Mario Benedetti, donde quiera que estés: Todavía trasnochados sentimentales lanzan botellas al mar con mensajes a quién sabe, en pleno siglo XXI, cuando las tecnologías derriban barreras del tiempo y el espacio y lo desnudan todo al instante. Cuando ya casi no quedan misterios por descubrir.
Ahora entiendo a los que me antecedieron, aquellos colegas que, bañados por vivencias de un 8 de octubre en cualquier escuela de Cuba, dejaron el rocío de sus impresiones en páginas que ahora reposan en archivos.
¿Acaso estará en su sano juicio? Hace algunos meses la famosa cantante norteamericana Britney Spears se entregó a la Policía de Los Ángeles, para responder a los cargos por fuga de la escena de un accidente y por conducir sin licencia, según informaron canales televisivos y también varios sitios en Internet.
El techo del mundo se derrite. Según los alpinistas y estudiosos, en los montes Everest cada vez con más frecuencia aparecen charcos aquí o allá y aumentan las avalanchas. Sobran las pruebas de que, incluso a 8 848 metros sobre el nivel del mar, el calentamiento global hace estragos. Y todavía los seres humanos negocian una posición para enfrentar esta realidad que podría costarle la vida a la especie. A juzgar por las señales… deberían darse un poquito de prisa.
Cuando, el 18 de septiembre de 1994, aparecía en las páginas de JR, el texto Martí en la hora actual de Cuba, era como si el autor de aquellos párrafos arrancara un pedazo de su corazón y lo levantara para que su luz purificara los enrarecidos aires de esta Isla Infinita que, amenazada, bloqueada, vilipendiada, permanecía firme y erguida, empeñada con quijotesca tozudez en no dejar morir las utopías más altas de los Hombres.
De pronto, una nube humana abandona la terminal. Se dirige presurosa, doblando esquinas y semáforos, hacia el lugar del crimen; mejor dicho: del camión.
Casi sin hacer ruido, en el día y la hora más silenciosos, se fue Ruth de la Torriente Brau. Y la madrugada del domingo, que ya es triste de por sí, amaneció más lenta, más amarga, más dura.
Más de ciento cincuenta años marcados por hechos y hombres con su carga de heroísmo, sacrificio y enseñanzas forjaron la nación cubana. Este país creció y se fortaleció en la lucha por la utopía universal del hombre.
¿Qué clase de democracia es esa en la que los funcionarios públicos, desoyendo los clamores de la ciudadanía, aprueban leyes que esta rechaza? ¿Qué tipo de funcionario es el que le vira las espaldas a los que lo eligieron y legisla en contra de los intereses de esa mayoría de ciudadanos? ¿Cómo se puede explicar que se invite al pueblo a que exprese sus opiniones y luego se toman decisiones contrarias a lo expresado?
Lo más difícil de cambiar será siempre nuestro pensamiento. Es ese un asunto para ser meditado sin cansancios, pues cualquier transformación, grande o pequeña, comenzará siempre detrás de la frente. Al tema vuelve quien haya podido ver por estos días el documental Otra Carmen, del realizador cubano Rolando Almirante, quien tomando como inspiración la coreografía de Tania Vergara, al frente del Ballet Contemporáneo Endedans, de Camagüey, se sumerge en un tema delicado y necesario: la diversidad sexual.