Domingo 13 agosto 2006 | 02:39:38 am.
Dos cosas llamaron la atención de quienes oíamos a Fidel Castro por primera vez. Una era su terrible poder de seducción. La otra era la fragilidad de su voz. Una voz afónica que a veces parecía sin aliento. Un médico que lo escuchaba hizo una disertación tremendista sobre la naturaleza de esos quebrantos, y concluyó que aun sin discursos amazónicos como el de aquel día, Fidel Castro estaba condenado a quedarse sin voz antes de cinco años. Poco después, en agosto de 1962, el pronóstico pareció dar su primera señal de alarma, cuando se quedó mudo después de anunciar en un discurso la nacionalización de las empresas norteamericanas. Pero fue un percance transitorio que no se repitió. Han transcurrido 26 años desde entonces, Fidel Castro acaba de cumplir sesenta y uno, y su voz parece todavía tan incierta como siempre, pero continúa siendo su instrumento más útil e irresistible para el muy delicado oficio de la palabra hablada.
Domingo 13 agosto 2006 | 02:11:37 am.
«La Revolución es como un horno», pensó el Comandante mientras observaba las manos encallecidas y el rostro cubierto de tizne del hombre bajito y de aspecto huraño que en 1959 al verlo llegar en un aerobote, se dijo para sus adentros, sin dejar de mascar tabaco y con una sonrisa entre labios: «¡coñó, si parece que Fidel bajó del cielo».
Domingo 13 agosto 2006 | 02:03:29 am.
Domingo 13 agosto 2006 | 02:01:58 am.
Domingo 13 agosto 2006 | 01:18:41 am.