Golden State Fence, una empresa de California que construyó, entre la colina Otay hasta el cruce de San Diego, más de un kilómetro del muro fronterizo de cuatro metros y medio de alto, como parte del intento de frenar la inmigración ilegal desde el sur de este continente hacia Estados unidos, fue atrapada in fraganti por contratar a indocumentados. Los inspectores encontraron a 49 ilegales entre sus obreros.
La agricultura tendrá que ponerse de moda. Porque, evidentemente, no está en los primeros niveles del cúmulo de temas que atañen al país; pocos quieren vestirse de campo. Me fijo en lo medios de difusión: el agro parece, en páginas y pantallas, una golondrina que, por supuesto, no hace el verano.
Israelíes del Movimiento Paz ahora llamaron a apoyar la propuesta árabe. Foto: AFP
Correa saludó a la movilización pro Constituyente. Foto: AP
Nancy Pelosi, la demócrata que ahora preside la Cámara de Representantes, le recomendó de inmediato: «Respire hondo»... «Cálmese. Hay un nuevo Congreso en el pueblo. Nosotros respetamos su papel constitucional; respete el nuestro. La guerra debe termina. El pueblo estadounidense perdió la confianza».
Estados Unidos genera la cuarta parte de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2), pero durante años se ha negado a firmar el Protocolo de Kyoto, una herramienta internacional creada en diciembre de 1997, en Japón, para reducir las emisiones de ese y otros cinco gases contaminantes, principales responsables del calentamiento global o «efecto invernadero».
Las primeras luces de la lluviosa mañana holguinera, trajeron la noticia: «desapareció un grande de la música cubana». Y acaso, después de 30 días de combate médico contra la enfermedad que le aquejaba, y las indagaciones sobre su estado de salud, lo más impresionante ha sido palpar cómo sus pegajosas melodías no han cesado de escucharse por doquier, en boca lo mismo de un anciano que de un niño.
Cuentan que paseaba por La Habana Vieja y lo llevaron ante la ceiba que marca el lugar donde se constituyó oficialmente la villa de San Cristóbal de La Habana. Siguió el rito de todo viajero que llega hasta El Templete, frente a la Plaza de Armas. Con su eterna bolsa de tela colgada al hombro y sosteniéndose del tronco del árbol para no caerse porque ve con dificultad, Piero Gleijeses dio tres vueltas alrededor del árbol mientras pedía un único y repetido deseo en su español italianizado: «Yo quiero documentos. Yo quiero documentos...». Tres horas después, llamó feliz al amigo que tuvo la idea de presentarle a la ceiba: su ruego había tenido éxito.
Casi muero aplastado por una guagua. Perdón, quise decir: «en» una guagua. De un frenazo abrupto, el chofer había logrado que los pasajeros que viajábamos cerca de la puerta de salida, cayéramos en fraternal «pilita», como en mis días de infancia.
16 de marzo de 2007. A las 6:45 de la mañana todavía está oscuro frente al Malecón. Las olas rompen contra el muro y solo otras dos personas caminan apuradas, en dirección contraria, quizá para llegar las primeras a su trabajo.