Amanece en La Habana y es 17 de noviembre de 2005. Los periódicos, la radio y la televisión cubanas anuncian desde la madrugada el acontecimiento más esperado en aquellos tiempos por los estudiantes del Alma Máter: Fidel hablará a las seis de la tarde en el Aula Magna.
En noviembre de 2005, me desempeñaba como presidente de la FEU de la Universidad de La Habana, quizá el reto más grande y a la vez formador que he tenido en mi vida. Se acercaba el 17 noviembre, Día Internacional del Estudiante. Conocíamos que se produciría un acontecimiento muy esperado, la visita de Fidel a la Universidad, pospuesta desde el mes de septiembre. También queríamos celebrar con el líder histórico de la Revolución el aniversario 60 de su ingreso a la Colina universitaria.
Hace 14 años el admirable dúo Buena Fe lanzó esa canción del «renacuajo azul» y «las chismosas calandracas», cuyo estribillo alude a una zanja que «no está en el mapa de la ciudad».
Fabio, las esperanzas cortesanas
Prisiones son do el ambicioso muere
Y donde al más astuto nacen canas.
Andrés Fernández de Andrada
Así rezan los primeros versos de la Epístola moral a Fabio, uno de los clásicos de la literatura española recog...
Como las resacas de menta, como las reuniones estériles y prolongaaaaadas, o como una cola de papa a 39 grados Celsius. Así de horrible es la wifi del día después, sobre todo si tienes a una niña de cuatro años al lado y al otro lado (del mundo) a su padre.
De salida de su bodega, la buena mujer con la que me tropecé, y cuyo aspecto denotaba un origen humilde, rezongaba lo bastante audible, mientras miraba desconfiada la magra cuota de aceite contenida en una botella como para captar del soliloquio la determinación de someter a pesaje lo que le habían despachado, sospechando que le fuera birlado lo que le correspondía adquirir por poco que tocara. Después le escuché preguntar con voz más alta: ¿quién nos defiende?
Reza la máxima que los jóvenes se parecen más a su tiempo que a sus padres. Nuestros padres son aquellos que con impulso aplastante construyeron, bajo la égida de los principales líderes, la sociedad más justa del mundo; pero, ¿quiénes somos los jóvenes de hoy?, y más importante aún, ¿qué papel jugamos en las nuevas condiciones en que se desarrolla el proceso de construcción del socialismo en nuestro país?
Hay una idea errónea, y tomada bastante a la ligera, que identifica socialismo con miseria, con apagones, frente a altos estándares de vida de algunos países capitalistas. No solo se torna una caricaturesca victoria del «capitalismo» sobre el «socialismo» —entre esquemáticas aproximaciones cotidianas o teóricas a las particularidades de uno y otro—, sino que comporta en el fondo el resultado analítico de un sujeto creado sin capacidad crítica.
Las gotas de agua van llenando la que fue una latica de refresco. Puede tomarse. Es destilada por el aire acondicionado, desde donde caen hasta la acera de una avenida de Luanda. Es mayo de 1991. La guerra ha terminado y los últimos soldados cubanos en Angola están a punto de regresar a la Patria.
Ya sus manitos no caben dentro de las mías, ni corre como un loco bajito por toda la casa sobre su velocípedo. Tampoco se ensimisma mirando los muñe de Pluto y la pelota pequeña que atormentaba mi oído chocando en las paredes ya a él se le olvidó.