Pronto sabré que quizá no debía haberme preocupado por ella. Que se llama Margarita, tiene muchos hijos y una casa donde vivir. Que la policía la conoce y la llevará hasta allá sin ningún contratiempo. Que volverá a despertar en su cama… sola. Que tal vez vuelva a perderse. Sí. Puede que deba inquietarme.
Nací cuando los 80 iban en declive. Casi tuve que cargar el ataúd de una década que cambió de repente. Pero no recuerdo nada, era demasiado pequeña. No viví aquellos años donde la Bohemia inundó las calles, ni el nacimiento de la trova, ni las modas exuberantes, ni tantos otros eventos en ámbitos como el literario. Lo sufro. Me doy cuenta y lo sufro.
Como esas viejecillas inolvidables que uno a veces acerca y acaba amansando cálidamente sin que la sangre que nos corre sea la misma, desde hace algunos años, por cuenta de las afables historias y los zurcidos complacientes de una tía-abuela política que me lleva con especial cariño, he conocido a Carmen.
Fueron precisamente Julio Antonio Mella y quienes asumieron el ideal socialista y antiimperialista los que nos ayudaron a rescatar las ideas martianas que habían sido escamoteadas o mutiladas en el período inicial de la república neocolonial. Es justamente la tradición política y filosófica de nuestro país la que internacionalmente puede y debe ayudar a rescatar las ideas del socialismo y a fortalecerlas en lo nacional. Y lo podemos hacer a partir del legado ético de la cultura cubana, pero, para ello, es necesario asumir la tradición socialista universal del siglo XX sometiéndola al análisis crítico.
Mi amigo, el periodista cubano Luis Báez, publicó un tiempo atrás un libro que tituló Secretos de generales, en el que una serie de generales cubanos cuentan parte de sus historias personales. Le he robado en parte el título del mismo para este comentario.
El jardinero Norichika Aoki, integrante de los equipos japoneses que se han coronado en las dos ediciones del Clásico Mundial de Béisbol efectuadas hasta el momento, anunció a mediados de semana que no integrará la escuadra «Samurai» en la tercera versión del torneo.
En una de esas conversaciones que tienen el sabor de lo eterno, un amigo de la adolescencia me preguntaba si valía la pena ver el filme cubano Penumbras (inspirado en Penumbra en el noveno cuarto, del dramaturgo, y también amigo, Amado del Pino).
Como todo proceso dinámico, la Revolución Cubana evoluciona, perfecciona sus caminos con curvas; todo buen destino no conforma, en la mayoría de las veces, un sendero recto.
Una noticia nos llega a través de diferentes medios informativos con un matiz de extrema preocupación: en la vecina Jamaica el «síndrome del blanqueo» está haciendo estragos entre los jóvenes negros, especialmente los adolescentes.
El legendario Camagüey, con cerca de medio siglo de vida, comunica, imperceptiblemente, desde su tesoro colonial. Esta villa dormida en el tiempo, ni lejana ni ausente, tiene anécdotas remotas, que generaciones de abuelos no olvidaron.