El curso escolar en Cuba nunca se detiene: en las llamadas vacaciones es común ver a muchos trabajando —tanto en la escuela como en los hogares— preparando condiciones para cuando llegue septiembre, y en ese empeño se comprenden desde actividades de mantenimiento de las instalaciones y otros medios escolares, hasta la compra y alistamiento de los uniformes.
El artículo La verdad de las bebidas deportivas, aparecido en una de las ediciones de julio de 2012 de la Revista Médica Británica (British Medical Journal), me llevó a dilucidar en sus líneas cuán cierto puede ser el mito que muchos han levantado en torno a los «milagrosos líquidos».
Será como usted ordene, Comandante. Será como usted pida, como usted quiera. Y aunque me consta que lo sabe por ir delante, abriendo senderos y caminos difíciles, desbrozando las malezas de esta selva terráquea globalizada por el egoísmo, a todos nos alegra confirmarle que la nueva guerrilla anda bien, va con usted.
No se puede hablar de la mayor parte de los políticos norteamericanos sin agregarle el apellido de mentirosos. La mentira, entre casi todos ellos, ha sido una constante.
El monumento a los héroes de la guerra por la independencia de Namibia, dirigida por la SWAPO (South West African People’s Organization) resulta, además de imponente, una obra maestra y arquitectónica para preservar la memoria y el valor de sus hijos caídos en las luchas contra el colonialismo alemán y contra el régimen del apartheid sudafricano.
Hace media semana se terminó de derrumbar lo poco quedaba en pie de la leyenda de Lance Armstrong. Y lo siento por todos sus admiradores —que no eran pocos—, porque seguro experimentan iguales sensaciones de decepción que las mías.
Hace media semana se terminó de derrumbar lo poco quedaba en pie de la leyenda de Lance Armstrong. Y lo siento por todos sus admiradores —que no eran pocos—, porque seguro experimentan iguales sensaciones de decepción que las mías.
Quizá entre las frases más populares del campo cubano está la que da título al presente comentario. Asegurar que alguien o algo se encuentra como «el palo en cañada», equivale a graficar enseguida la idea de lo inoportuno, del obstáculo, de aquello que no permite que la vida fluya de manera normal, desatando un sinnúmero de molestias.
Que de mis recuerdos sí quiero yo hablar, por si reviven ciertos fantasmas. En los años escolares y después ya en el ejercicio laboral… siempre hubo alguien con cargos en la organización estudiantil, sindical o política, y una libretica reveladora, para apuntar quién participaba o no en las actividades «programadas»: trabajos voluntarios, actos conmemorativos, reuniones…
Dicen que el distraído animal, al igual que los demás hermanos de su grupo, pasaba todos los días por aquel pozo sin brocal, pero se las ingeniaba de tal manera que, aunque el hoyo estaba desprovisto de tapa, sorteaba el peligro de caerse. Se iba por aquí, por allá, colándose con una calma fenomenal entre las piedras, la yerba fresca y los pantanos.