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Escuela de estos tiempos

El preuniversitario Mayor General Calixto García, en la ciudad tunera de Puerto Padre, es un referente para los de su tipo en Cuba

Autor:

Juan Morales Agüero

PUERTO PADRE, Las Tunas.— En su reciente visita gubernamental a esta provincia, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, incluyó en su itinerario la visita a un centro educacional al que no se cansó de elogiar, tanto por el talento de sus estudiantes, como por la preparación de sus profesores: el preuniversitario Mayor General Calixto García. «Como esta deberían ser todas las escuelas de nuestro país», dijo el mandatario al hacer el resumen de su recorrido.

Impactada aún por el memorable suceso, Anadelia Pérez, su directora y fundadora, reseña para Juventud Rebelde las razones de sus buenos resultados. Para la también máster en Ciencias de la Educación, el «secreto» estriba en el rigor con el que se asume el trabajo colectivo, en el cabal cumplimiento de las tareas y en la connotación que se le otorga a cada detalle. 

«Nuestro preuniversitario tiene una matrícula de 527 alumnos en los tres grados de la enseñanza. Todos proceden de la parte urbana del municipio. Eso los favorece mucho, pues, además de la proximidad a sus hogares, les propicia un mejor y más rápido acceso a instituciones como bibliotecas o centros de información cuando una tarea así lo precise», dice.

La permuta de centro interno a centro urbano, que data de nueve períodos escolares atrás, trajo aparejados positivos saldos. Durante la etapa, el pre puertopadrense conquistó galardones en eventos de monitores y sociedades científicas, premios nacionales en certámenes de clases de Matemática y medallas diversas en concursos de diferentes asignaturas.

«En los fórum nos incluimos entre las escuelas más destacadas y distinguidas. En el evento Portus Patris, sobre historia local, presentamos una ponencia que clasificó para la convocatoria nacional. Nuestros estudiantes participan en tertulias literarias y en presentaciones de libros. Además, mantenemos magníficas relaciones con la Casa de Cultura, la Uneac, el Fuerte de la Loma y el Historiador de la Ciudad», agrega.

Información y comunicación

La escuela es un dechado de coherencia. Las aulas son amplias y frescas, y por doquier refulgen la limpieza y el orden. Camino por los pasillos y me admira el volumen de información insertado en los murales. Así, en la cartelera cultural, figura participar en el Festival Escaramujo, de la Brigada de instructores de Arte José Martí. El 14 de febrero, Día del amor y la amistad, lo festejaron con familiares y vecinos como invitados. Asimismo planificaron una velada para saludar el aniversario del reinicio de las guerras independentistas del siglo XIX.

En otro mural aparecen las efemérides del mes y los temas de carácter político-ideológico más significativos de la etapa. Un tercero ofrece información acerca de las carreras por las que pueden optar los de duodécimo grado, en qué provincias se estudian y sus respectivos perfiles laborales. Y un cuarto mural aporta todos los pormenores acerca del referendo constitucional que vivimos este 24 de febrero.

«Hay 55 de nuestros alumnos que estuvieron vinculados con la organización del referendo en calidad de colaboradores —precisa Anadelia—. Fueron distribuidos en 25 circunscripciones y son de gran ayuda para esclarecer por qué votar afirmativamente por la nueva Constitución es apostar por la continuidad de la Revolución, por un socialismo próspero y sostenible y por el derecho a estudiar, a trabajar y a una vida sana y segura».   

Me informa, además, que las organizaciones de la escuela no se andan por las ramas si de actuaciones se trata. La Federación de Estudiantes de Enseñanza Media genera constantemente iniciativas y entusiasmo entre sus miembros. Y la Unión de Jóvenes Comunistas, con sus 12 comités de base y 220 militantes, no solo se reúne; también debate temas en sus círculos de estudio y planifica acciones como visitas a lugares históricos, excursiones al campismo, bicicletadas por sitios relevantes y tertulias culturales.

La vinculación de los estudiantes del centro con la comunidad es algo que los caracteriza. Ellos suelen presentarse en la Casa de los abuelos de la ciudad para hacerles la vida más llevadera a estas personas de la tercera edad. Van y les leen poemas, les hablan de Martí, del Che, de Camilo, de Fidel… Algo parecido llevan a cabo en los círculos infantiles.

Presente para el futuro

La orientación vocacional y la formación profesional figuran entre las prioridades de esta institución. Sus directivos han establecido excelentes relaciones de trabajo con organismos y entidades del territorio, en aras de que colaboren con asesoramiento acerca de sus respectivos perfiles laborales.

La Directora del preuniversitario explica que aquí vienen profesionales de la Salud y conversan con los interesados en estudiar alguna de sus especialidades. «Los de Radio Libertad nos visitan para hablar de Periodismo. Igual ocurre con los temas de Pedagogía. Por cierto, ya 18 estudiantes tienen asignadas sus carreras en esta área. El curso pasado tuvimos 30 en el Colegio universitario, una opción de preotorgamiento de plazas.   

«Todos los estudiantes de duodécimo grado de este pre aspiran a matricular carreras universitarias en el venidero curso escolar. Es algo poco frecuente en instituciones de este tipo. El nuestro accede a muchas especialidades ofertadas por el plan de plazas que anualmente llega a la provincia» señala.

Acota que el trabajo político-ideológico es un pilar en el perfil del centro. Cada mañana los profesores reciben preparación sobre temas de actualidad nacional e internacional. Luego ellos los desarrollan en el aula en los diez minutos iniciales del primer turno de clase. Se dan, además, matutinos especiales, cuando un suceso así lo amerita, y sesiones de debates y reflexión en los que los estudiantes expresan sus puntos de vista. 

Una visita memorable

Estaba por llegar el mediodía cuando Díaz-Canel y su comitiva hicieron su entrada por la puerta principal de la escuela. «¡Nosotros no sabíamos que nos visitaría!», asegura con vehemencia la joven directiva cuando intento provocarla. Pero, como allí siempre están preparados, no fue difícil presentarle al visitante la mejor versión del instituto.

Al principio, todos sintieron allí la presión de su jerarquía. ¡Se trataba del Presidente de la República! Pero la naturalidad con la que los trató hizo que enseguida se relajaran. Así, caminó, conversó, preguntó… En un laboratorio de Informática con conexión a internet, un alumno lo invitó a una visita virtual por el Memorial Granma, a lo cual él accedió. El muchacho le mostró en la pantalla las características de la histórica nave.

«Estaba impartiendo mi clase de Matemática en un grupo de duodécimo grado cuando él entró al aula junto a la Ministra de Educación y otros de sus acompañantes. Yo estaba desarrollando en la pizarra un ejercicio sobre funciones, lo identificó y me preguntó detalles. Se lo expliqué algo impresionado y él quedó satisfecho. Eso constituyó un gran orgullo para mí», recuerda el profesor Héctor Camilo Igarza. 

Los estudiantes no se cohibieron ni un momento. Díaz-Canel les preguntó sobre lo que ocurre hoy en Venezuela y de lo que entrañan para ese hermano país las ambiciones imperiales, y ellos le respondieron con hondura. «¿Qué hacen los fines de semana?», indagó. «Estudiar, ahora todo el tiempo es poco si queremos matricular una carrera», le contestaron. Empero, admitieron su gusto por el rock, sentarse en el malecón, ver un partido de fútbol y escuchar su música preferida.

Para Gabriela Fernández, «conocerlo fue una experiencia que no olvidará jamás». A Rodolfo Góngora le pareció «una persona amiga de las redes sociales y capaz de hacer fácil cualquier conversación». A Alain Sánchez le impresionó «su manera profunda de argumentar respecto al significado de la nueva Constitución».

Ruth Labrada considera «un honor que fuera a nuestra aula y hasta nos hablara del tornado que azotó varios municipios de La Habana». Daniela Jomarrón dijo que «no es usual que el presidente de un país comparta con estudiantes». Y su tocaya Daniela Rodríguez conversó con él «sobre nuestro futuro y sobre el período crucial en el que nos encontramos».

Epílogo

«A pesar de que él nos hizo fácil la conversación, en el nerviosismo no atinamos a pedirle que nos firmara el libro de visitas —admite muerta de la risa Anadelia—. Tampoco a hacernos una foto todos juntos. Ni siquiera con los móviles de los estudiantes, porque estaban en clases. Hubiéramos conservado eso como tesoros para las nuevas generaciones. Porque un acontecimiento así no ocurre todos los días».

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