernamentales (ONG) que trabajan conjuntamente en 92 países del planeta. Ellos afirman que hacen esfuerzos para erradicar la injusticia y la pobreza y lograr que todos los seres humanos puedan ejercer plenamente sus derechos y disfrutar de una vida digna. Se definen con cinco valores fundamentales que rigen sus acciones: justicia, dignidad humana, solidaridad, compromiso y coherencia.
La Escalinata de la Universidad de La Habana se levanta en medio de la ciudad. Su diseño propone numerosas lecturas simbólicas. Se asciende por ella hacia la conquista del saber. En su cima, abre los brazos una madre protectora. Al regreso, se baja lentamente hacia el corazón de la urbe sometida a contradicciones de toda índole. Los mártires dejan su huella a lo largo del camino. En esa fusión de realidades diversas, se construye una cultura.
La trama de la fábula El zagal y las ovejas parece reproducirse en el escenario económico nacional, en la medida en que nos abrimos camino en el espeso bosque de su actualización.
Habrá que hacerle algún día un monumento, una escultura que le haga justicia a su forma algo «envolvente»; un altar por tanta gloria conquistada como estandarte y asistente imponderable de mil «batallas», mil «combates» con ejército y sin él. Lloras, te quejas y te embarras de nostalgias, y ahí está él como el primero.
Seis grupos musicales derrochaban adrenalina en un escenario de la ciudad de Pinar del Río. El público coreaba en un inglés insular temas de Sepultura, Metálica y otras bandas clásicas del rock mundial. Era el metal extremo una sensación común, un gusto que llevó a los presentes a asumir como propio el espectro de un fenómeno que, aunque cuenta con muchos seguidores en Cuba, se manifiesta de forma underground (subterránea).
El tiempo, en ocasiones, se nos hace corto. Pretendemos hacer mucho y cuando no lo conseguimos, nos quedamos con un sabor a inconformidad que obliga a empezar de nuevo.
Buena Fe tiene la virtud de crear canciones con pegada. Letras que hacen reflexionar y que nos acompañan en el tarareo íntimo ante las situaciones más inéditas. Muchos coincidirán en que un estribillo con «swing» pertenece a esa canción, que a cada rato escuchamos en boca y dice: «La culpa.../la maldita la culpa.../no la tiene nadie...».