Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Opinión

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Así de sencillo: se acabó. Me refiero al tiempo de tirarme al suelo con ellas a retozar y a hacernos cosquillas; a copiar en un documento Word sus frases más simpáticas e ingeniosas; a grabarles videos en los que hacían de payasitas de circo, presentadoras de televisión, reporteras de calle o improvisadoras de marionetas; a tomarlas de la mano cuando salíamos a pasear al parque o al teatro guiñol; a llevarlas y traerlas de la escuela mientras conversábamos de lo humano y lo divino; a disfrutar juntos de las peripecias rimadas de Chamaquili en los libros de Alexis Díaz Pimienta; a tararearles con su aprobación las canciones que a mí siempre me gustaron; a localizarles animados infantiles para que los disfrutaran luego en la pantalla de la computadora; a inventarles cuentos fantásticos que ellas escuchaban aleladas antes de dormir; a «regañarlas» cuando me malgastaban las hojas o me extraviaban las tijeras; a intentar responderles las preguntas más difíciles, como «¿Por qué la leche es blanca?» y «¿Por qué las mariposas no vuelan derecho?»; a someterme a las «clases» que, imitando a sus maestras, me impartían ellas con las persianas como pizarra y con regaños incluidos si yo no mostraba aplicación... Simplemente, se acabó. Ahora Sofía tiene casi 13 años y recién acaba de vencer el séptimo grado. Beatriz, por su parte, cumplió 11 y culminó el quinto. Ahora las dos me dicen infantil —¡a mí infantil!— si intento jugar con ellas a la manera de otrora; y me critican si anoto alguna de sus frases para leérselas a la gente; y se resisten a que les haga videos, aunque sean sobre temas serios; y se niegan a darme la mano cuando salimos a pasear o a visitar a los amigos; y se empeñan en regresar solas de la escuela donde estudian; y me dicen que me retire cuando me acerco al grupo donde conversan bajito con sus amiguitas; y me tildan de «cheo» cuando les digo que tal canción o tal cantante me agrada; y no soportan los animados infantiles que antes les fascinaban; y ya no me piden leerles cuentos del libro de Hans Christian Andersen; y me dicen «Ay, papi, no entiendes nada» cuando les pido que me expliquen algo por segunda vez; y me exigen que no las llame delante de sus compañeritos por los apelativos cariñosos por los que siempre las llamé; y se enojan si las mando a bañar en la parte de la piscina destinada a las niñas y los niños... Definitivamente, se acabó. Mis hijas crecieron y yo apenas me di cuenta. Siento nostalgia por aquellas chiquitinas traviesas, juguetonas, fantasiosas y risueñas junto a las cuales pasé tantos momentos inmensamente felices. Y, aunque para mí fueron, son y serán siempre las mismas, lo real es que ahora son diferentes. Sí, el reloj del tiempo es inexorable. Y yo, abrumado por los cambios, trato de adaptarme al curso de sus manecillas.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

El algodón corría veloz por sus dedos antes de que la acetona se evaporara. «¡Apúrense!, la visita está al llegar», les decía aquel muchacho, y ellas, nerviosas, querían quitar la pintura de sus uñas y cortarlas, y además tener tiempo para arreglarse el uniforme, quitarse los anillos y las cadenas, y apagar la música que desde un teléfono móvil invitaba al baile.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

«Mamá, ¿cómo es que tú, que eres una mujer tan bonita, te has casado con un hombre tan flaco y tan feo?», preguntó el pequeño Raúl Roa Kourí.

Sábado 23 septiembre 2017 | 03:42:38 am.

La certificación alcanzada por Cuba en 2015 como primer país del mundo en eliminar la transmisión de madre a hijo del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) —junto con la sífilis—, representó un aliento para otras naciones en aras de lograr igual conquista.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Una vez terminado el concilio de vecinos y después de meditar un poco, se llegó a la conclusión de que una de las propuestas resultaba algo interesante, en verdad. Voy a conseguirme, entonces, una flecha de disparar taquitos o una pistolita de agua (para llenarla con otra cosa); y en uso de las facultades conferidas por el derecho a la legítima defensa, usaremos ambos artefactos para intentar callar esos gritos, que dicen ser pregones y tuercen la vida y el sueño los sábados y domingos, justo a la santa hora de las 6:00 de la mañana.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

La política se apuntala en el diseño estratégico orientado al dominio o a la emancipación y en el empleo de tácticas ajustadas a las demandas de cada coyuntura. En el siglo XIX, a poco de su nacimiento, Estados Unidos disponían de un inmenso territorio virgen. Desarrollaron entonces  su etapa de colonización y conquista, en un proceso de rápida acumulación de riqueza. En ese contexto, se sembró la imagen del cowboy, el héroe depredador que utilizaba el gatillo sin miramientos. En ese período, fue escasa la participación del país en la arena internacional, aunque se configuraba ya el proyecto expansionista hacia el sur, en los territorios que habían alcanzado su independencia de España y Portugal. Para Cuba, se enunciaba la expectativa de la fruta madura.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

Soy un mambí incómodo. Insurrecto. Siempre irredento. Los que me quieren mucho, los que me quieren menos, los que me aborrecen y hasta los que no confían en mí, saben que acierto y yerro, siempre por convicción y no por compulsión. Es lo que hace que a diario ponga la cabeza en la almohada sin arrugas internas.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

A sus dichosos 80 años un infarto negligente y demoledor ha puesto fin a la vida de mi abuela. Ninguno de sus descendientes alcanzó a intuirlo, pero a juzgar por las señales que nos arroja su conducta en las horas previas, más que presentimiento, Enma Fernández Arner tuvo la certeza de que moriría. Ante mis ojos, tan dramática coyuntura no es más que otra prueba de su proverbial lucidez, de esa luz larga que es patrimonio de unos pocos elegidos.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

De los males humanos que lastran la plenitud de nuestra especie y nos ponen muy lejos de ser todo lo racionales que aseguramos ser, asigno una gran cuota de responsabilidad al egoísmo, considerado por Martí como «el mal del mundo». Su arraigo y proliferación suele exacerbarse en tiempos de carencias y momentos difíciles, justamente cuando más se necesita su inexistencia.

Miércoles 31 diciembre 1969 | 07:00:00 pm.

De los males humanos que lastran la plenitud de nuestra especie y nos ponen muy lejos de ser todo lo racionales que aseguramos ser, asigno una gran cuota de responsabilidad al egoísmo, considerado por Martí como «el mal del mundo». Su arraigo y proliferación suele exacerbarse en tiempos de carencias y momentos difíciles, justamente cuando más se necesita su inexistencia.