Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Apoteosis de pueblo

El pueblo tunero recibió con vítores al equipo de los Leñadores qué, contra todos los pronósticos de los escépticos, discutirá la final de la Serie Nacional de béisbol  

 

Autor:

Juan Morales Agüero

LAS TUNAS.- La ciudad pareció enloquecer. Y desquiciada la gente que grita, clama, vocifera, se desgañita, aplaude, manotea, gesticula, ¡qué sé yo!, al paso del equipo que la representa en la pelota  No hay coherencia comunicativa ni tema ajeno. Solo se escucha: «¡Leñadores, Leñadores…!».

Nunca escuché a tantas personas hablar de béisbol. Tampoco presencié una explosión de júbilo de semejantes dimensiones. Si esto es ahora que son subcampeones, ¿cómo será  si conquistan el título nacional frente a Villa Clara? ¿Podrán resistir  emociones tan fuertes los corazones enclenques?

Desde mi balcón asisto al tramo final del recibimiento, que tuvo su clímax en el centro histórico. Los estudiantes de las escuelas próximas colman las inmediaciones. Desfila en caravana el mejor equipo del campeonato, a bordo de vehículos descapotables y acompañados por motoristas, autos, ómnibus…

En la bienvenida hay obreros, oficinistas, policías, vecinos, niños, ancianos… ¡Hasta los gatos se negaron a perderse el acontecimiento! Por todas partes brazos extendidos, miradas de admiración, aspavientos de alegría, exclamaciones de bienvenida... Por todas partes se aprecian teléfonos celulares grabando para la posteridad el emotivo momento...

Se trata de los titanes locales del diamante, la lomita, los jardines y el cajón de bateo. Ellos convirtieron en astillas los pronósticos de los escépticos.  Ignoro qué ocurrirá en Las Tuna si los Leñadores –como los bautizó el incombustible Danel Castro- resultan a la postre titulares. Estoy por creer que en ese instante la geografía territorial se verá sacudida por un súbito y violento movimiento telúrico, nacido, para dicha de los tuneros, en el fondo mismo de sus corazones.

El pueblo de Las Tunas recibió a sus titanes del diamante, la lomilla y el cajón de bateo. Foto: Yaciel Peña/ACN  

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Ellos convirtieron en astillas los pronósticos de los escépticos.Foto: Yaciel Peña/ACN  

 

 

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