No lo pude evitar, sentí la muerte de Jaime Sarusky, premio nacional de Literatura 2004. No puedo decir en estas horas que le conocí profundamente, que compartimos esencias y presencias en la grey literaria —obviamente mi edad y poca experiencia no me permitieron tal suerte.
No tienen prueba alguna, pero como hicieron hace diez años con Iraq, ya dieron su sentencia, que presentan como irrevocable: «El Gobierno sirio usó armas químicas». Se niegan a esperar los resultados de la comisión de expertos de la ONU que investiga en el terreno las acusaciones sobre el supuesto empleo de dicho armamento.
Las obras buenas dirigidas a alimentar la espiritualidad del ser humano, ejercitar la mente, mejorar el ánimo y la salud, siempre dejan un grato sabor de satisfacción y placer.
CARACAS, Venezuela.— Lamentablemente, la respuesta a la interrogante del título de estos párrafos no resulta negativa. La derecha de este país y varios sectores retrógrados del exterior mantienen su afán de descarrilar por cualquier vía —incluyendo el asesinato de altos dirigentes políticos— el proceso de la Revolución Bolivariana.
En este mes de agosto ocurrieron en Miami dos hechos que, por su importancia, son dignos de comentar. Ambos eventos no tienen nada en común, pero en artículos recientes he escrito sobre ellos abordándolos por separado. Uno es la corrupción de los políticos en Miami Dade, y el otro, el excesivo uso de la fuerza por parte de las autoridades policiacas en este condado floridano.
La verdad, monda y lironda, es que se trata de uno de los mayores abusos de poder conocidos en la historia de la humanidad. Porque el espionaje es un mal o un método entronizado desde tiempos inmemoriales para detectar lo que el «enemigo» puede estar haciendo; pero someter a todos, A TODOS, a la vigilancia permanente, edificar una sociedad manipulada o controlada hasta el grado supremo, era algo que solo estaba contemplado —o avizorado— en los demonios de la imaginación expresados en las novelas-ensayos de Ray Bradbury o de George Orwell.
Hace poco recibí la llamada de un amigo, muy preocupado porque le habían diagnosticado ciguatera. La enfermedad la adquirió después de haber comido un «delicioso» filete de pescado en un céntrico restaurante de La Habana.
Cuando la TV cubana pasa exitosamente la cuarta temporada de Glee (El coro), uno de sus actores protagónicos, Cory Montheit (Finn Hudson), de 31 años, fue encontrado muerto. Ocurrió hace unos días en su habitación del hotel canadiense Vancouver, donde pasaba unas vacaciones, lo cual ha cubierto de luto no solo a familiares y amigos, sino a miles de fans suyos y de la serie en el mundo entero.
Mi relación con Graziella Pogolotti ha fluido a través de los poros solidarios del papel: la he leído. Y en los últimos meses he publicado algún domingo honrándome como vecina en la página de opinión de JR. Hace poco me ubiqué más cercanamente: leí su libro Dinosauria soy.
Acaeció en un teatro de Barquisimeto, en el estado venezolano de Lara. Él subió al escenario, esparció un poema en el aire y, contra todo libreto, dijo que iba a declamar otros versos.