Por fin y por ahora, las aguas han cogido su nivel en la localidad de Ferguson, en los suburbios de la ciudad de St. Louis (Missouri), y subrayo por ahora ya que, aunque hay calma después de la tormenta, eso no quiere decir que la tempestad se alejó del lugar. Solamente se ha aplacado, aunque siguen imperando buenas condiciones como para que vuelva, incluso, con más violencia.
Un artículo publicado hace dos semanas en esta propia página de Juventud Rebelde ha suscitado un extenso debate. Numerosos lectores respaldan su visión crítica de los intelectuales, mientras escritores y reconocidos cineastas toman la palabra a través del correo electrónico. Tanta ebullición bajo el implacable sol de agosto me impulsa a terciar en la polémica.
Mi esposa es asidua oyente de Radio Enciclopedia desde hace años. Siempre la tiene sintonizada en los cinco radios de la casa —contando los que son radio-radio, más dos equipos de música que vienen con radio incorporado—, pero últimamente también en el del teléfono celular.
Todavía en las fotografías sigue congelado —quién sabe si de tiempo o si de miedo— el parque de diversiones de Pripiat que nunca llegó a inaugurarse, continúa quieta la gigantesca estrella que no pudo girar cargada de risas, se pueden ver en las revistas los zapaticos sin dueño en la guardería infantil, los cuadernos dejados atrás como en el peor de los naufragios… la marca profunda de Chernobil.
Corren tiempos extraños y hermosos. La efervescencia estremece el alma de un pueblo. Cuba está inmersa en una compleja dinámica de cambios. Apenas 20 meses han acontecido del triunfo de 1959. Es 23 de agosto de 1960, y las distintas organizaciones femeninas están dispuestas a unirse en una sólida fuerza para expresar su respaldo al proceso revolucionario.
No creen los pequeños que el mundo es tan inmenso como se lo pintan. Lo observan todo y repiten cuanto oyen. A veces debemos hablar en susurros para que no aprendan aún lo que no deben.
Dicen que siempre que pasa lo mismo sucede igual: y es que, hace unos días, un policía en Ferguson, Missouri, abatió a tiros a un adolescente de raza negra de 18 años de edad en plena calle de la ciudad. Por supuesto que, por haber sucedido en este país hechos similares, no es como para asombrarse.
Refugiado en Londres, sumido en la pobreza, Carlos Marx redactaba El Capital. Acudían a visitarlo socialistas europeos, impregnados a veces de influencias utópicas o anarquizantes. Con apenas 24 años, un mulato santiaguero sediento de conocimiento, se convirtió en asiduo. Quedó prendado de la hermosa Laura, tan parecida a su madre, Jenny de Westfalia. Con exuberancia tropical, se lanzó a un rápido asedio amoroso. Estaba transgrediendo las normas de la Europa del siglo XIX. Marx estableció las reglas del juego. Exigió al joven que terminara sus estudios de Medicina antes de formalizar las relaciones.
Comencemos por la anécdota, nacida en una cola para obtener agua tratada.
La Habana no es tan grande como la despintan. Ayer, al bajarme de un pe2 que olía así tan feo como se pronuncia, me encontré con mi amigo Gallego. ¿Imaginan que un guajiro colado tenga la suerte de topar, en el breve trayecto de la parada al trabajo, con un guajiro de tránsito? Los astrónomos dirían que en la guajilaxia eso es altamente improbable.