Lo perfecto sería que pediatras y padres evalúen juntos a sus recién nacidos, se introduzcan en los misterios de su fisiología y conversen sobre lo que puede o no constituir un peligro para su desarrollo
Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente.
Confucio
Cada bebé que nace es una promesa, y también un desafío en materia de salud física y espiritual para el personal médico que trabaja en las comunidades, pero sobre todo para la familia, pues no puede negarse la cuota de responsabilidad que siempre queda en casa.
Por eso lo perfecto sería que pediatras y padres evalúen juntos a sus recién nacidos, se introduzcan en los misterios de su fisiología y conversen sobre lo que puede o no constituir un peligro para su desarrollo.
¿En qué hogar no se sueña un futuro mejor? Pues en nombre de la porción de esa dicha que también aporta una buena sexualidad, lo más lógico es no esperar a la pubertad para cuidar del cuerpo sexuado de nuestros hijos e hijas y propiciar con ellos el diálogo sobre su higiene y protección permanentes.
No basta con vigilar el peso y la talla para saber si un bebé crecerá sano. El examen frecuente aclara dudas sobre ciertas irregularidades no perniciosas que a veces sorprenden y también alertan sobre otras señales que suelen pasar inadvertidas ante los ojos inexpertos de mamá o papá.
Por ejemplo, algunos recién nacidos tienen mamas aumentadas de volumen y hasta pueden segregar leche. Este fenómeno se conoce como crisis genital y responde al paso de hormonas maternas a través de la placenta. En las niñas puede incluso inducir secreción sanguínea desde la vagina. Casi siempre desaparece espontáneamente, pero es bueno no fallar en las visitas especializadas al consultorio.
El examen de los genitales externos es insoslayable. No es inmoral ni tiene por qué ser invasivo o molesto para la criatura. En el caso de las niñas es importante chequear la abertura de la vagina (entre otras cosas para evitar luego disgustos por ignorancia, pues algunas nacen con el himen perforado) y comprobar que los labios mayores de la vulva cubran totalmente los menores, algo que puede demorar si el parto tuvo lugar antes de las 36 semanas de gestación.
Es importante insistir en que las niñas pequeñitas no deben sumergirse en agua por mucho calor que haya. El agua debe caerles siempre de arriba hacia abajo porque al revés puede arrastrar bacterias fecales hacia la vagina o la uretra. También por eso no es bueno abusar del jabón a ninguna edad, para no alterar el equilibrio microbiano: no es más feliz una niña cuando huele muy bien pero sufre de irritación genital, infección renal frecuente, o de una vulvovaginitis que puede llegar a comprometer su futuro reproductivo.
Cuando se trata de varones es importante revisar si ambos testículos están en las bolsas escrotales y cuál es el estado general del pene para decantar malformaciones de la uretra o el glande. En cuanto al prepucio, en la comunidad médica internacional se mantiene aún la polémica sobre su manipulación y bajo qué condiciones.
La tendencia tradicional que aún defienden muchos especialistas cubanos es ejercitarlo durante el baño e intentar dilatarlo a partir de la primera vacuna (entre los dos y los seis meses de nacido) hasta lograr exponer el glande. Los argumentos a favor de esta práctica es que así se elimina el cebo o esmegma creado alrededor del glande por las células que mueren durante el desarrollo, en las cuales se pueden esconder microorganismos infecciosos.
Sin embargo, la escuela moderna, liderada por la Academia Americana de Pediatría, considera que los procesos naturales no deben forzarse. El tejido del glande y el prepucio pueden nacer fusionados e independizarse gradualmente hasta alcanzar su separación completa antes de la pubertad. Cada niño tiene su propio ritmo y se sugiere respetarlo.
Una vez libre, el prepucio se puede retraer ocasionalmente para limpiar ese esmegma con agua y jabón, pero no tiene que ser todos los días ni se precisan palitos de algodón ni antibióticos, aclara la citada Academia.
Si se fuerza antes de que esté libre se corre el riesgo de lastimarlo, estima la pediatra holguinera Juana Martinola. Este proceder ocasiona dolor, sangramiento y tal vez nuevas adherencias que pueden dejar atrapado al glande en una fimosis (lo que nuestras abuelas llamaban caballero oculto) o una parafimosis (cuando el glande queda expuesto y el prepucio no puede regresar a su posición). En ambos casos se impone solución quirúrgica.
Una vez más lo sabio sería descubrir la respuesta en el cuerpo único de cada bebé, propiciar un diálogo inteligente con su pediatra de cabecera y no improvisar en casa según lo sugerido alguna vez por fulanito o menganito. Se reportan casos de jóvenes que nunca lograron una vida sexual plena debido a los «experimentos» caseros alrededor de sus genitales.
La próxima semana hablaremos sobre los traumas psicológicos que genera un mal manejo del bebé, las reacciones infantiles ante las diferencias de sexo, la manipulación de los genitales en la temprana edad y la conducta familiar ante estas situaciones cotidianas.
¡Qué buena charla tuvimos con adolescentes y profes del preuniversitario Jesús Menéndez, recién estrenado este curso en la ciudad de Holguín! Hablamos de tentaciones y responsabilidad, de su sed de reconocimiento individual y de cuánto deben crecer para dejar de soñar con modelos de revistas y construir el ser humano que desean para sí mismos y para sus parejas. En otra ocasión les contaré de Santiago de Cuba: ¡Cuánto se aprende entre jóvenes!
La próxima semana reiniciamos la peña en la Universidad de La Habana. Nos veremos el miércoles en el Patio de los Laureles (Facultad de Matemática y Computación), a partir de las 4:30 p.m. El tema será el erotismo en toda su diversidad, y tendremos invitados muy especiales.
¿Han oído aquello de que el periodista publica sus despistes mientras otros los entierran? Pues debo aclarar que el ortopédico que colaboró en la realización de la página pasada no se apellida Salas: Su nombre es Ulises Sosa Salinas, y es de Camagüey. Mil disculpas.
Vicente, vicentc@geominera.co.cu, colaboró con Sexo Sentido siendo estudiante. Hoy le damos la bienvenida a Encuentros, y también a ivis@mtz.inv.cu.; Yulieth, sadsuc328@banmet.cu; raime@dppf.perla.inf.cu; bleidys@enfrigo.unal.cu; Frank, frangel-delatorre@fh.uho.edu.cu; Adita, adislaidi@ipilt.rimed.cu; y Yandi, ygserradet10@est.ucp.pr.rimed.cu, un entusiasta del Club Amigos del Futuro, en Pinar del Río.