Quizás algunos ilusos, descolocados y enemigos acérrimos de Cuba pensaron que la Revolución de la mayor de las Antillas se iría a bolina tras la partida física de su líder histórico, Fidel Castro, pero otra vez se equivocaron, y nuevamente de qué manera.
Durante casi 60 años, los sucesivos regímenes de Estados Unidos, secundados por no pocos de sus conocidos aliados y gobiernos títeres de América Latina y otras regiones, apostaron a lo que siempre denominaron la era post-Castro.
Pues bien, Fidel ya no está físicamente desde hace dos años entre los que habitamos en este convulso planeta Tierra, sin embargo, se ha multiplicado entre millones de cubanos y ciudadanos de todos los continentes que le rinden homenaje, y hacen suyos sus preceptos de independencia, soberanía, dignidad, solidaridad y humanismo.
El Comandante en Jefe, como nunca lo dejarán de llamar sus compatriotas y los innumerables amigos de la nación caribeña, fue, es y será siempre un gigante universal de las ideas, y el más temido adversario del imperio en el pasado siglo, en la presente centuria y en las que están por venir. Que nadie dude de ello.
No por gusto Washington y terroristas a su servicio intentaron asesinarlo en más de 600 ocasiones sin conseguirlo, y Fidel se fue el día que quiso, después de decirle una y otra vez a los gobernantes del Norte brutal y revuelto que a Cuba jamás podrán doblegar.
Desafió a cuanto inquilino pasó por la Casa Blanca, y enseñó a su pueblo, como reza un refrán popular, que de los cobardes nunca se ha escrito nada.
Entrenó a los cubanos para disimiles futuras batallas, y dejó como uno de sus principales legados el de la unidad, vital para andar por senderos escabrosos y, a pesar de cualquier amenaza, conseguir la victoria.
Hoy las nuevas generaciones de fidelistas en Cuba transitan por caminos difíciles, todavía bloqueados y amenazados por Estados Unidos, empero convencidos de que siguiendo los pasos firmes y seguros del Comandante en Jefe continuarán triunfando.
La juventud en la mayor de las Antillas lo ha demostrado una vez más en estos últimos días, en ocasión de los homenajes a Fidel por el segundo aniversario de su partida física. Inundaron, junto a seguidores de todas las latitudes, las redes sociales con imágenes y frases históricas de su guía.
Ha sido realmente impresionante, y una tremendísima lección para ilusos, descolocados y enemigos de Cuba.
Recuerdo ahora a un colega amigo que me repetía: Fidel, tras su desaparición física, será más temido por el imperio porque sus preceptos se convertirán en banderas que ondearán eternamente, y nuevos jinetes las portarán en la primera trinchera del combate de las ideas.