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Un insecto que seduce

La mosca soldado negra posee un alto potencial nutritivo. En Cuba ya hay quienes muestran especial interés por este insecto como fuente de alimentación para animales

Autor:

Marianela Martín González

Es considerado por algunos el animal de granja más perfecto que pueda imaginarse: no muerde, no pica ni transmite enfermedades. Su corta existencia, de apenas 14 días, solo es para reproducirse. Y lo que también es genial, es que cuando ha eclosionado no se alimenta más.

Se trata de la mosca soldado negra, originaria de las zonas tropicales de América, y descubierta en diferentes partes del mundo, aunque su nombre se lo debe a Inglaterra, donde se lo atribuyeron por la similitud entre el insecto y la vestimenta de soldados ingleses, en la década de 1960.

Entre quienes han apostado en Cuba para aprovechar sus bondades, se encuentra Yodermis Díaz Hernández, quien se desempeñó durante muchos años como especialista en Medicina Interna y profesor asistente de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana; y a partir de un comentario realizado por un amigo suyo, vinculado con una mipyme, empezó a interesarse por el insecto, y gracias al financiamiento ofrecido por la referida empresa privada, comenzó a criarlo.

Yodermis Díaz y Yanileidis Sanregré mantienen un nexo de colaboración para el desarrollo de la mosca soldado negra.

En un pequeño espacio, en Punta Brava, municipio capitalino de La Lisa, creó las condiciones mínimas para comenzar la crianza. Los propietarios le prestaron el lugar con la condición de que siempre hubiera higiene y tranquilidad.

Refiere que los estudios sobre este animal han demostrado que posee una capacidad extraordinaria para degradar materia orgánica y convertirla en nutrientes valiosos. Desempeña un papel fundamental en la descomposición de residuos, con lo que se contribuye así a mantener el equilibrio en los ecosistemas.

Lo más difícil, según Yodermis, fue capturar la mosca en Cuba. Tuvo que lanzarse al medio silvestre para adquirirla, pero a partir de entonces, reproducirla ha sido una tarea apasionante.

Para hacerse de los pies de crías hay que salir a buscarlas. Poner trampas para cazarlas. Una vez que las capturas, ellas copulan, depositan sus huevos (siempre cerca de una sustancia orgánica en descomposición), porque el olor de la fermentación ascética las atrae para depositar los huevos. En el medio natural lo hacen en las hendiduras de los árboles, entre las piedras.

«Yo les pongo una tablitas con una separación de 1,5 o dos milímetros entre ellas y ahí ponen su región caudal y depositan los huevos. Luego recolecto los huevos (son como una crema) y los siembro en una sustancia orgánica.

«Uso generalmente restos de alimentos de cocina. Cáscaras, restos de comida… Cuando se trata de cáscaras, las cocino un poco para que ellas las puedan digerir bien. Son muy pequeñas. Cuando ya son grandes, se las pongo crudas.

«Los sustratos ideales para producir esta mosca a gran escala son a base de salvado de trigo, harina de maíz, pulpa de café, piña, yogurt o desechos domésticos, que es lo que más usamos en Cuba por razones económicas», señala.

Explica que un gramo de huevos puede dar hasta cuatro kilogramos de larvas, en condiciones ideales. Lo que más ha logrado él son 1,5; pero se pueden alcanzar cuatro. Después hay que llevarlas al área de engorde y suministrarles sustratos durante diez o 12 días hasta que adquieran talla comercial.

Las que escogen como pie de cría las dejan evolucionando. Ellas solas van buscando un lugar seco, se entierran, empupan, y luego de diez o 12 días más emergen las moscas. Lo que se comercializa es la larva en etapa prepupal. Es el gusanillo blanco.

Promisorio para la acuicultura

La veterinaria Yanileidis Sanregré Lore, directora adjunta de la empresa pesquera Pescamay, se ha interesado por la mosca soldado negra como fuente de alimento para impulsar la acuicultura, y desde Mayabeque ha tendido un puente de colaboración con este emprendedor para generalizar la iniciativa.

Ella señala que, según los expertos, hasta 2050 necesitaremos en la tierra 250 millones de toneladas de proteínas suplementarias como pienso animal. Hasta ahora la soya es el mayor suministrador de proteínas, pero su plantación implica una deforestación que daña el ecosistema.

«Por eso se buscan proteínas alternativas, como hongos y algas, y se apuesta por la cría a gran escala de la mosca soldado negra como una buena opción. En su forma de larva tiene un contenido de proteínas entre el 38 y el 46 por ciento, lo que la convierte en una fuente valiosa de nutrientes que ha sido estimada en países como China, India, Alemania y Colombia, entre otros», precisa.

Hace algunos meses, Yodermis le regaló varios pies de cría, los cuales ella puso en las laboriosas manos de Rubislandis Hinojosa Durán, responsable de la granja Miraflores, perteneciente a Unidad Empresarial de Base Acuícola Pesquera Pescamay, en Mayabeque.

Rubislandi aspira al desarrollo de la acuicultura sostenible a partir del uso de alimentos alternativos como este insecto.

Entre las motivaciones del joven de 39 años, a partir de la crianza de este insecto, está multiplicar la experiencia donde quiera que se desarrolle la acuicultura, y fundamentar su tesis de graduación como Técnico Superior de la Acuicultura en esta práctica.

En el momento en que lo visité estaba sembrando en una presa alevines de tenca. Sudaba tanto que parecía que un aguacero le había caído encima. Aun así, hablamos de la escasez de trabajadores y la falta que hace un tractor para fertilizar los estanques, sembrar arroz y optimizar montones de actividades que ahora se hacen con un camión que se atasca con frecuencia.

Comentó sobre lo promisorio que es para la acuicultura la crianza de la mosca soldado negra, y que si ese proyecto avanza, transformará aquel lugar en un referente de eficiencia. «También estoy sumando a la comunidad para que ayude en la siembra de los espejos de agua y otras tareas para producir alimentos. Mi mujer y mi hijo adolescente son los primeros en incorporarse».

La palabra de este joven es sagrada, me comentó la Directora Adjunta de la empresa pesquera Pescamay. Sépase que sobrevivió a un accidente que lo mantuvo nueve días en estado de coma. En cuanto se recuperó volvió a su granja donde trabaja hace 16 años. Quedó con limitaciones para caminar —una lámina metálica sujeta con siete tornillos permanece dentro de su pierna derecha—, pero no tiene límites para encaminar sus proyectos que, como me dijo, «son muchos y suman a todo el que quiera trabajar».

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